Un espacio de viajes entre la música y palabras

Es que una vez más la música es la responsable

lunes, 22 de agosto de 2011

Tocan instrumentos de verdad !!

Esta afirmación, tan sosa como previsible cuando se refiere a un disco de música, me fue espetada, en un tono que equilibraba admiración y sorpresa por igual, por un dependiente entusiasta del FNAC. Sostenía en la mano un CD doble que me estaba recomendando hacía unos minutos, mi determinación ya estaba tomada hacía rato pero a ambos nos encantaba hablar de música, de sonidos, de colaboraciones entre artistas y de algunas cosas así. Yo ya tenía un par más de discos que pensaba llevarme y y se acercaba el tiempo de
Estos son instrumentos de verdad en el mundo del Rock
reincorporarme al trabajo, en aquella época las compras de mediodía en el FNAC constituían una actividad recurrente con una periodicidad, como mínimo, semanal. La frase me dejó perplejo, y él, advirtiendo mi cara asombrada, la repitió con algo más de entusiasmo, giró el CD y señalándome los tracks del segundo cedé me indicó que el par de DJ que firmaban la obra habían incluido instrumentos musicales sin samplear en la grabación de esos temas. Ahhh, ok, pues nada si es tan bueno, y además tiene instrumentos me lo llevo fijo. Ya me dirás que te ha encantado, seguro, hasta la vista.
Nuestra relación se remontaba a un par de años antes y se inició por una circunstancia que desaparecería unos pocos meses después del día de la frase en cuestión. Estaba, como tantísimas veces al lo largo de mi vida, hojeando discos, en ese caso en la sección de Nuevas tendencias del FNAC, inmerso en el caudal de promesas que contenían, deleitándome con las carátulas, con los créditos, buscando elementos conocidos en los discos que me "obligaran" a adquirirlo con algunas garantías, la sensación de una primera escucha decepcionante es muy frustrante y uno intenta evitarla a toda costa. El dependiente de marras, Xavier para más señas, era el encargado de la sección y yo ya lo tenía bastante visto, su turno de mañana alcanzaba hasta las horas del mediodía habituales para mis compras, el FNAC no contrataba dependientes para sus diferentes secciones de música (o no lo hacía, en la actualidad del streaming y las descargas ya no soy tan experto del establecimiento pero los metros cuadrados que la tienda dedica a la música menguan a ojos vista), incorporaba especialistas de los diferentes géneros, al tipo de Rock no podías preguntarle por un disco de Serrat sin que te mirase un tanto altivo antes de señalarte a su compañero (seguro que muy buena persona pero adorador de un altar equivocado) que llevaba la sección de música española.
El disco del inicio de una buena relación
El día en cuestión tenía en las manos un CD de Massive Attack, No protection, el disco, a pesar de estar editado tres años antes (estamos en 1998), me era desconocido y el título me remitía a una obra maestra del 95 llamada Protection, los títulos del que estaba leyendo eran los mismos que de aquel y supongo que mi expresión revelaba las dudas que me generaba todo aquello, Xavier me dijo, sin presentación ni preámbulo de ningún tipo, Es buenísimo, las remezclas son incluso mejores que las originales!, yo le contesté, en mi estilo habitual, Seguro que no, dudo que se pueda hacer un disco mejor que el Protection (yo tenía razón) y ahí empezó nuestra fructífera relación.
El me ofreció la posibilidad de que me lo llevara y que en el caso imposible de que no me quedara abducido por las excelsas remezclas lo devolviera sin problemas. Para un compulsivo adquiriente de música como yo no se necesitaban más argumentos, el disco era bueno y no lo devolví, pero fui al día siguiente a decirle que de mejor nada de nada. A partir de ahí las charlas previas a la adquisición de música de esa sección fueron una constante feliz de mis mediodías, durante ese tiempo me quedé con un montón y devolví unos poquitos, amplié el campo de compras-devoluciones a la sección de Clásica, si bien en esta casi siempre he ido a tiro más seguro ya que la rabiosa novedad y salida de discos es mucho más pausada. Allí el encargado era Toni (Verdad Mimaría?) pero eso es merecedor de otro post y ya llegará algún día.
El "prodigioso disco que contenía instrumentos originales" en su segundo cedé era el Two pages de los 4hero y es el McGuffin de esta entrada (Hitchcock le llamaba McGuffin al elemento anecdótico que desencadenaba la trama en sus películas, pero que, en realidad, no tenía demasiada importancia. El término proviene de un antiguo chiste del Music-hall que al maestro le gustaba recordar: Son dos tipos que viajan en tren (Hitch y los trenes), y uno le dice a otro "Y eso que tienes ahí?", "Ah, un McGuffin", cara de asombro frente a cara de palo, "Un McGuffin, Y eso qué es?", "Bueno, sirve para cazar leones en los Adirondacks" responde con cara de complicidad. "Pero si en los Adirondacks no hay leones!!!". Y sin cortarse ni un momento y de forma tranquila, cerrando el tema "Ah entonces lo de ahí no es un McGuffin". Risas y seguimos sin saber lo qué es un McGuffin, lamento la extensión del paréntesis pero adoro citar Hitchcock y contar la historieta).
Uno de los papás de la música electrónica, el Roland!!!
La entrada no tiene más objeto que homenajear, y de paso repasar un poco, a una manera de hacer música que pertenece a las dos décadas que cabalgan los siglos XX y XXI. Ni que decir tiene que es un post sin afán científico, es mi visión, no especialista y limitada por el desconocimiento que todo diletante que se precie mantiene sobre cualquier cosa.
La primera dificultad para adentrar en ese mundo es hallar el modo de denominar este género, como ya hemos visto no podemos calificarla como música sin instrumentos, en muchos de ellos los hay y en otros no, no sirve ni para aproximarse. La etiqueta más genérica que la define es la de música electrónica, es decir, aquella música en la que el peso de la instrumentación o arreglos tiene un ámbito electrónico mayor que el acústico o instrumental. En ese campo incluiré al Breakbeat, Drum and bass, Post Techno, Chill Out, Trip Hop, Dub, Downtempo, Indietronica y unos cuantos más. El desconcierto apelativo es extraordinario ya que las etiquetas provienen las más de las veces de propuestas del marketing musical para hacer descollar artistas en el tupido mercado discográfico y no poseen demasiado rigor, o sea que vamos al tema pensando en que voy a hablar de la música que se gestaba en las dos décadas anteriores con el marchambre de sonido electrónico en su alma.
Esta música tiene una presencia de un 10% en mi discografía y no es un peso desdeñable, por razones obvias no puedo decir que me ha acompañado toda mi vida (jeje) pero desde su nacimiento y evolución ha sido una muy buena compañera.
LOS ORÍGENES
Robert Fripp. Había alguna duda?. El mayor referente de la música electrónica, huesped habitual de mis entradas y de mi vida. A mis doce años edita su segundo disco y primero que  conozco: In the court of the crimson king, en ese trabajo ya suena su guitarra sintetizada, y se abre con  una de las mejores canciones de toda su carrera (sigue interpretándola en la actualidad sin que ello signifique que su creatividad declina) 21st century Schizoid Man, el sonido del huracán aullando. No me voy a extender más en él porque pisaría otro u otros posts que vendrán en su día, es el tipo que abrió mis oídos al sonido de la música electrónica y por eso está el primero.
Kraftwerk. El primer grupo que conocí que no incluía una guitarra en su formación, por no incluir es que no incluyía nada, son cuatro músicos que cantan y tocan sintetizadores. Son alemanes, fríos y han llegado a componer la canción del Tour de 1983 (lo que no habla muy bien de ellos en principio). Surgen al inicio de los setenta y sin ser unos músicos que me enloquezcan tienen un par de razones que justifica el citarlos, la básica es su tema Trans-Europe express, 6' 52" de hipnótico traqueteo ferroviario, un temazo. La segunda razón es que son uno de los grupos que abren los lenguajes musicales hacia nuevos escenarios, Qué sería de la cultura occidental sin los alemanes?.
Pink Floyd. Si hablamos de precursores, de músicos que iniciaron y marcaron una senda para los tiempos posteriores la tercera referencia son los Floyd, a pesar de ser un grupo que fue de la experimentación hacia caminos más trillados, que nació de la psicodelia demente de Syd Barrett y se autoinmoló en ese irregular pastiche (banda sonora, por cierto) que es The Wall, su trayectoria contiene numerosos hitos musicales y artísticos como para situarlos en el territorio de papás de la música electrónica.
