Un espacio de viajes entre la música y palabras

Es que una vez más la música es la responsable

jueves, 12 de abril de 2012

Almas de arena y duna

En vista de que  las palabras no brotan sin la sensación de "obligación" que me niego a asociar con el blog colgaré las fotos del concierto con el minitexto que estaba escrito desde el día siguiente.

Llegó, el 19 llegó y trajo el espíritu de los hombres libres del desierto y su música excepcional. Está muy reciente la entrada sobre estos geniales músicos como para que sea necesario repetir lo imprescindible que es acercarse a su producción y delitarse con ella. El motivo del post es intentar compartir el goce que representó el concierto de anoche, no seríamos más de 300 personas en la Sala Apolo, con los posibles lectores que no tuvieron la fortuna de estar allí.
El recinto es casi familiar y todo lo que pasa en el escenario transcurre muy cerca, ello permite convivir con los músicos y con sus guiños y quehaceres no musicales.









Y todo fue así, entrega al ritmo del desierto...


viernes, 16 de marzo de 2012

La mirada del azul

Este fin de semana hemos podido, al fin, embarcarnos en el viaje de ver el mundo como el genial Joan Miró. Desde hacía cinco meses que por una razón u otra no había sido posible ir a la exposición "L'escala de l'evasió" y el plazo se agotaba este domingo que viene. La magnitud de la exposición hacía desaconsejable llevar a los enanos, sobre todo al pequeño, porque si se quería paladear con el tiempo necesario el excelso recorrido por la obra del barcelonés su grado de aburrimiento hubiera sido más que comprensible.
Acercándonos al viaje
Las razones para no perderse la experiencia son varias y todas suficientes, la primera es que cualquier mañana de domingo se hace agradable si se empieza en la Fundació Miró, el enclave y el edificio contienen suficientes elementos parea justificar el acercarse. Esta vez la contemplación de los cuadros era mucho más imprescindible ya que es la mayor agrupación de obras del pintor a la que yo recuerde haber tenido acceso, hay bastantes cuadros provinientes de colecciones privadas, de la Tate, del MOMA, ...
Las Marías y Carlos en la llegada
No puede hablarse de una integral ya que eso es imposible en casi cualquier pintor y en uno tan prolífico como este más, pero la muestra recoge una más que notable selección de todas las épocas y con ello no es que uno se conforme, es que se eleva sin remedio. Por último, y por esas cosas que la vida te sorprende gratamente, es que teníamos las entradas pagadas gracias a un concurso amable en el que participamos, si los diez euros de la entrada no eran ninguna barrera real, el tenerlo gratis hacía más obligado ir.
Y allí nos plantamos Carlos, las Marías (mía y suya) y yo, apenas un cuarto de hora antes de la apertura del museo y una minúscula cola nos confirmó que la elección del timing había sido correcta, entraríamos con la primera tanda y podríamos disfrutar de toda la exposición sin temor a la hora del cierre.
Ya en la puerta
La entrada a una exposición, aún en el caso de una ya vista, siempre me provoca una transpiración anímica muy excitante, es un proceso de inmersión tan brutal en el alma de otro ser humano, un viaje a su interior tan modulado por el espectador, que el hormigueo de ese vértigo siempre aparece, y esta vez también. Las buenas referencias del conjunto de obras expuestas y el exquisito cuidado con el que habitualmente montan sus exposiciones ayudaban a elevar la avidez de percepciones que Miró siempre me provoca.
Miró descubre el campo
La liebre (el perro evolucionado) y la luna
El itinerario, no debe ser de otra manera, era cronológico y al contar con suficientes muestras de todas las épocas, se podía sumergirse con amplitud en cada una de ellas. La pintura adolescente de Miró no existe, su talento es tan brutal, su trazo tan perfecto y personal que desde la primera obra estamos ante un pintor maduro y casi completo, la saga de MontRoig es preciosa, desbordante del tremendo impacto que representó para el pintor urbanita el descubrimiento de la vida rural. No me gustan demasiado las etiquetas en la pintura y en Joan aún menos, su primera época es un precioso ejercicio de dibujo magistral mientras el pintor está inmerso en la búsqueda de sus colores, pretender encasillarle en surrealismos o postmodernismos me resulta absurdo. La celebre Masía preside esta época pero los tesoros que la flanquean no son menores, un pintor menos ambicioso hubiera podido hacer su carrera con este estilo sin dejar de ser grande, hubiera encontrado el color que el dibujo merecía y hubiéramos tenido un "happy end" asegurado. El tratamiento que el genio da a la tierra, las superficies y los detalles deslumbran en cada una de las obras expuestas.
Pero Miró es el artista total, él siempre respira insatisfecho ante la repetición, se siente impelido a avanzar en la búsqueda de la línea perfecta, del color adecuado, del cuadro inapelable, el mira el mundo y necesita mostrarnos lo que ve.
La universalidad local
