Un espacio de viajes entre la música y palabras

Es que una vez más la música es la responsable

domingo, 24 de julio de 2011

Pateando Donostia

El día despertó temprano, siete y poco, tapado como niña del opus en la playa, pero despertó bien, la cabeza bien acondicionada y los dedos dispuestos, mientras Carlos dormía entre sus ronquidos habituales, con añadido de unos itermitentes despertares que mantenían una constante letanía: un ojo abierto y un farfullado: Todo bien?, sí Carlos todo bien.
Unas horillas por delante antes de la música, siempre la música, y cuando la mañana se puso a tiro la diseñamos consensuadamente, a saber, un viaje al súper por wolls para el tiempo de pensión y una vuelta por el puerto para llegar a la hora de la comida de forma suave, todo suave. Acabé de poner las fotos en el blog y nos pusimos en marcha, andares de charla, andares de ojos sedientos, andares de turisteo alegre.
Un rato de casco viejo, pasamos por la plaza de la constitución y nos paramos a averiguar el motivo de que todos los balcones que dan a la plaza estén numerados, resulta que en el diecinueve hacían encierros y los balcones eran los palcos para contemplar la fiesta, nos gusta la explicación y seguimos paseo.
La preciosa arcada de la entrada de la Biblioteca municipal en la "consti"

Aquí ya sabíamos el motivo de los números, la Plaza de la Constitución aún no ha cogido todo el ambiente pero ya estaban las terrazas nutridas

En el puerto nos paramos a admirar un espectacular Packard que espera a los novios y charlamos un poco con su feliz propietario (la cara de satisfacción al ver nuestra actitud reverencial es notoria), comentamos algunas características del coche, un ocho cilindros en línea que consume más que un pamplonica en sanfermines y aprovechamos para solventar una duda que planteó Carlos en los días previos al viaje: Es Donosti? Donostia? Ambas?. El tipo nos aclara que el nombre es Donostia y que Donosti es una forma local de referirse, es del habla. A partir de ahora escribiré Donostia.
Por la tontería de que no se viera el horrendo ramo tapo casi todo el Packard (estos fotógrafos aficionados...)

Seguimos paseo hasta el puerto, seguimos más allá del Aquarium, le cuento a Carlos la visita que María, Carla, Marcel y yo hace ya unos añitos, y nos llegamos hasta la escultura de Oteiza, la réplica de la "Construcción vacía" que comparte entrada con el peine del viento al otro lado de la bahía que forma la concha.
No tien la magia del peine pero es una muy buena excusa para dar un hermoso paseo

Pasamos por delante del ayuntamiento, Tengo que hacer una foto!!!! Txapela no sólo retiró la foto del rey cuando tomó posesión del cargo (de esto la prensa nacional hizo todo el ruido que pudo), también ha colgado la pancarta que se ve en la foto y ha mantenido la bandera española que tantos quebraderos de cabeza le produjo a Odón, a ver si va a ser mejor de lo que parecía este alcalde.
El testimonio gráfico de lo narrado, ahí están el cartel y la bandera.

Después del paseo la misión era sencilla, encontrar un lugar para hacer una comida que tuviera la etiqueta de "comida de olla", hemos pasado por decenas de locales con menús y algunos nos han tentado, pero la elección ha estado clara cuando andábamos la calle Fermín Calbetón, en pleno casco viejo, nos topamos con Casa Tiburcio y nuestras dudas se han esfumado, el lugar era este y no hay más que hablar. Preguntamos si hay que reservar y el amable donostiarra de la puerta, que fuma como todos los que fumamos en jornada laboral, en la puerta y gracias, nos deja claro que para la una no tien sentido reservar, nos presentamos y punto; como son las doce resolvemos en hacer la compra del súper, unas wolls y poca cosa más, llevarlas a la pensión y volvernos sobre esa hora. A la una y cinco entramos en lo de Tiburcio y el comedor es sólo para nosotros, tres damas a nuestro servicio (dos huríes magrebís y una lugareña que no acepta salir fotografiada) y un menú que no ofrece demasiadas dudas, hay pochas para mí (la duda frente a los langostinos me la resuelve de un plumazo mi camarera favorita: los langostinos son, bueno ya sabes, langostinos, pero las potxas están muy buenas) y una lubinita a la plancha de segundo.
Qué bien que estuvimos atendidos!!!!

Esperando que las potxas estuvieran a una temperatura asumible

Detalle de la bonita claraboya con Carlos en primer plano intentando hacer como si nada :)

Carlos lo tiene claro, pastel de pescado y un rape al no sé qué, tan claro lo tiene que cuando nos toman el pedido pide el el pastel y una ventresca de atún (qué constante es mi niño!), regado con un blanquito de Rueda bien fresquito y las sonrisas de las camareras (ver foto), lo único que no acaba de salir perfecto es el Rueda, se acaba en el primer plato y nos obliga a pedir recambio. Hemos comido de puta madre, tanto es el nivel que me he comido las pochas con cuchara (si María, así es, yo también estoy sorprendido), charlo con la Cheff y le insisto sobre la necesidad de hacer saber al cocinero nuestro agradecimiento más absoluto, la mujer se emociona al confesarme que el tipo es su hijo.... No nos besamos emocionados porque ambos tenemos una edad que conoce de la crudeza de la memoria y no queremos recordarnos así. A todo esto ya son casi las tres (el comedor solitario que nos acogió está abarrotado y seguro que los del Tiburcio nos agradecen que despejemos la mesa) y nos volvemos a la suite para hacer un siestín y prepararnos para lo que nos viene. En el camino (cinco minutos como mucho, estamos a esa distancia de todo!!!) Carlos me comenta que se ha aliviado cuando ha ido observando que la mayoría de los comensales iban también de menú, es que al entrar nos han plantado dos cartas en la mesa en las que no constaba el menú por ningú lado y nos hemos sentido un poco pobretones al tener que pedirlo, con la constatación de que eramos la normalidad se ha sentido mejor (cosas de mi colega).
Siempre pensando en ti lo tienes!!!

Y en una de tantas veces que pasamos por esta calle y cuando yo me pregunto que merecerá ser recordado de esa fecha, Carlos lo tiene clasrísimo, el cumpleaños de su María!!! (mister google me aclara que es en conmemoración de un incendio que arrasó la ciudad en 1813, todo gira alrededor del fuego...)

1 comentario:

  1. Así me gusta Carlos, que otra cosa podría conmemorar la placa.
    Respecto al señor "yo no como con cuchara" se han acabado los tenedores en casa para todo lo no estrictamente sólido, vaya... que si en Casa Tiburcio lo han conseguido Casa María no debería ser menos. Esté sábado tocan lentejas, y por supuesto os esperamos Pizzinis.
    Un beso para todos.

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