Joy Division. El lóbrego puente hacia el presente de la banda del desaparecido Ian Curtis, fue una estrella fugaz en el panorama musical, un par de discos y Curtis, enfermo mental y con episodios de epilepsia (le daban el escenario y los fans jaleaban la “autenticidad” de su entrega!!!), se ahorcó antes de cumplir los 24 años, no aguantó ni a la edad fetiche del rock, los 27. El grupo, que no era una banda de relleno para nada se reinventó en New Order del que comentaré también algunas cosas. Para hacerse una idea de la escasa alegría que contiene la música de Joy Division sólo hay que recordar que la división de la alegría es el bonito apelativo con el que los nazis alemanes denominaban a los grupos de esclavas sexuales, procedentes de los campos de exterminio, de los que se nutrían para amenizar sus fiestuquis (eso es ser monstruo y no otra cosa!!). Provenientes de una banda post Punk llamada Warzaw evolucionaron hacia el género que ellos inventaron y que podría denominarse electrónica siniestra. Unknow pleasures (1979) y Closer (1980) son dos discos sin los que no se puede entender mi devoción por la música. El primero contiene pasajes sonoros tan claustrofóbicos como Insight, She’s lost control o la tremenda I remember nothing que cierra el álbum. Como anécdota personal debo decir que, aún teniendo el vinilo, fue el primer CD que me compré, convencido de que sería una obra que me acompañaría hasta los restos, como así es de momento. Closer, un disco con resonancias míticas, se publicó estando Curtis ya muerto y fue un pelotazo mundial, el himno que contiene, Love will tear us apart es una canción imprescindible en la historia de la música y ha sido una referencia para muchísima, muchísima gente, desde su salida al mercado, o incluso antes porque era una pieza que empezó a sonar en los conciertos de JD  bastante antes de la publicación del disco. A partir de la muerte del cantante y compositor de todas las letras de la banda, el resto del grupo se conjuró con varias determinaciones bajo el nuevo liderazgo del guitarra y cantante y compositor principal a partir de ese momento, Bernard Sumner, a saber: cambiarse el nombre, New Order, no querían vivir de las secuelas (un valioso ejemplo de pureza artística, y más teniendo en cuenta la repercusión que las obras póstumas tienen en este mercado tan gilipollas), no interpretar, por norma, temas de la banda anterior, aunque en sus primeras giras sonaron unas cuantas y reorientar el estilo hacia una música más propia del grupo, o sea, sin los tintes definitivamente pesimistas anteriores. El resultado fue un grupo con una música muy presente en las pistas de baile más radicales hasta irse popularizando y lograr el reconocimiento mundial con su tema “Blue Monday”, los sintetizadores se popularizaron en todos los grupos y New Order tuvo una gran influencia en esta difusión, música más hedonista aunque no necesariamente alegre, energía electrónica de cuidada elegancia. El futuro quedaba abierto.
King Crimson                                 Kraftwerk                                       Pink Floyd                                       Joy Division                                        New Order
Soy consciente de que algunos avezados lectores pueden encontrar a faltar nombres como Tangerine Dream (nunca he seguido su empalago sintetizado), los Moody Blues con la incorporación del mellotron y su sensacional disco Días del pasado futuro (pero poco más), Can, Rundgren , etc. Pero no están porque no lo merecen, ea!!
Bien, conocidos los progenitores de la criatura vamos a los floridos descendientes que son muchos más de los que caben y por ello glosaré sólo unos cuantos y relacionaré unos pocos mas.
DJ de dios japonés
DJ KRUSH. Este pincha nipón es el protagonista del mas refrescante concierto al que un servidor ha tenido el gozo de asistir, no he dicho el mejor, eso es una ecuación irresoluble que cada día puede dar respuestas diferentes. E insisto, con permiso de los Bilili, Hiromi y otros, el DJ nos hizo magos del tiempo y el sonido en una anónima noche en el Paralelo, local cutre, público variopinto y música de dioses. En el escenario, teclados, platos para pinchar, grabadoras y el mago. Nada más. Discos recomendados: Todos!! Nada de lo que toca el brujo de Tokio es bueno, siempre es excepcional. Para iniciarse en él un trabajo que Mimaría ama, Ki-Oku (1996), y no es cachondeo pero en ese disco suenan instrumentos de verdad!!, en Krush eso es noticia y para no parecer demasiado excéntrico el chico sólo pone uno, una maravillosa trompeta soplada por Toshinori Kondo. Sin ánimo de parecer sacrílego, el trompetista es la reencarnación de un Miles Davis asordinado, se nota que lo ha escuchado hasta hartarse y el sonido de su metal con las texturas electrónicas del DJ son una delicia (ay va, ha vuelto a salir Davis...), el trompetista es una asignatura personal pendiente, ha tocado con grandes del Jazz como Hancock y eso siempre es garantía. Pero volviendo al protagonista del párrafo: Qué le hace grande? Es el dominador absoluto del sample inadvertido, samplear es insertar fragmentos de otras piezas, normalmente ajenas pero no siempre, y Krush construye canciones, momentos, pasajes en los que consigue situar en el tema que los merece fragmentos que otros compositores crearon. Es grande porque pone color al aire cuando lo escuchas, japonés hasta la médula se dota del lenguaje más universal que puede concebirse, la introspección absoluta. Es grande porque sólo hace lo que siente y esa pasión es contagiosa. Es enorme porque no tiene un instante accidental o nimio. Es DJ Krush y hace siete años que me tiene esperando un nuevo trabajo en estudio.
PETER KRUDER y RICHARD DORFMEISTER. Uff. Cuesta hablar de este par de monstruos. Proceden de un país dudoso, no por ser la patria de Hitler, que eso le pasa a cualquiera, sino por ser un territorio con poca producción internacional, seguro que hay por ahí, como en todo el mundo, un montón de músicos haciendo maravillas pero no llegan más allá de sus fronteras.
Un doble para una isla casi desierta
Son austriacos por si había dudas y su trabajo es universal por si las había también. Su mejor trabajo en un precioso doble en el que samplean como cosacos música de contemporáneos y se atreven con un gurú del nivel de Roni Size (que si finalmente no se glosa aquí será por falta de espacio, pero no por falta de méritos). The K & D sessions es un disco para recorrer sin mesura y no dejar de hallar vergeles inexplorados, un disco de la lista de diez para la isla (como es doble es más chollo). El resto de sus escasos trabajos en común es talmente recomendable pero creo que
han exprimido su gran talento con mayor intensidad en sus proyectos por separado. TOSCA es el combo de Dorfmeister junto a Rubert Huber y son extraordinarios Suzuki (1999), si hay que quedarse con uno que sea ese, Dehli9 (2003) o Opera (1997). La música de Tosca es algo más liviana que K&D, no peor, pero su trayecto sortea elementos que puedan requerir algo de crispación, son sonidos rielando en el aire de un paseo urbano, su transgresión es la belleza. En su carrera tiene otras colaboraciones a disfrutar pero debe dar paso a su socio en la entrada (a investigar por quien se sienta atraído). PEACE ORCHESTRA. No es una orquesta, es una formación en solitario de Kruder al que le debe dar cosa firmar con su nombre. Solo tiene dos discos y el genial es el primero con el original nombre de Peace Orchestra (1999), un ejercicio espléndido de sonidos etéreos y melodías sutiles. Una obra maestra de la música hecha sin instrumentos musicales convencionales. El cedé original contenía una tirita como único motivo en la portada rosada, Peter nos proporciona cura instantánea para almas heridas.
THE PRODIGY. Abandonamos las atmosféricas aportaciones de los dos anteriores recomendados y nos instalamos en algo que a veces definen como SynthPunk, con esa etiqueta tan gráfica podemos hacernos a la
No es peligroso, es trepidante
idea de que ha llegado la energía, no bruta pero si potente, al post. La formación de Liam Howlett marcó su territorio desde principios de los noventa con ráfagas sónicas de muchísima intensidad, temas de más de cinco minutos que representan descargas ideales para las fiestas rave que inundaron las noches europeas por entonces. La diferencia respecto a muchos de sus colegas armados de ruidos de similar intensidad es que Howlett es un gran músico y sus sonidos pueden degustarse sin estar atiborrado de éxtasis o litros de alcohol.