El siguiente paso es París, y la capital del arte en aquel momento lo acoge y catapulta su obra hacia nuevas expresiones. El cosmopolitismo que todo gran artista derrocha y que la ciudad impulsa con tanto afán se convierte en el ahondamiento de el sentimiento local y Miró nos ofrece la maravillosa serie de cabezas de catalanes y el extraordinario lienzo "Le catalan", aún retengo parte del  impacto que me produjo esa joya. El pintor ya ha encontrado el color, lo domina como nadie y sus formas se depuran sin límite, y en la misma sala nos espera otra de las cumbres de la exposición "Paysage (La Lièvre), un lienzo menos conocido que el "Chien aboyant à la lune" pero superior en cuanto es la culminación de lo que el chien apuntaba, una de esas obras que merecen toda una exposición para ella sola... y no es ni mucho menos la única que nos vamos encontrando.
la localidad universal
La vuelta a España durante la república y hasta el advenimiento de la guerra civil es una de las épocas más difíciles para el pintor, su obra lo refleja con nitidez, no hay concesión a la estética, el trazar es áspero y las formas convulsas, aparecen unos collage algo irregulares y el ansia de lo que vendrá nos hace demorarnos poco en esta época.
Vuelta a Francia y los cuadros siguen ahondando la lobreguez, las piezas sobre masonite nos sobrecogen, poderosas como pocas nos retuercen el alma en su contemplación, Miró es un exiliado doliente y sus colores son emblemas perfectos del desarraigo. Cuadros sin título que nos permiten desfilar por los años en los que el fascismo internacional aplastaba a la España republicana, tal vez el mejor emplema de todo ello sea el espectacular "Nature morte au vieux soulier", pocas palabras pueden decirse ante tamaña andanada expresiva, el zapato viejo y el mendrugo, y los restallantes colores del artificio.
La exposición prosigue, caminamos. Deambulamos por la serie Barcelona, las litografías de retratos que bebemos con la mirada hipnotizada y alcanzamos otro de los momentos álgidos, las archifamosas constelaciones, una vez más me sorprende su escaso tamaño, Miró las concibió como cuadros que debían ser enormes y su magnificiencia está contenida en lienzos que no superan el metro cuadrado, la serie que lo situó en el olimpo de los creadores del arte de todos los tiempos y una decena de obras que sientan cátedra sobre el universo mironiano.
l'etoile matinale    hay que tenerla delante para ....
Desde el "Le Lever du soleil" que las abre, hasta "Le passage de l'oieassau divin" asistimos a una buena muestra de las 23 obras que componen la serie, soberbias todas pero imprescindible para mí "L'etoile matinale" y "Le Passage de l’oisseau divin". En esta época Miró consolida los iconos con los que será identificado el resto de su vida y por el que le solicitarán murales y carteles varios, pero su creatividad bulle y el pintor sigue caminando.
A partir de esta época el alud de cuadros que te dejan sin aliento es continuo, debe decirse que ya se llega ahí con el respirar entrecortado, "La femme rêvant de l'evasion", el brutal autorretrato empezado en el 37 y finalizado en el 60 y la sala de los Bleu (I, II y III) que obliga al paseante a sentarse y soñar, a serenarse y luchar contra la terrible atracción que la serie provoca, a mirar con el alma de un pintor irrepetible el universo en azul. Miró en grandes lienzos abochorna el espíritu sin piedad, no hay más que situarse frente a ellos y los cuadros se encargan de todo.
Fruto de un viaje a Japón el pintor les lanza un guiño hermoso a los pintores nipones, la maravillosa "Goutte d’eau sur la neige rose" es más japonesa que un estanque de lotos y tan universal como los ojos del pintor.
El viaje nos prepara para otra sala tríptica, las tres "Peinture sur fond blanc pour la cellule d’un solitaire" (I, II y III) son otra cicatriz indeleble en la piel del que escribe, una tilogía de la permanente de la Fundació que ya he visto en otras ocasiones y que siempre me convoca y me remueve. Un genio del espacio, del color y del dibujo desnudando el trazo de todo aquello que no merece estar contenido en el lienzo, puro zen, puro mediterráneo, pura pureza.
Una mujer en el sitio perfecto
Los "L’espoir du condamné à mort" (I, II y III), siempre presentes, siempre destacados, siempre hermosos, en los últimos años del artista su dominio del cuadro era casi insultante, y a pesar de alguna "patinada" como las manos en las constelaciones o los cuadros pintados con fuego (en qué estarías pensando Joan?) el final del recorrido no deja de llenarnos los sentidos, las dos "Tête", los tres "Feux d’artifice" (el II, qué maravilla!!!), los "L’Espoir du navigateur"....
Luz pura
La mirada perenne
Miró sigue creciendo como pintor y en el trayecto lo hemos visto pintar con todas técnicas posibles, sobre innumerables superficies, con variación de formatos ... pero sobre todo lo hemos acompañado en la búsqueda más hermosa. La mirada del azul, el color de los ojos del mejor pintor de todos los tiempos (con permiso de Velázquez, off course).
El impacto que nos provocó a todos la experiencia, de algo más de dos horas, fue tan contundente que cuando lo comentamos al calor de unos vermuts, Carlos, que escribe poco pero dice bien, lo expresó de forma perfecta: Me sentí como a la salida de Garbarek en Donosti. Y así es esa exposición, una puerta hacia ser diferentes, hacia sentir mejor.
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miércoles, 29 de febrero de 2012

Las buenas "malas compañías"

Como estoy un poco saturado de glosar sobre obras maestras he pensado que estaría muy bien dedicarles una entrada a una banda que no son los mejores en nada, que no cuentan con ningún solista de ámbito sideral, que tienen unos cuantos discos malos y que en el mejor de los casos tienen algunos discos muy buenos. Hay que ser honesto a la hora de verter afinidades en la ventana de un blog, aunque a alguien se lo pueda parecer, no estoy a todas horas escuchando a Bach, Miles o Fripp, ni leyendo McCarthy o Vickram Seth, el placer de la lectura o de la escucha también se nutre de Katzenbach o John Connolly y de músicos más normales. El goce con los grandes se intensifica junto a la liviandad de los menores y en esas se suceden las obras entre los unos y los otros.
No more teachers....
La idea de la entrada proviene de una petición del enano mayor que este fin de semana estaba con un amigo, ambos han incorporado en Reyes un reproductor con sus altavoces correspondientes y están creciendo como melómanos, y yendo en el coche me pidió escuchar un temazo de Alice Cooper, el megafamoso School's out, a pesar de que intento que el Ipod tenga respuestas variadas para este tipo de solicitudes, no pude atender la atención, con el dolor que supuso para mi alma de DJ. Sucedió, además, que el amigo de mi hijo no caía en la canción y estuvieron departiendo un rato al respecto para ver si la reconocía. A mi hijo la canción le gusta doblemente, por un lado por el tema en sí y por otro porque desde hace unos años se la pongo cada vez que empieza las vacaciones, al fin y al cabo es un himno de ese día.
Al llegar a casa ellos no recordaban la solicitud desatendida pero yo sí, y pensé que a la hora de la comida la haría sonar, el Rock es un buen digestivo para mentes jóvenes! Como no quería comer escuchando todo el álbum entero ni tenía ganas de irme levantando cada dos por tres, seleccioné la canción con el Genius del Itunes para que sonaran canciones más o menos en la línea de la mencionada. (Para todos aquellos que no sepan lo que es el Genius *). El regocijo ante las primeras notas del poderoso riff del tema fue gratificante, algo desasosegador para el orden en la mesa pero nada irreparable, la comida y la música continuaron y la sucesión de canciones era bastante adecuada: Who, Aerosmith, Pink Floyd, Cream, más A.Cooper, Deep Purple, Bon Jovi (algún día tengo que borrarlos pero van tan bien como Pachanga!), ...
Medio siglo emparejados
Y entonces se produjeron dos acontecimientos sucesivos que provocaron estas letras, por un lado tuve que levantarme de la mesa para darle al forward y evitar la escucha del "It,s been a hard day's night" de los cucarachas, si los enanos los descubren y les gustan allá ellos, pero yo no se lo facilitaré (puaj!), pero un par de temas más allá dejaron la rítmica de Richards y la voz nasal de Jagger abrirse un  "Street fighting man" y entonces me pregunté como era que nunca había hablado de ese par de jetas de la vida tan graciosos.
Y quiero solventar ese hueco porque hace cuarenta años que escucho con mucho placer la gran mayoría de las veces, eso sí con más o menos intensidad o frecuencia, a los Stones . Esta entrada no pretende dar a conocer nada a nadie, a estas alturas de su carrera si alguien no les conoce será por algo y si, como es lo más normal, sabe quienes son y las canciones que tocan, el glosarlas no aportaría nada, la intención, como ya he anunciado al principio, es mostrar algunas de las virtudes que puede ofrecerme un grupo, que catalogo de menor sin ningún rubor, y que le han permitido habitar mi discografía durante tanto tiempo.
El álbum del hermoso desorden
Los descubrí cuando salió el que es su mejor disco con diferencia, no el que tiene las mejores canciones, que eso es otra cosa, Exile on Main street (1972) es un doble vinilo con una cuidada edición gráfica y un montón de canciones barriobajeras que apelan a las raíces de los Stones y a la nueva música USA que estaban descubriendo, Gospel y Country. Después del Sticky fingers (con el lío de las portadas sobre los dedos enganchosos) era un disco que sorprendió a todo el mundo, no tenía ningún tema de la potencia espectacular de Brown sugar o la intensidad de Wild horses, las letras eran menos explícitas y el sonido era francamente "peculiar". El disco se empezó a grabar en un castillo en el sur de Francia porque los Stones habían salido de la isla por problemas con el fisco y cierta sensación de excesivo control policial, ello motivó que se hiciera en una época en la que los miembros de la banda y familias convivieran por primera y única vez. La historia de la primera parte de la grabación está muy bien contada (cosa curiosa porque se pasaba todo el día ciego de caballo) en la biografía de Richards y explica totalmente el grado de emborronamiento que el sonido del disco contiene y que ha provocado buena parte de las críticas pasadas, no deja de ser paradójico que este sea uno de los elementos que me fascina del doble álbum, su sonido es sucio como corresponde a una banda de gamberros consentidos como son los Stones.