Dentro de los muros aullantes que Prodigy construye existe un mundo musical notable y un desarrollo temático más que inteligente, sus directos, que no he podido disfrutar más que enlatados, son experiencias muy particulares en el disfrute de los sentidos, amén de un energizante sistema de adelgazar. La carrera de Howlett es algo irregular pero tiene dos obras maestras de la música electrónica que no puedo dejar de alabar encarecidamente: Music for the jilted generation (1994) y el famoso Fat of the land (1997), en ambos, mejores composiciones en el primero aunque con una producción menos brillante, sonido elaborado muy bien grabado en el segundo, encontrará el oyente interesado suficientes argumentos para recompensar su osadía. No debe temerse su “ingesta” es sólo buena música.
MASSIVE ATTACK. Son el sonido por excelencia de las dos últimas décadas, los inventores del sonido de Bristol, la banda que ha pintado con mayor intensidad la banda sonora de estos años. Recuerdo muchas veces un monólogo del simpático tipo que es Buenafuente, diría que en un programa de hace sus buenos diez
La excepción del segundo disco
años, los guionistas tras su alocución le hicieron incurrir en un topicazo muy de cuarentones mustios y demasiado fácil. El presentador soltó sin ruborizarse aquello de “Ahh, ya no se hace música como la de antes!” (Mendelsson ya lo decía a principios del siglo XIX cuando redescubría a Bach para el mundo cultural europeo mientras se peleaba con el excesivamente innovador Wagner, un acierto -Bach-, un gran error –Wagner-), el bobo comentario no se hubiera grabado en mi disco duro si no hubiera sido por la frase posterior; “Ahora? Ahora qué hay?, sí, bueno, escuchas a Massive Attack y están muy bien, pero, Quién se acordará de ellos de aquí unos años?”. Querido Buenafuente y guionistas, resulta que unos cuantos millones
de seres humanos los recordamos, y no sólo los recordamos sino que seguimos disfrutándolos a menudo y, es más, su última grabación, muy reciente, Heligoland (2010) es un excelente disco y muy vigente en cuanto a lo que significa de evolución del peculiar mundo de los Massive. Ahh cuanto daño hace la crisis de los cuarenta!!. Siendo bueno el disco mencionado mis efusivas recomendaciones se centran en dos rotundas y claras obras maestras (soy consciente de que puede parecer que manejo el epíteto con ligereza, pero esta es una entrada de recomendaciones, no voy a proponer obras que piense que son sólo buenas :p).
Los discos imperdibles, a no perderse que no es lo mismo, son: Protection (1994), un disco ya mencionado unos cuantos kilómetros más arriba en esta misma entrada, y Mezzanine (1998) su disco más aclamado comercialmente. El primero rompe un tabú muy difícil, el superar un primer trabajo genial y rompedor sin caer en los clichés que han hecho grandes la obra anterior es un reto que pocos artistas pueden lograr, Protection es su segundo disco y el que graban después del maravilloso torrente de frescor que representa Blue Lines (1991), el trabajo no sólo es superior sino que logra mejorar y profundizar las innovaciones del primero, un disco que explora rincones mentales entre la belleza y las asperezas interiores, un dub mágico heredero de la música de Kingston que subyuga sin remedio desde la primera escucha. Mezzanine, su siguiente disco, se abre con Angel y desde el primer segundo ya te das cuenta de que te han capturado y, un par de temas más allá nos encontramos con uno de las mejores canciones que yo conozco, Teardrop, es un estremecimiento constante del viaje por el filo (por cierto a los productores de esa gran serie que es House, mi alter ego, también se lo parece puesto que es la música de la cabecera en EEUU, en Europa no pueden por un problema de derechos). Una pesadilla recurrente que tengo es verme en el dilema irresoluble de elegir uno de los dos para la famosa isla desierta, algunos días lo tengo claro pero la decisión es cambiante y como nadie se va realmente a una isla desierta con tan poca capacidad en la discoteca hay que llevarse los dos.
El disco de 2009
BLISS. No one built this moment, cinco palabras que encierran el disco que me atrapó con mayor intensidad hace dos años, lo descubrí en un blog muy recomendable (Indoor music) y desde que lo conseguí no he dejado de escucharlo y recomendarlo con mucho éxito (verdad Mimaría? Xavier?). Mención especial al segundo tema, después de la embriagadora People Among Us el disco se eleva con una maravilla llamada Calling (cantada con una sensualidad perfecta por Sophie Baker) y de ahí hasta el final. Bliss es un grupo danés, exotismo donde los haya, que comparte con algunas formaciones electrónicas el no tener vocalista en la banda, invitan a cantantes para temas especiales y es otro de los elementos que hace muy especial este disco. También Quiet Letters (2003) es muy apetecible a todas horas (hay que ver que títulos tan bellamente crípticos llevan sus discos). Es obvio que esta formación no tiene la repercusión que los anteriormente mencionados, básicamente por la escasez de su obra, pero esa afirmación está referida al eco social, en absoluto al personal, no obstante debo ser consciente de que la entrada está escrita y pensada en un momento temporal concreto, y es posible que en otro Bliss apareciera en la lista de recomendados sin texto y algunos de los de allí estuvieran más comentados, hay tanta música...
PORTISHEAD. Una de la madrugada del viernes 11 de julio de 1998, un prado en Escalarre, el los valles de Àneu, Pirineo de Lleida. Una noche limpia, estrellas de montaña en nuestras cabezas, el aire fresco y muy limpio. El escenario abre lentamente la iluminación y surgida de algún paraíso de delicadas hadas surge la figura de Beth Gibbons envenenándonos con dulce alevosía. La piel se eriza y la cabeza se emborrona entre sensaciones subyugantes. Es Portishead y es el grupo que se merece cerrar este glosario comentado. El
Una portada fría para un disco venenoso
grupo es originario, como Massive o Tricky que se cita abajo, de Bristol y su carrera es paralela a ellos. Han colaborado varias veces e incluso hay una grabación de un disco Massive/Portishead en Bristol (claro), un concierto benéfico en ayuda de las vícitmas del tsunami de 2005 (son buena gente, no?). Anécdotas insulsas aparte, la música del grupo del multiinstrumentista Geoff Barrow, el guitarra y teclados Adrian Utley y la citada Gibbons (más aportaciones puntuales) es sensacional. Yo diría que representan el lado más sutilmente
retorcido desde la suavidad del sonido Bristol (y Tricky el más canalla) y manteniendo una personalidad muy marcada en su discurso musical logran que sus escasos cuatro discos oficiales en estos veinte años sean hitos a remarcar. Recomendados? Los cuatro, sin ninguna duda, mi preferido? Portishead (1997), pero tan sólo porque es el que pude ver presentado en directo en aquella mágica noche del Doctor Music Festival. Los otros tres, el destello primigenio de Dummy (1994) es impresionante, el esperadísimo Third (2008) un acontecimiento esperado durante más de una década que no defraudó ni un ápice. Creo que en este momento si tengo algún lector que conozca la carrera de esta maravillosa banda estará algo inquieto, como bien indica el disco de 2008, Third es el tercero del grupo ¿¿??, el cuarto al que me refería es la precisa y preciosa creación que firman Bett Gibbons y Paul Webb llamado Out of season (2002), un trabajo con momentos más Portishead que algunos temas de los otros discos y que yo no puedo disociar de la música del grupo (espero que Barrow no me lo tenga en cuenta). Portishead es a la música lo que Matisse a la pintura, soberbia y falsa sencillez, un descomunal placer para el melómano.
Finalizaré la entrada antes de ¿mis lectores? Me abandonen o Blogspot me expulse por farragoso. Para ello relaciono unos cuantos nombres que podrían haber estado, como ya he dicho, en las recomendaciones de
El disco extraño con instrumentos originales
arriba pero que no lo están por motivos variados, escasez de obra, irregularidad de la misma o por estar alguien mejor que él en su tipo de música: Archive, Tricky, Thievery Corporation, DJ Shadow, Nitin Sawhney, Pomegranate, Red Snapper, Anja Garbarek, Bjork, The Chemical Brothers, Propeller Heads, Roni Size, Fatboy Slim, Moby, A Certain Ratio, Lisa Gerrard, Dead Can Dance, Sigur Ros. Todos los mencionados en esta heterogénea y apresurada relación, seguro que me dejo más de uno que tendré que añadir avergonzado cuando detecte su falta, me ha proporcionado grandes momentos y son referencias sólidas del escenario musical de nuestros días.
Pero, creo que no he explicado como acabó la historia con Xavier, pues básicamente que dejó de compaginar el trabajo del FNAC con su profesión de pinchadiscos y desapareció, pero poco antes de ello la política de la tienda cambió y ya no se permitieron nunca más las devoluciones de discos desprecintados. Ya no me interesó el nuevo encargado y el tener que fiarme de sus recomendaciones sin conocerlo de tiempo diluyó mis mediodías por allí. Gracias Xavier, tipos con tan buen gusto como tú son siempre un placer de conocer.