El disco que contiene Love in vain
A partir de este álbum los seguí con constancia suficiente hasta el Tatto you (1981) que es un disco que recoge temas descartados anteriormente y se nota demasiado, creo que el potencial creativo de la dupla Jagger Richards se había acabado y desde entonces han ido viviendo de la fama, de sus emocionantes directos y de algún tema suelto que podía escucharse. Tal es así que en la época en la que empecé a recopilar mi discografía en formato digital no estaban incluidos en el catálogo previsto, tardé un tiempo en advertir su falta y cuando la subsané constaté que los pocos discos que no conocía no encerraban ningún guijarro a descubrir, y es que los Rolling no son músicos muy trabajadores, sacar una veintena de discos en cuarenta años de carrera ya es un indicativo suficiente de su capacidad productiva y es que tal vez son vagos pero no son nada tontos y son muy conscientes de la endeblez de buena parte de su repertorio, fragilidad que ha ido en aumento en sus últimos discos.
Pero tienen virtudes, por supuesto, su propuesta musical es estupenda, una banda de Rock con raíces en el Blues que hace de ello su postura vital, los excesos de todo tipo, más fuera que dentro del escenario, la asombrosa vitalidad de sus componentes y un puñado de grandes canciones, les han dado valor suficiente para estar en lo alto durante algo menos medio siglo. Por ello esta vez nos hemos dejado "arrastrar" por las malas compañías, que son bastante buenas.
El abuelo del Ipod
Mi jukebox de los Stones no es muy numerosa ni creo que demasiado original, ya que la mayoría son los temas que suenan casi siempre en todos sus conciertos:
  1. Love in vain (Robert Johnson) del Let it bleed (1969). Una de las mejores versiones que se han hecho de un tema del padre del Blues. Sólo por este cover las piedras rodantes ya se merecen el olimpo.
  2. Sympathy for the devil (Jagger/Richards) del Beggars banquet (1968). La mejor canción que han escrito la pareja de stones. Please allow me to introduce myself
    I'm a man of wealth and taste ....
    (sin más palabras)
  3. Gimme Shelter (J/R) del Let it bleed. La canción abre el que posiblemente es su mejor álbum y es una maravilla escucharla en directo, Jagger siempre se ha acompañado de grandes vocalistas negras y este tema es uno de los momentos fuertes.
  4. Jumpin' Jack Flash (J/R) del Get Yer Ya-Ya's Out! (1970). La maravillosa rítmica de Richards es el tesoro del tema, un ritmo brutal y una chulería sin igual, con la grabación de dos guitarras acústicas con una cassette Phillips y luego superpuestas en la edición, Keith crea esta genialidad. I was born in a cross-fire hurricane, and I howled at my ma' in the driving rain, But it's all right now, in fact, it's a gas!, But it's all right. I'm Jumpin' Jack Flash. Jack el saltarín!!
  5. Shake your hips (Slim Harpo) del Exile on Main street. Otro Blues versionado con maestría, éste del harmónica Harpo, un ritmo endiablado y un sonido brutal, el acierto es tal que está un puesto por encima, en mis preferencias, de la otra versión de R. Johnson que los Stones han grabado en el mismo álbum:
  6. Stop Breaking Down. Las composiciones de Johnson inspiran mucho a los Stones y es una pena que se hayan limitado a dos, la guitarra de Richards abre el tema a cuchillazos certeros y la contoneante voz de "Peter Pan Jagger" hace el resto, y a esto le añadimos un piano fantástico de Ian Stewart (toca en mis tres temas preferidos del EOMS, los dos mencionados y la que vendrá).
  7. It's Only Rock 'N Roll (but I Like It) del disco homónimo de 1974. El tema está firmado por la pareka de siempre con la inspiración de Ron Wood. Con esta pieza tengo algo de vergüenza ajena, creo que es francamente barata y hortera pero cuando suena me gusta oirla y me bailan los pies. Si ellos mismos lo reconocen, es soolo lo que es pero me gusta, por eso la incluyo-
  8. Sweet Virginia (J/R) es la tercera maravilla del EOMS que quiero destacar, aún insistiendo en que todo el disco es un viaje imprescindible. Aquí Jagger se arma de la harmónica y nos canta una balada Country que rápidamente se encarga de ensuciar un poquito con la socarronería habitual.
  9. Paint in black (J/R) del Aftermath (1966). Los piedras rodantes en plan nihilista y un gran éxito de los Salvajes con su versión "No ´se qué pasa que lo veo todo negro". Una joyita casi Pop que forma parte de mi iconografía particular desde que la escuché por primera vez.
  10. Fool to cry (J/R) de su último gran disco, Black and blue (1976). Una balada que debería ser muy sentida, pero estos chicos no se toman casi nada en serio, y que es un temazo espectacular, con unos preciosos teclados y con ese gritito sincopado a mitad de la canción que la hace irrepetible.
La rítmica más canalla del R&R
Podrían caber unos cuantos temas más, su primera época está bastante nutrida de versiones deliciosas de Rock and roll y Blues ajenos y su primera etapa como compositores también. Pero diez es el número de dedos que tenemos en las manos y tratándose de los Stones no hay que ponerse demasiado intelectuales.