jueves, 18 de agosto de 2011

Maridaje que me incapacita?

Tenía un par de entradas para el blog  ronroneando en la cabeza, dejando que la estructura se fuera definiendo en la mente, sin prisa, es tiempo de vacaciones y no hay que apurarse por nada. Y en eso estaba cuando esta mañana he leído un post en un blog descubierto no hace demasiado (Diario de una escritora inédita), ahí está en la columna de blogs, que me gusta y en el que hoy escribía sobre la música que "usaba" para escribir, y la elegida era la banda sonora de Gladiator, de Hans Zimmer y Lisa Gerrard. No detallo más porque para eso está el enlace.
El culpable de este post, o casi
Y me ha despertado el deseo de reflexionar sobre algo que me resulta sorprendente. Y es que me he dado cuenta de varias cosas, la primera de ellas es que este tipo de música, conceptuado en el Itunes (y en general en la red) como género BSO, nunca me interesa como tal, es decir, es un género sin elementos en mi discografía, nunca catalogo la música como banda sonora, obviamente tengo discos que se han utilizado en películas entre mis canciones (Qué sería de la historia del cine sin el Adagio de Albinoni, utilizado hasta la saciedad, o la Patética de Tchaikovski?, por citar dos muy reusadas), muchos y muy buenos, que un director tenga un gusto musical afín con el mío no sería noticia. Es más tengo varios discos excepcionales que se han creado con el fin exclusivo de dotar de fondo musical a una película, más tarde haré un ranking personal de ellas.
Entonces? Donde está el conflicto?, porque para mí no hay duda, es una leve trifulca personal y el ocio estival me permite replantearla. La cuestión es que, para alguien como yo que no se cierra a ningún genero musical, que está abierto al paladeo de músicas tan dispares como Falete o The Prodigy (probad a escucharlos seguidos y al instante dudaréis de mi salud mental), o Corelli y Frank Zappa, etc... Para un tipo tan, modestamente lo digo, abierto a cualquier experiencia sonora, Cómo se entiende que mantenga un prejuicio ante un tipo de música del que disfrutan selectos melómanos de todas las especies y a lo largo de tantos años?
Morricone en oro
Viene a mi cabeza nombres como el de Ennio Morricone, el tipo ha compuesto los mejores acompañamientos musicales que quepa imaginar para un western, la trilogía de Sergio Leone: Por un puñado de dolares, La muerte tenía un precio y el bueno, el feo y el malo y la maravillosa Érase una vez en América, contienen pasajes maravillosos que se han incrustado en mi imaginario partícular, Es necesario glosar Cinema Paradiso?, o también, el ahora olvidado pero muy afamado en su momento, Michael Nyman, en sus colaboraciones con Peter Greenaway creó un mundo sonoro que dotó a la filmografía del irregular director de un apasionante grupo de películas, luego El piano de Jane Campion, con la diosa Hunter y el titán Keytel, sonó de maravilla. Nos olvidaremos de aportaciones alimenticias como Gattaca y otras porque el nivel de la obra en su conjunto es muy alto. Me vienen a la cabeza consagrados como John Williams (inolvidable inicio de Tiburón, la imprescindible El turista accidental, el ataque a la estrella de la muerte en Star Wars, los Indiana Jones, los gloriosos títulos de crédito del primer Superman de la era moderna, amarga miel de la Lista de Schlinder, etc, etc), un tipo solvente donde los haya que en la cantidad a veces enmascara su indudable talento. Sigo, inolvidable Nino Rota, los geniales planos del trasanlántico saeteados por su música o la fiesta de la playa, esa pequeña joya, también de Fellini, I vitelloni, o Il gatopardo, jamás Lancaster estuvo en tan buena compañía sonora, y por supuesto, El padrino II, (y la uno) (un día haré un post explicando lo que yo le debo a Coppola, que es impagable) con esos planos secuencia desnudando los conflictos del emergente Michael/Pacino en su génesis como capo, las cuerdas dibujando el son de la némesis recurrente e inevitable, grandioso, nada puede parecer tan exultante o intenso. Howard Shore, el color en El silencio de los corderos o la épica en la trilogía de Tolkien, Badalamenti y Lynch, el caramelo de Piovani, Trevor Jones, aunque sólo sea por la maravillosa persecución final de El último mohicano (Daniel, qué guapo estás de indio!!) y algunas otras, entre mucha morralla.
Mención especial para algunos maestros que trabajaron con el excepcional Hitchcock, nos servirá el inglés del bombín como hilo conductor:
Un perfil más melónamo de lo que se sospecha
Bernard Hermann (Psicosis, esos violines sangrientos, Con la muerte en los talones, corre Cary corre, la maravilla de Vértigo y sin Alfred: Las nieves del Kilimanjaro o Taxi driver, con permiso de Harry Nilsson), Dimitri Tiomkin (Extraños en un tren, tras la cortina en El crimen perfecto, La sombra de una duda, el sonido de un alma borrosa, sin Alfred: los "ríos" de Howard Hawks, y muchas más), Franz Waxman, una terna que es una cumbre en la filmografía de Hitchcock, y que él no permitió que fuera otro el que compusiera la música, El proceso Paradine, Sospecha y Rebeca (sin comentarios), lejos de Alfred: la definitiva El crepúsculo de los dioses o Furia de Lang y la returbia La senda tenebrosa. Y por último uno de los genios de este "negocio", Miklos Rozsla, las sorteantes desmemorias de Recuerda, una colaboración con Hitchcock y ya tiene su sitio entre los mejores, ayuda el haberse encargado también de: Perdición, the Killers, La jungla de asfalto (el cine negro no se entiende sin él) o el injustamente menospreciado film de Wilder, La vida privada de Sherlock Holmes o la rememorada ayer noche en la tertulia, El ojo de la aguja.
Me dejo por no ser farragoso a Alfred Newman, Max Steiner, Eric Korngold, Elmer Bernstein, John Barry o .....
En fin, la lista es mucho más larga pero sirva como muestra de que es un aspecto al que no soy indiferente en absoluto.
Una retahila de grandes músicos que han sonado a lo largo de mi vida y de la pureza de su arte para disfrutarla sin la película que las hizo nacer. No he mencionado musicales porque ese caso no lo considero como una banda sonora sino como un libreto del estilo de una ópera moderna y para entrar en ese mundo se necesitan otras entradas que no sean hijas del conflicto.
Carmen, la inspiradora de la entrada (gracias genia), me comentaba acerca de la posibilidad de que esta carencia mía, de no valorar las bandas sonoras más allá de la escucha dentro de la película, se deba a una sobredosis de cultura visual, creo que consideraría esa opción si tuviera su edad, creo que veinte años menor que la mía o algo así, pero para un ser humano que no tuvo TV antes de los diez años y que ya por aquel entonces tenía vampirizada la biblioteca de mis padres, no me parece una respuesta que de luz al conflicto. Creo que me quedaré sin respuesta pero la pregunta me ha permitido hacer un viaje (siempre viajes Tumaria) íntimo a través de la banda sonora de las películas de mi vida, un trayecto a través de la memoria en la que faltarán referentes y habrá erratas, pero creo que muestra que mi carencia no es falta de devoción, amo a los compositores de cine como a pocas manifestaciones artísticas, y si el cine no constituye un paradigma en la actualidad no es más que por el nivel bazofia de la mayoría de films que se estrenan año tras año, para pillar una como Antes de que el diablo sepa que has muerto, te tienes que tragar bodrietes bien intencionados como Precious o Face to face.
Pero sería sesgado acabar el post aquí, lo confieso, y como ya había adelantado al principio, tengo unas cuantas bandas sonoras en mi discografía y en algún caso, discos que la iluminan como pocos y no tengo más remedio que relacionarlos para cerrar este círculo que la banda sonora de Gladiator (con Carmen) ha iniciado.
Me permitiré ordenarlas por su peso en mi anímo valorativo:

La primera, la mejor, una banda sonora de una película que no he visto ni falta que me hace, y no será sorpresa para nadie: JACK JOHNSON de Miles Davis, pues sí, mira por donde, uno de los diez discos que me llevaría a una isla desierta (en realidad me llevaría dos para prevenir algún desastre) es la música de una película, en realidad es un documental con la historia del boxeador homónimo y de, por el hecho de ser el primer campeón mundial de boxeo de raza negra, fue encarcelado y humillado. No sé las imágenes, la música es oro puro.
La banda sonora
La segunda, podría ser otro Davis, pero es un Dylan, el poeta se embarcó en un maravilloso proyecto de otro peso pesado, Sam Peckinpah, la historia de PAT GARRET AND BILLY THE KID, una estruendosa maravilla que hizo que un servidor se dignase a mirar la música Country y se quedase en ella para los restos, conviviendo con el resto de géneros. Dylan, además, hace de actor en la película, esta sí la he visto y varias veces, y su papel es memorable (What's your name?, My name is Alias, alias? .....), es el disco que contiene la multiversionada Knocking on heaven's door, una gran película, un disco excepcional.
El banjo loco de Dylan
Un hito en las películas de músicos
La tercera es una orfebrería fina que descubrí junto a Mimaria en el plus, se trata de ONCE, una película de John Carney a la que algunos críticos miopes han tildado de película musical, pero que no la considero así para nada, se trata de una gran historia de desamor, y de amor consecuentemente, como muchas de las grandes historias lo son y lo serán siempre y como el guión construye la historia a partir de que los dos protagonistas sean músicos y van desgranando sus canciones mientras el romance se crea, la película transcurre entre bellísimas interpretaciones, pulcra y estéticamente filmadas. Creo que tardé menos de diez minutos en hacerme con la banda sonora del film al acabar de verlo. Glen Hansard y Marketa  Irglova son los que ponene el talento musical al asunto. Como cantan ambos: Falling Slowly,  Imprescindible.
Música en tierras salvajes

La cuarta, motivo del mutuo regocijo con Carmen en pro de la figura de su compositor, es HACIA TIERRAS LEJANAS, la hermosa película de Sean Penn a la que Eddie Vedder puso música, el angelito Vedder es el alma de Pearl Jam y el único cantante al que yo le permitiría arrogarse con el título de relevo de Jim Morrison.
El disco es, aunque suene algo tonto, muy bonito, y no hace necesarias las espectaculares escenas de la película, simplemente te sitúa el ánimo en sus paisajes. El alma desplazada del protagonista de la historia, un soberbio Emile Hirsch es cazada sin clemencia por el desgarro de las superdotadas cuerdas vocales de Vedder, hay un canto a la libertad irreductible en ambas obras que es imposible ignorar.

And the last, but not least (la lista es de cinco en el más puro estilo USA).
ASCENSOR PARA EL CADALSO, de un chico que tal vez os suene, un trompetista que se llama Miles Davis. En efecto el círculo se cierra con un nuevo bucle finito, la primera y la última de unas cuantas obras maestras de la música que nacieron dentro de la industria del cine. La película de Louis Malle,
Davis coloca a Moreau en la portada, chico listo
con una Jeanne Moreau protagonista de algunos adolescentes sueños húmedos, es una precisa e implacable maquinaria de atornillarte a la butaca y el bueno de Miles simplemente, está a la altura, sin ser uno de sus más mejores trabajos es una grabación perfecta. suave y letal como una cobra, dulce como mermelada de opio. El músico tuvo desde joven una intensa relación con la cultura francesa y el Jazz era la música dominante en la decada de la posguerra, todo ello impregna este tesoro
And that's all folks, esto es lo que pasa por tener tiempo para meditar sobre cosas que importan pero no apremian.
Y respuesta para Carmen, el beso en el cine sólo tiene un recuerdo, la chica, cómo no?
La música que ha sonado en la creación de este post, su banda sonora, ha sido una gentileza de Alicia Keys, a pesar de ser una Jazz-Pop singer se merece algo de escucha.
Mimaria, quiero esta camiseta :)

domingo, 14 de agosto de 2011

Una música constante

El precioso título de esta novela me baila esta mañana en la cabeza. Clapton y Cale desgranan esa beldad que es el Road to Escondido, el Jazz no aparece por ahora porque ayer llegaron unos amigos a pasar el fin de semana con nosotros y los dos guitarras son una continuación de las canciones que nos llevaron lejos en una intensa y veraniega charla hasta la madrugada.
Es cierto, oh sí!, esta entrada viene iluminada por un arte no sonoro, por el arte de la palabra. Pero más que una reseña de un libro que recomendaré con gusto siempre que se tercie, es una modesta y alelada reflexión sobre la vida y la música a partir de una novela cuyo protagonista en un violinista que forma parte de un cuarteto de cámara.
Un placer constante
La historia está teñida de una generosa dosis de añoranza ya que nos hace viajar en el tiempo a través de los sentimientos reencontrados y el violinista es un anti heroe muy atractivo al que casi podríamos calificar de perdedor si no fuera porque es un hombre que vive en la música, la interpreta, la ama y su viaje vital está encadenado sin remisión a este maravilloso arte. Excelentemente escrita por Vikram Seth y muy bien traducida, es una novela excepcional, la lectura de esta obra se complementa con la banda sonora que Anagrama incluyó en un doble CD en una edición especial, desde la Trucha de Schubert a una perdida pieza de Beethoven se van sucediendo los temas que el cuarteto va interpretando en el libro. A parte de la bella historia de amor, es un libro de amor absoluto, también a la música, mi fascinación se colmó con las descripciones, desde dentro, de los recitales que el cuarteto, a veces quinteto, ofrece. El poder compartir las sensaciones de un músico cuando interpreta, cuando se pelea con grandes obras, cuando se integra en un sonido común del grupo, cuando es músico en definitiva, fue un gusto descomunal para mí, que desde pequeño, cuando el director del coro escolar me señaló al inicio del primer ensayo y me dijo, "Tú, fuera", sé que lo mío no es ser músico, "sólo" ser melómano.
Conozco algunas personas para las que la música es un elemento secundario de la vida, a lo largo de mis 53 años me he encontrado con ellas, algunas muy interesantes y otras ni eso, son hombres y mujeres que pueden tener un coche sin autoradio o tenerlo sólo para escuchar alguna emisora, pueden montar una vivienda y destinar el capítulo de música al pozo de las últimas cosas a incorporar, en fin, que saben que la música está ahí y ellos están un poquito más en otro lado.
el colonizador de las calles
Mi caso, no es sorpresa para nadie, es radicalmente diferente. No recuerdo con tanta precisión mi primera radio, haciendo cabañita en el interior de la cama para escuchar Radio Juventud en las horas nocturnas, como el primer tocadiscos con el que apareció mi padre un buen día. Un Vieta con base de madera, precioso a rabiar, Brazo semi automático! fue la presentación del producto en medio de una gran sonrisa en la iluminada cara de papá. El objeto se instaló en mi habitación desde el primer día y se convirtió en el rival diurno de la radio, mi hermana me regaló mis dos primeros vinilos: Athom Hearth Mother (el de la vaca de Pink Floyd como se le ha conocido siempre) y el Stand Up de Jethro Tull. Desde ahí hasta mi Ipod (un día haré una entrada sobre los reproductores y mi desigual realción con ellos) han pasado 41 años, sí, tenía doce cuando el Vieta se instaló a la izquierda de mi cama, en la mesa de estudiar, y mi capital de audiciones se ha prolongado desde entonces de forma creciente, el Pop psicodélico, el Rock, la Clásica, el Blues, los cantautores, la música electrónica, el Jazz, el Rock and Roll ... Un camino que no cesa y que no ceja, en cada piso el aparato de música como primera inversión, en cada coche la música, en cada calle los walkman (la historia cambió de forma definitiva el día en que Mister Sony nos ofreció este revoulcionario ingenio, thanks a lot Morita). El estar rodeado el máximo de horas posible de sonidos musicales no es un objetivo para mí, es un paradigma vital del que no concibo desprenderme.
Música y palabras, sonidos y la maravillosa lengua castellana, aliento y luz, una me lleva, la otra me eleva.
El título de la novela en inglés es An equal music, y me parece muy acertada la traducción, y haciendo un pequeño cambio de orden llego a la conclusión elemental de todo esto: La música, una constante.