I met a gin soaked, bar-room queen in Memphis,
She tried to take me upstairs for a ride.
She had to heave me right across her shoulder
'Cause I just can't seem to drink you off my mind.
It's the honky tonk women

Gimme, gimme, gimme the honky tonk blues. 
(*) El Genius es una herramienta del Itunes que recopila información de todas las bibliotecas de Itunes que quieren agregarse y en base a esa monumental recopilación de canciones crea listas de reproducción, funciona a partir de un tema seleccionado por el usuario. La idea es buscar entre las bibliotecas de aquellas personas que también tengan esa canción y agregar, como temas afines, aquellos que están más representados en el conjunto de esas bibliotecas. Es muy útil para bibliotecas grandes aunque no siempre está muy acertado, esta vez sí lo estuvo.

sábado, 25 de febrero de 2012

A love to Trane

El genio
Mi relación con John Coltrane podría definirse como peculiar, podríamos decirlo así para que ninguno de los devotos del saxofonista se altere demasiado. La peculiaridad es que reconociéndole extraordinario talento tengo demasiada tendencia a considerarlo un miembro, destacado eso sí, de las formaciones de Miles, y es un músico con tanta entidad que a veces me asombro por no tenerlo siempre presente. Lo descubrí como a todos los músicos de Jazz, a través de Miles, en su caso por una relación directa que mantuvo con él, en la mayoría porque es Davis quien abre mi interés hacia esa música excepcional y actualmente estoy ampliando mi campo de interés en ella hacia la era clásica, pre Bebop, sobre todo gracias a las doctas recomendaciones de Félix y Mario que son una fuente inagotable de yacimientos prodigiosos.
La pareja de genios
Trane fue la otra luz del prodigioso primer quinteto de Miles y desde hace muchos años fui siguiendo su prolífica carrera con más o menos acercamiento. Una vez más declararé que no soy experto en nada y menos en John Coltrane, su inmenso genio creador, su revolucionario paso por la música y su "verborrea" creativa, son demasiado grandes y no ha tenido toda mi atención en todos estos años.
Para subsanar esa tara que arrastro hace tiempo, tengo la intención de "hacer" un semestre Coltrane, debía haber empezado en enero, pero las entradas tienen vida propia y no se ha dado la ocasión hasta ahora, el proyecto pretende recorrer las épocas que el saxofonista protagonizó a través de algunos discos suyos con un contenido especial para mí, el primero de todos ellos es Mi disco de Trane y uno de los pocos trabajos de la música que pueden presumir de estar a la altura del Kind of blue.
John Coltrane graba A love supreme en 1964, en los albores de la explosión hippie el genio estaba viviendo un renacer personal que se veía acompañado por la ebullición musical y artística del momento. Mi teoría personal es que escribe el álbum cuando se enamora de Alice, su segunda esposa, con la que hacía unos meses que vivía (al final todos los conceptos más elevados del amor, incluso éste, el más alto, de amor universal, tienen que ver con el sentimiento personal de cada uno), en ese momento, Trane estaba en lo más alto, había encontrado a su media naranja, músico como él, Alice era pianista de Jazz y con un interés notable por misticismo indio, muy similar al del saxofonista. Además, se sentía en armonía absoluta con todo lo que hacía, el cuarteto clásico estaba más que consolidado y la potencia de la formación se evidencia en todas las grabaciones de esa época, ALS es un legado y un camino, consolida el estilo de lo grabado hasta esa fecha por la formación y abre el sendero para las derivas de Free con las que Trane caminará durante los escasos años que le restan de vida.
La intensidad del amor
Ha sido disco de cabecera para mí durante largas temporadas y tiene una virtud extraordinaria, cuando paso épocas en las que escucho de forma exclusiva a Miles es de los pocos discos con los que puedo "romper" la adicción de forma natural, aunque tiene un gran defecto, es muy corto, ello me obliga a escucharlo algunas veces de forma consecutiva para poder quedarme satisfecho, los adictos somos así. Debo decir, no obstante, que desde que conseguí la versión "de luxe" que contiene como material adicional, los cuatro temas en directo tocados como suite (Sain Jean Les Pins, 1965) y cuatro tomas alternativas, el mono es menor.
ALS está en todas las listas de los mejores discos de la historia y es, con diferencia el disco más vendido por el artista. John tiene el privilegio, y obviamente, también la culpa, de estar en dos de los mejores discos de todos los tiempos, el mencionado Kind of blue y éste, no puede deberse a una casualidad, por lo tanto sin osarle quitar el trono a Bird como el más grande saxofonista de todos, cada cual que elija el que más le guste que los rankings son para eso, lo que si diré es que Coltrane es el hombre que más voz, y más intensa, le ha dado al instrumento. Mi semestre Trane pretende demostrarlo.
El cuarteto
En 1964, como ya hemos comentado, el cuarteto estaba en su apogeo, llevaban más de tres años juntos, habían grabado varias joyas y sus directos eran excepcionales. Los músicos del disco y del cuarteto eran:
John Coltrane. El mejor alter ego que tuvo jamás Miles quería volar lejos del trompetista, Miles mandaba en su quinteto y John tenía ideas propias, cuando deja la formación, desde su inolvidable solo en Round midnight hasta los grandes discos con Columbia, sin olvidar las cuatro fabulosas grabaciones del 56 con Prestige (cuatro obras sobre las que espero realizar una entrada este semestre), ya nos ha regalado innumerables momentos únicos en la historia de la música. El "alumno" debuta con Giant steps (1960) en su primer disco con todas las composiciones propias y desde ahí no deja de mejorar hasta llegar al ALS y otras obras maestras.
Trane en la época Blue Note
El saxo aprendió de Miles varias cosas, una era el papel de director del grupo, no era tanto la función de componer sino la de dar el sonido buscado en cada ocasión, la gran diferencia que encuentro entre ambos era que mientras Miles mejoraba a sus músicos con un nivel de exigencia brutal y los quemaba (nunca tuvo un  músico más de dos o tres años de forma consecutiva), Coltrane supo rodearse en sus dos cuartetos de músicos que eran grandes y se sentían cómodos con él, el fin del primer cuarteto, el que nos ocupa, lo provocó la evolución musical de Trane, no un maltrato o desconsideración. Otra cosa que aprendió de forma magnífica fue la de grabar los discos en tomas enteras, sin apenas edición ni mezclas posteriores, tal vez por ello el KOB y el ALS tengan tantos vínculos. Coltrane tocaba alto, tenor y soprano (algún día habrá que explicar la anécdota entera y las consecuencias de que Miles le regalara un saxo soprano a Trane, a pesar de que este no lo tocaba en aquella época), pero en el disco sólo hay saxo tenor y a pesar de que Félix no lo tenga como su saxo tenor favorito (la elección de Sonny Rollins tampoco es mala), creo que la interpretación que John hace en este disco es una de las cumbres absolutas en el uso de este instrumento.
El hombre que mejor "habló" con Trane (con permiso de Miles)
McCoy Tyner. Uno de los más grandes pianistas de Jazz de todos los tiempos (verdad Mario?) y un complemento perfecto para esta época de Trane, estuvieron juntos más de cinco años y todo lo que salió de sus instrumentos fue magnífico, ese fue todo el tiempo en el que John tardó en explorar el jazz modal y salir en busca de otros rumbos, como ya he comentado fue McCoy el que lo dejó porque no se sentía cómodo con el sesgo que estaba tomando la nueva música del saxofonista, pero en esos años el piano de Tyner fue el alter ego perfecto del saxo en el cuarteto. El dominio de los matices, del tempo, del ritmo, de los silencios y de las ráfagas, es tan absoluto que estoy convencido de que Trane lo echó a faltar desde el momento que no estuvieron juntos, aquí lo está y de que manera.
Jimmy Garrison. El bajista era el miembro más reciente del cuarteto en el momento de la grabación del ALS, se unió al cuarteto en 1962 después de colaborar un tiempo con otro monstruo del saxo, nada menos que Ornette Coleman, con quien volvería nuevamente después de Trane. Es la máquina perfecta, el alma indicada para un grupo que hacía brillar a todos sus componentes, sus solos eran frecuentes y estaban dotados de un alma que con frecuencia se echa en falta en otras acutaciones de bajistas, más preocupados por el efecto sonoro que por el fluir musical, en el disco suena magnífico y conduce los temas como un maestro.
El batería que Hendrix amaba
Elvin Jones era el percutir de este combo, el sonido de su batería es goce puro, dotado de una técnica sobresaliente exhibió durante toda su carrera un sentido del ritmo único que le permitía seguir a Trane en sus galopadas y complementarse de forma perfecta con Garrison, o Reggie Workman anteriormente, en el cuarteto. El sonido del cuarteto precisaba de un pegador de estas características para no verse encorsetado, sobre todo en directo, por un simple seguidor de ritmos. Su prestigio ha sido inmenso y alguien que sabía un poco de música como Hendrix, loaba a Mitch Mitchell (su batería en la JH Experience) llamándole su Elvin Jones particular, creo que el dato habla por sí solo.