jueves, 11 de agosto de 2011

Recomendar un disco no escuchado?

Hoy va a hacer calor, la mañana es luminosa y en cuanto se aposente el sol en lo alto vamos a tener un día de agosto de manual. Suena Jarret bajito, los niños duermen y en la urbanización no se debe transgreder la elemental cortesía sónica.
Todos estos preámbulos no son más que meandros mentales en busca del tono pretendido para esta entrada, ayer me quedé apabullado por el número de visitas al blog y el objetivo de mantener el grado de interés alcanzado se ha convertido en una ilusión no desdeñable.
Dentro de esta bella portada Miles electrifica el Jazz y lo cambia, una vez más
La entrada la pensé hace unos días cuando descubrí el magnífico blog del polifacético Félix Amador-Gálvez (Jazz, ese ruido), en él leí la crítica de un trabajo de un trío desconocido para mí y que, siendo coherente con el título de la entrada, aún no he escuchado. El Obradec Trio, un grupo español formado por Cesar Diez, bajista vallisoletano, el pianista Rubern Villadangos y el batería Antolin Olea, presentan una grabación de Jazz Rock, un género que inventó Davis a finales de los sesenta cuando, empapado de la actualidad como en toda su carrera, electrificó el Jazz.
La portada no invita, invito yo (y Félix)
Hasta aquí nada sería noticia, el Jazz Rock produce innumerables trabajos desde entonces y unos cuantos de grupos españoles, o sea que el acontecimiento sería tan destacable como arena en la playa. El grado de interés crece porque el disco lo recomienda Félix, y el tipo tiene bastante buen gusto por lo que le he podido leer, pero antes de comprobar personalmente la calidad de esa música aún no sería motivo de estar aquí, en los albores del blog postdonosti (nada menos). Mi recomendación a que sea escuchado proviene de dos referencias que los tracks del disco contienen, resulta que los chicos estos se descuelgan con un tema llamado Bach en 7, coño!!!, Johan por estos lares???, el dios absoluto de la música barroca y de todos los tiempos paseando en este territorio tan aparentemente alejado (por eso le llaman Jazz Fusion, no?), pero la sorpresa no queda ahí, el coqueteo con la música clásica es una constante en el Jazz de las últimas décadas, lo realmente impactante para mí es leer que el cuarto tema es Lark's tongues in Aspic (part two), ufff, eso son también palabras mayores, una versión de King Crimson, el grupo del guitarrista más emblemático de mi discografía, a la que no le faltan guitarmen de culto. El tema pertenece al quinto disco de la carrera de KC, es el que cierra la obra, me permito mencionar dos curiosidades al respecto, una muy cutre, apareció en la banda sonora de Emmanuelle (qué cosas tiene los pastiches!!!, ni que decir que fue un plagio no consentido por Fripp y que ganó la causa en los tribunales, faltaría más) y la otra más culta, Fripp ha comentado en alguna ocasión que el ritmo inicial de guitarra está inspirado en La danza de los adolescentes de La consagración de la primavera, el ballet de Stravinky (la música entrelaza disparidades, algunas hermosas).
Este par de datos enmarcados en mi trayectoria musical convierte en obligado el título de la entrada. Hay que escuchar este disco!!!, otra cosa será el resultado, puede decantarse por quedar como una referencia curiosa pero tipo Emmanuelle, o no, resultar un descubrimiento brillante, tipo Stravinsky, o ninguna de las dos cosas, ya se verá (prometo entrada de las valoraciones sobre la escucha, qué menos!).
Y para hacer comprensible tanta palabra sobre música tengo que explicar los antecedentes que fijan el foco sobre estos dos nombres tan alabados: Bach y Fripp.
Una pieza brutal, un disco infinito, la obra preferida de María
Comencemos por el muerto y así lo dejamos reposar antes. Obvio que no necesita presentación, si es necesaria para alguien ... (me morderé la lengua). Descubrí a Bach hace no se cuanto, empecé el recorrido por su monumental obra (doble y pobre sinónimo de grande y de magnífica) en la adolescencia pero el camino tiene dos hitos imborrables en mi vida. El primero se sitúa en los turbulentos años de adolescencia, estaba viviendo temporalmente en una casa que estaba dotada de una muy buena discografía. En aquella época mis audiciones predominantes iban más por Fripp, Dylan, Davis o Clapton que por la clásica, pero allí se encontraba un vinilo mítico, las Suites de cello, jamás olvidaré el impacto que representó ese disco. Las suites me eran desconocidas y entré en ellas por la puerta grande, Mstislav Rostropovich es el cellista y esa es su interpretación cumbre, el descubrimiento me sirvió para romper con muchos prejuicios musicales y abrir de forma definitiva mi mente a cualquier lenguaje musical que mereciese la pena ser explorado, si un tipo puede ir tan bien y tan lejos con un instrumento, normalmente de acompañamiento, es que todo es posible si hay genio.
El segundo episodio Bach es mucho más reciente, se remonta tan solo a once años en el pasado. A veces he pensado que la primera cita con una chica es como un catalejo privilegiado de lo que te deparará el futuro con ella, normalmente pienso que eso es una estupidez, pero esa vez tomó la opción catalejo. La chica es María, la cita fue una velada a caballo entre una preciosa exposición de pintura Pop americana y un concierto en el Palau, Bach como no?, La pasión según san Mateo, dirigida por un notable Harry Christophers y sus Sixtieen's. Jornada perfecta y esa música, ese concierto, y !!esa chica!! grabadas de forma irreducible en mi ser. Eso es Bach para este blogero.
Sigamos por el vivo, Robert Fripp, no sé si ya he comentado que toca la guitarra, ah sí, sí lo había dicho. El bueno de Robert, para ser más precisos, inventa la guitarra electrónica, es el creador más notable que yo conozco con ese instrumento, consigue emitir sonidos únicos, del lirismo al rock industrial más salvaje, del intimismo a la grandilocuencia, desde el solo hasta el acompañamiento sutil.
Detras de la Gibson Les Paul (guitarra mítica donde las haya) está mi alter ego, Robert Fripp
Es uno de los artistas que se puede decir que lo descubrí en directo, conocía un poco sus primeros discos y me interesaban lo suficiente como para desplazarme a Granollers (Palau dels esports de Granollers!!!, la única vez que he estado en mi vida), dieciséis años recién cumplidos y el ánimo revuelto por la aventura, viaje en un seiscientos con alma de superviviente, el suelo del lado del acompañante era algo escaso y se veía la carretera por algunos huecos. Estamos en la España franquista, cada concierto era un riesgo de actuación de los grises, que si los pelos, que si los porros, que si estoy aburrido y me apetece dar unas hostias... pero se ve que aquella noche del 28 de noviembre el tiempo era demasiado frío para permitirles alguna sádica diversión, no hubo incidentes. Sólo explicaré de aquel concierto que a partir de las primeras notas me quedé "casado" de por vida con Fripp, de ser uno más de los que me gustaban pasó a ser referencia constante y así ha seguido hasta la actualidad. Reconozco, cada vez más, que no es un músico "fácil", de joven me enervaba que tanta gente ni lo conociera y que su música les auyentase, supongo que he crecido. El sabe algo de mí, algo que es muy mío y que produce sin descanso y me tiene atrapado, a mí y a unos cuantos, que el hombre se ha ganado la vida con su música desde el inicio de su carrera, tampoco es un artista maldito, y es lógico pensar que su eclecticismo impida un reconocimiento generalizado, no es el caso de otros grandes como Dylan o Clapton que aunan genio y escuchas más amables.
Y con todo ello si no se entiende que una reseña de un disco de un género inventado po MILES DAVIS, con una pieza titulada con el nombre de BACH y con una versión de un tema de ROBERT FRIPP merezca mi atención, elogio y recomendación, es que tendré que volver a la escuela a que me enseñen lengua desde el principio.
(para la escritura de este blog necesitaba música de fusión extrema, Keith Jarret ha desgranado Das Wohltemperiarte Klavier, primero al piano y luego con clave, de Bach, claro)
 

miércoles, 10 de agosto de 2011

Los blogs te llevan a blogear

En estos días de vacaciones la lectura de la prensa por internet incluye la de unos cuantos blogs, algunos enlazados desde aquí y otros que uno va picoteando. El ir haciendo un asombrado seguimiento de las visitas que este rinconcito va generando, y en espera de la anunciada entrada que Carlos tiene prometida, me ha hecho decidir a esta nueva entrada, seguramente la primera de unas cuantas que vendrán.
Hace unos pocos años fue Carlos el que me propuso hacer un blog a medias, yo lo deseché entonces con motivos que sigo manteniendo, pero la coherencia en lo futil está demasiado sobrevalorada como para seguirla siempre a pies juntillas. Le dije que esta sobredosis pública de diarios personales me parecía algo grosera, que el interés que podía generar un nuevo blog en un espacio que cuenta con ellos por millones era insignificante, que los blogs eran lecturas de blogeros y que mantenían círculos concéntricos de visitas, y unas cuantas cosas más muy razonables.
El blogedor de este verano
Obviamente no contemplé las motivaciones que conlleva despellejar un poco de tu realidad, o irrealidad, o lo que sea, en esta ventana. Compartir con aquellos con los que deseas que participen de tus momentos, pensamientos, goces o humoradas sin la imposición que comporta una llamada o un mensaje, el blog está ahí, para quien quiera acceder y no tiene más. Tampoco valoré el gozo de saberte leido, esa tonta alegría que tienes cuando miras el número de visitas y constatas que no deja de crecer, ni tuve en cuenta que la escritura, banal y barata como en este caso por incapacidad mayor del autor, cuando no es obligada ni sancionada, "envicia" y crea una corriente de continuidad. Y finalmente, no preví que el mantener este espacio con vida me proporcionaría el placer de esperar, y mucho más de recibir, un escrito de mi amigo.
Por todo ello y sin más preámbulos, declaro oficialmente reabierto y vivo este blog. Un blog que tratará de música (siempre la música) más allá del Jazz (aunque, con permiso de misocio blogero creo que el fondo de Davis permanecerá por mucho tiempo) y menos allá también. También de libros, películas, viajes, exposiciones, etc.. aquellas cosas que uno disfruta y sufre y pueden merecer la pena que sean publicadas. Que tendrá su alma de indignación permanente con algunas realidades que un par de afortunados habitantes del primer mundo no pueden ni quieren obviar. Y que irá por donde quiera ir, ya se sabe que muchas veces los dedos trocan su función instrumental y se adueñan del hilo de escritura.
Intentaré mantener mi apartado de blogs recomendados con vida y sin excesiva profusión porque tengo la experiencia de que cuando entro en uno que recomienda demasiados no visito ninguno y mi intención es difundir, o sea hacer que se entre, en los que me parecen más interesantes. Por ello animo a los lectores a incluir recomendaciones al respecto, éstas serán valoradas.
Por último indicar que lo que más agradece un blogero son los comentarios, casi todos (hay algunos que mejorarían al no ser enviados pero son pocos), y por ello, y prometo no decirlo más, solicitamos formalmente que no os quedéis mudos cuando algo os impela a comentar. (ejemplo precioso de ello: el último comentario de Sumaria, un beso para ella).
Gracias por entrar y leer, o mirar las fotos.

jueves, 4 de agosto de 2011

No me resisto


Sé que no tocaba decir nada más pero....

Gracias de nuevo, por todo
es que me encanta abrir el blog y que tu imagen sea lo primero que me reciba.

Grabaciones recomendadas

Vaya, parece que hemos llegado al final. Narrado todo lo que se me ha ocurrido narrar, reflexionado todo, tan sólo me queda por editar la lista de discos que recomiendo para acercarse un poco a lo que ha dado de sí el festival.
Para aquellos observadores que se hayan percatado la entrada está ubicada en Alton, estado de Illinois, el motivo es muy simple, es donde nació Miles Davis y de él es donde surgió mi pasión por el Jazz. En este tiempo previo en el que leía sus biografías toda la música que escuchaba era suya, y me di cuenta de algo muy tonto, podía pasar el resto de mi vida escuchando sólo su  música, así de enorme me parece. Por ello y porque casi todos los artistas de los que recomiendo discos guardan, en mayor o menor medida relación con él, mis recomendaciones se inician con discos de Davis.

MILES DAVIS
El primero, la grabación de 1959 sin la cual no se puede explicar el Jazz de las décadas posteriores.

Cuando escribes el pie de foto, el blog tiene escrito "Añadir leyenda", nunca ha sido tan cierto

El disco se inicia con So What, y desde sus primeros acordes uno tiene la sensación de que está sucediendo algo irrepetible (un día me entretuve en contar el número de versiones que tenía de este tema, son 40, todas ellas fabulosas), el resto de la grabación está a la altura sin ninguna duda.
De Miles son imprescindibles:A Tribute To Jack Johnson (1970), In A Silent Way (1969), Bitches Brew (1970), - Oh sorpresa, McLaughlin a la guitarra, Corea al piano en los tres discos-. El doble en directo, grabado en Osaka en 1975, Agharta, ha sido durante muchos años uno de esos discos que están en la lista de 10 que me llevaría a una isla desierta, disco recomendado tras haber buceando antes en otros discos más "normales" pero no tan "míos".
Discos muy, muy recomendables: Get Up With It (1974), Miles Ahead (1957), The New Miles Davis Quintet, para disfrutar también del monstruo Coltrane (1956), We Want Miles, con el Bill Evans de los Soul Bop (1981), Decoy, también Bill Evans y el guitarrista John Scofield que fue uno de los descartes de Donostia (1984), Tutu, alma africana para los últimos años del genio, dedicado a Desmond Tutú y con un precioso tema para Mandela (1986),  You're Under Arrest, la última colaboración de Mac y esa sublime versión del "Time After Time" de Cindy Lauper (1985).
No hay que decir que me quedan muchísimos por alabar entre su discografía, son 40 años de inagotable creatividad, pero como el blog no es para explicarlo a él (tal vez algún día), lo dejo aquí.

Seguiré las recomendaciones por el orden de los conciertos para tomar alguna referencia.