Vamos con el disco. El álbum, como el KOB es una obra conceptual, incluso más que aquel, está concebido como un canto de amor absoluto (ya hemos comentado las terrenales razones de John) y se compone de cuatro partes que reflejan el camino del amor elevado: Acknowledgement, Resolution, Pursuance y Psalm
El inicio del primer tema recuerda, en cuanto a la atmósfera y intenciones hipnóticas al So what, un breve destello de metal nos deja en manos de la rítmica, primero el bajo, se incorpora suave la batería y no tarda el piano, la característica melodía que luego es cantada por Trane (a love supreme, a love supreme....) nos atrapa y nos prepara para una de las mejores entradas de un saxo tenor entre las que conozco, es brutal, el músico está loco por su chica y quiere que el universo se de cuenta. El saxofón empieza atemperado, no quiere desmadres porque está en la fase de conocimiento de su estado y la pieza se desarrolla con un ritmo suave, algo creciente pero sin dejar que el goce obnubile el son. Si el disco acabara aquí ya sería una obra maestra, pero el viaje hacia el éxtasis amoroso sólo está empezando.
La edición completa
Resolution se abre con unos dedos de Garrison hasta permitir que entre toda la banda arropando el elegante aullido del metal, Jones está más activo, el ritmo es mayor y es en esta pieza donde me maravilla por la sutileza y perfección con las que el batería dota al tema, sus percutires dan paso a un solo del gran Tyner, pero qué bueno es ese pianista!!! Vuelve el saxo con un tono algo desgarrado, como transido de la emoción, goce total, y los fraseos medios llenos de intensidad van dejando que el tema se apague.
Pursuance se inicia con un solo de batería, ya hemos comentado acerca del desbordante talento de Elvin jones y aquí nos deja una muestra del mismo con el remedo de un cumplimiento amoroso, su momento permite que John entre en el tema cuando ya está caliente, apenas unos soplidos para que Tyner extasie de nuevo, es de esos momentos en los que creo que estamos ante la sección rítmica más talentosa que se pueda escuchar, todos cumpliendo como dioses, y reinventando el swing sin desmayo. Las ráfagas con las que el saxo nos inunda preludian los tiempos de Free que están por llegar, hermosos y potentes, hacen avanzar el álbum con conceptos más "modernos" y nos lleva al último track, en mi vinilo estaban encadenados sin pausa entre ellos llenando la segunda cara.
John y Alice, a love supreme
Psalm (el paisaje después de la batalla) enfila unas percusiones que se hacen graves y el camino de saxo que dibuja Trane es descendente, desde unos arrebatados fraseos iniciales se va calmando en  pos de la salmodia final de agradecimiento al ser superior, no olvidemos que es un disco de vocación muy religiosa, mística y podríamos decir que de un ecumenismo universalizante. El tema corresponde a un salmo escrito por John y en el que prácticamente cada nota corresponde a una silaba del texto. El descenso desde ese arranque enérgico contiene los saxos más arrebatados y vocales del disco, el metal se hace humano y Coltrane nunca ha sonado tan hermoso. Si en su día le adjudicamos al cello la preeminencia sobre los instrumentos de cuerda, es el momento (y que Miles me perdone) de otorgarle al saxo la suya sobre los de viento, es tal la calidez con la que John música las palabras de sus versos, tan íntima la declaración de amor que vierte, que es imposible que exista un sonido superior.
El disco con las tomas suplementarias sigue y aparece el sonido de Trane en directo.... El concierto grabado merecería una estrada complementaria pero estoy seguro de que quien haya llegado hasta aquí ya habrá acumulado suficiente interés para hacerse con la obra, en ese caso que lo haga por su versión de luxe que es la que recoge el recital.
John viviría tres años más hasta que su hígado se desintegró, nos dejó un legado inmenso, más de cien discos oficiales que recogen unos escasos quince años en activo, murió a los 41 años y es inimaginable la dimensión que hubiera adquirido la música que hubiera creado, lo que es perfectamente constatable es la que sí nos dejó. Vamos a disfrutarla.