BB KING
Con BB no tengo el conocimiento musical de su obra como en el caso anterior, es uno de los grandes de la música del siglo XX pero no constituye una referencia personal tan potente, no obstante creo que puedo recomendar algunas grabaciones con el fundamento suficiente. La primera, su mítico y afamado Live At The Regal, desde el primer acorde nos embruja el maestro, Lucille joven y hermosa como nunca y al que no se le muevan las piernas y le perturbe el alma que salga inmediatamente de este blog ;), estamos en Chicago (nuevamente Illinois), año 1964 y la vida nunca ha ofrecido un horizonte similar (yeahhhh).
Vinilo!!! no es de extrañar que esta joya volviera loco a Clapton
Tiene muchos más pero mis incuestionables son: Completely Well, el disco con el que lanza su canción emblemática y que tanto me gusto en la Zurriola, "The Trill Is Gone", (1969), Lucille Talks Back (1975), el monumental Blues On The Bayou (1998), Deuces Wild, un disco de colaboraciones muy talentosas (Clapton, Van Morrison, Joe Cocker, Willie Nelson .....) y un King muy en forma (1997), y no puedo obviar la sensacional grabación que hace en 2000 con Clapton, Riding With The King. Qué músico este BB!!!!

STAFF BENDA BILILI
Apartado demasiado fácil para lo que sería de desear, los Benda sólo tiene un disco publicado y obviamente es la recomendación principal, su Très Très Fort (2009) es todo lo que han publicado y debo decir que no representa más que una pálida aproximación a lo que vivimos en la Zurriola, una producción pobre y una grabación sin demasiado nivel convierten la obra en algo muy recomendable pero que no consigue plasmar el gran talento de estos congoleños.
Ojo a el tuneo de las sillas
Para paliar la escasez de grabaciones os ofrezco alternativas africanas que me encantan:
Amadou et Mariam, Mali: Dimanche a Bamakó (2004), Welcome to Malí (2008) y Je Pense A Toi (2005).
Youssou N'Dour, Senegal: Eyes Open (1992), Egypt (2004), Inmigrés (1988) y Joko (2000)
Tinariwen, Sahara de Mali, Amassakoul (2204), Imidiwan (2009) y Aman Iman (2007)
Femi Kuti, Nigeria: FemiKuti (1995)
y Touffic Farroukh, Líbano: Drab:Zeen (2002) y Little Secrets (1998)

CHICK COREA
Chick es otro de esos chicos con una discografía más bien abultadita (entre discos propios y colaboraciones se va más allá del centenar), como para hincarle el diente de a poco. Yo, de entrada, degustaría su grabación con Herbie Hancock en un maravilloso dueto de pianos, CoreaHancock (1979), de los Return To Forever, el fundamental Romatic Warrior (portada hortera a rabiar que es norma de la casa)
con especial atención al tema que lleva el nombre del disco, (1976), y el disco de debut con nombre homónimo, Return To Forever, que es ya un estándar del jazz fussion de todos los tiempos (1972). Del dueto con Hiromi ni que decir, Duet (2009), puesto que está recomendado en ambos apartados. En discos de piano sólo debo decir que mi opción principal es Keith Jarret y a Corea lo tengo menos escuchado pero debo recomendar sus dos Solo Pianos, el Originals y el Standards (2000) porque son estupendas grabaciones y en ellos encontramos la esencia de su piano.

JOHN McLAUGHLIN
Un inglés en este mundo del Jazz (cosas veredes) no es habitual pero Mac se ha ganado con suficiencia su presencia en este blog. El disco, ya lo comenté en la entrada de su concierto, es Birds of Fire (1973), un brutal ejercicio de genio y vigor en una de las cumbres del Jazz-Rock, mi tema es Sanctuary, el contador del Ipod no tendría dígitos si hubiera podido registrar todas las veces que me he sumergido en él.
En su vertiente hindú, formando el grupo Shakti, tiene dos maravillas, una con un título muy poco original, Shakti with John McLaughlin (1975) y Natural Elements (1977). Con Paco de Lucía (vaya acompañante!) y Al Di Meola (guitarra de los primeros RTF) el Guitar Trio (1996) y Friday Night In San Francisco (1981). At least but not least me dejo el maravilloso Love Devotion Surrender (1973) junto al siempre espumoso Carlos Santana. Algún avispado lector encontrará a faltar una recomendación en esta panoplia loatoria, por supuesto, el To The One (2010) que es el último trabajo discográfico del guitarrista, dedicado como ya sabéis a John Coltrane, y que se merecería estar aunque sólo fuera porque es la música que nos presentó en la Trini (pero además es bueno).

MMC + SOUL BOP
Como no los conocía como formación, ni a ninguno de los integrantes de MMC de nada, tan sólo recomendaré cualquier disco de Randy Brecker que se ajuste más al estilo de cada cual, ya sabéis, wikipedia y salen los grupos y grabaciones en los que ha participado, a partir de ahí cada uno, bueno el que yo escogería es el de Jaco Pastorius, Invitation (1983). De Bill Evans recomiendo todos los que grabó con Davis (claro) y por citar uno magnífico el We Want Miles que es un directo de la última época muy bueno.
Es la pura verdad, siempre queremos Miles
HIROMI HUEARA
Jazz en estado puro, siglo XXI


Todos, los recomiendo todos sin un mínimo de duda, el futuro del Jazz está en manos como las de esta japonesa que cada vez más me parece negra, los discos no los conocía antes del Jazzaldia, ahora no me abandonan. Pero para poner un poco de orden avalador citaré tres por encima de los demás. Jazz In The Garden (2009) con la pareja que veis en la foto, el ya mencionado Duets con Corea, y su última grabación, Voice (2011), en la cual Hiromi ofrece la música y la banda que estuvo en el Kursaal. También sus seis discos restantes, Another Mind (2003), Brain (2004), Spiral (2005), Time Control (2007), Beyond Standard (2008) y Place To Be (2010).
Especial mención a los dos últimos y no sólo por el contenido, en el título Hiromi nos da pistas de sus intenciones, encontrar un lugar para ser yendo más allá de los estándares....  Creo sinceramente que está en muy buen camino, la hoja de ruta está pergeñada y ella se dedicará los próximos años a insuflar vida en muchas vidas.


CASSANDRA WILSON
Un ángel que te marea todos los demonios...
Este caso me ofrece muy pocas dudas, Cassandra toca mucho y muy bien muchos palos pero para mí su maximidad la consigue con Closer To You (2009), como bien dice un buen amigo, es una putada de disco, si no tienes un whisky, un buen habano y una chica a tu lado el disco es una tortura (:P), versiones de clásicos Pop (si es que eso existe) sufragadas desde una garganta privilegiada y una sensualidad rebosante (para haberse hecho daño, oiga!!).
En plan más Jazz tenemos dos preciosidades, Blue Night Til Dawn (1993) y New Moon Daughter (1995). El fantástico Silver Pony (2010) ya comentado en entrada anterior y son repreciosos los Thunderbird (2006) y Loverly (2008).
La opción es arriesgarse a entrar en uno desconocido y descubrirlo.





JAN GARBAREK
El saxo que Davis jamás hubiera tolerado, Miles se reservaba el lirismo casi en exclusiva para la sordina de su trompeta y Garbarek lo derrocha sin medida. La recomendación principal son seis discos, ala!!!, y el primero es una creación tan universal que aúna Noruega y Pakistán, Ragas And Sagas (1992) con el excepcional vocalista Bade Fateh Ali Khan, no tengo palabras para explicar la altura musical de este disco, a escucharlo!.
Un mundo, muchas culturas
Tres recomendaciones más algo obvias, los tres trabajos del noruego con The Hilliard Ensemble, Officium (1993), Mnemosyne (1999), y el Officium Novum (2011) que resplandeció en San Telmo. Y las dos restantes son Rites (1998) y In Praise Of Dreams (2003). Pensando que sin las colaboraciones tiene casi una treintena de discos y aparece en más de 45 el camino Garbarek se revela intenso y lleno de recorrido. Disfrutarlo.
Y eso ha sido el viaje, el pre y el post, el out y el in. Gracias por compartir con nosotros vuestro tiempo.