viernes, 24 de febrero de 2012

Toni nos disfruta el viaje

La fotografía es un arte tramposo, es el único cuya esencia es la transmisión de la realidad, cuya evolución circula por el sentido de hacerse mas fidedigno, más duplicado de nuestros sentidos y el arte son sensaciones que evocan, la creación pretende sublimar al artista en catarsis que pueda ser captada, empatizada o descargada, y la trampa se esconde en la perversión que supone el considerar que la plasmación de una imagen tiene algo que ver con la captura de la realidad.
Conste que el reflejo es mío, sorry Toni
Cuando se inventa el daguerrotipo se pretende congelar instantes de vida para poder ser compartidos y vividos en un tiempo distante, y ese lastre de espejo sitúa demasiadas veces al fotógrafo en la categoría de artista menor, no importa cuantos Cartier-Bresson o Sieff existan que siempre se esconderá la opinión minusvaloradora ante una exposición fotográfica que argüirá que las fotos las crea una máquina y que ese es, básicamente, el secreto. 
Puro Sieff, algún idiota dirá que esto lo hace la máquina
Hablar de fotografías, escribir sobre ellas, es enfrentar a dos artes que nacieron con la misma idea y que el tiempo ha situado en los opuestos, la palabra escrita también nace para reflejar el momento que de otro modo se perderá, pero cuenta con la magia alambicada que le confiere la historia y el tiempo de tantos genios que nos han hecho sentir al sumergirnos en mundos ajenos,  y seres que son otro, de forma absoluta. La fotografía aún necesita de espacio temporal para 
asentar en el inconsciente colectivo toda la carga de magia que posee.
Un excelente colaborador en ese empeño tan noble que es dar reconocimiento al arte fotográfico es Toni Ydjabe, que, además, es un amigo, pero el motivo para bloguearlo no es ese, que serviría ya en sí mismo, el motivo para hacerlo es que sus fotos me gustan y pienso que vale la pena dedicarle una entrada a su última exposición, a la que tuve el placer de asistir.
Un entorno precioso para una exposición
Toni es un estupendo fotógrafo que ama su disciplina artística con una alegría y bonhomía envidiables, él disfruta haciendo fotos y creando imágenes que desprenderán potentes evocaciones, ¿No es acaso eso uno de los pilares del arte fotográfico, del arte en sí mismo? Hace unos meses me comentaba que expondría y que estaba madurando la idea sobre la que debía gravitar la exposición, el "motivo" que le daría un concepto y que parece ser que toda exposición debe tener, yo no lo tengo tan claro pero él sabe mucho más de esto que yo, ya apuntó entonces que le tentaba mostrar alguna saga sobre ciudades o sobre algún viaje, finalmente se decantó por presentarnos Colores de Cuba, y el 3 de febrero inauguró en la Llibreria Les Punxes, que está en la extraordinaria edificación modernista de Puig i Cadafalch que lleva ese nombre (Los pinchos), el contraste está servido, arte a veces demasiado aparente, el modernismo, frente a un artista siempre veraz, Toni.
Toni tiene una mirada preciosa, es un hombre que ilumina el espacio con el fulgor de sus ojos casi permanentemente ilusionados, y sabe plasmarla en sus obras, al fin y al cabo, ¿Qué es una fotografía interesante sino una mirada bien plasmada?, también es un excelente compañero de salidas nocturnas y un hombre con más recovecos de los que su carácter pacífico deja entrever de entrada, y todo ello, el artista Ydjabe lo sabe pintar en sus obras. La tranquilidad con la que sabe vivir le confiere la fuerza con la que transmite su manera de ver el mundo, él no es un fotógrafo que construye decorados o que se pierde en photoshops, sus armas son el talento de ver y el talante de mirar, ahí están los resultados, montones de fotos en las que uno encuentra lo conocido presentado de forma desconocida, lo que uno ya ha visto de forma que no había observado, Toni es un captador del lado trascendente de la realidad.
Mis colores de Cuba
Colors de Cuba (pondremos el nombre en su versión original no sea que la manager del artista nos ponga morros la próxima vez que la veamos) es una muestra del resultado de viajar a la isla caribeña, un país del que todos los que han estado resaltan el color, el ritmo, la luz, la atmósfera que posee y que derrocha. Uno, que ni ha estado en Cuba ni tiene planes para visitarla, no sería representante del público más devoto para una exposición que gravita sobre imágenes de la isla, a mí me hubiera atraído mucho más que el elemento vertebrador de la exposición se hubiera centrado en ciudades europeas, Londres sin ir más lejos, ciudad que Toni y pareja conocen más que yo algunos barrios de Barcelona, o Berlín, o qué sé yo. Pero la exposición es sobre los colores de Cuba y esa es la que es.
El día de la inauguración, honor tuve en ser el primero en acudir (cosas de haber recibido una educación algo dispersa y haberme hecho rehén de la puntualidad por contraposición), no pude disfrutar todo lo que se merecen las obras, la librería es un espacio con resonancias artísticas pero no se puede decir que sea el más preparado, en espacio y luz, para acoger una muestra de originales, y el trasiego de invitados tampoco permitía el, o los, momento/s para disfrutar de las piezas, no obstante disfruté con su contemplación lo suficiente como se merecían las obras.
El angosto balconcito donde anidan las imágenes
La Cuba de Toni, el viaje que queremos hacer
Esta tarde he estado de nuevo allí para hacer las fotos de la entrada y he podido comprobar que la mirada de Toni es magnífica, las doce fotografías que cuelgan en la pared de la librería poseen una fuerza, una sensibilidad, y un sesgo, que despiertan la comezón viajera que todo homo sapiens, especie itinerante por antonomasia, posee. Toni viaja y al hacerlo se empapa del territorio que visita, mira aquello que sus pies descubre y el ojo decide que hay que plasmar el decorado vivido, Toni captura de forma precisa y entusiasta su manera de percibir, pero, generoso como es, lo congela en imágenes para que el resto podamos disfrutar con él. 
Su visión de Cuba tiene mucho color, pero es el color vivo de una tierra real que no es esclava de un tour operator de turno que pretende vendernos unos pasajes, es la luz de la vida en el Caribe que convive con la miseria y la realidad orgullosa de ser un pueblo vital. Los paisajes mostrados huyen de la palmera y el cocotero, enmudecen ante el Tropicana y demás reclamos turísticos, se hacen espléndidos ante el colorido y el estallido de la cadencia tropical, son hermosas imágenes que provienen del sentir y percibir la vida como un territorio donde gozar todo aquello que pueda ser gozado. 
El viaja y su maleta contiene la ilusión sedienta de percibir, de mirar y de ver, en la cámara ávida de recibir colmará la particularidad de saber apreciar el momento y la luz precisa, el contorno adecuado y la fugacidad atrapada. El artista generoso nos regala momentos que podrían pertenecerle en exclusiva y que decide compartir.
Es Toni, es su mirada, es arte.

martes, 21 de febrero de 2012

Demolición ¿sin Big Man?

Ha llegado. El Boss ha puesto en circulación su decimoséptimo álbum de estudio, si no contamos el The promise (2010) que es un recopilatorio que contiene temas inéditos y nuevas mezclas. Wrecking ball es la canción que da nombre al álbum y ya ha sido tocada en directo por Bruce desde hace tres años, luego la comentaremos porque vamos a hacer un análisis a bote pronto de las sensaciones que dejan las primeras escuchas y para ello nos ceñiremos al orden de los tracks tal como están editados.
El Boss se prepara para darnos de lleno en las vísceras y el alma
1 We take care of our own. La canción que abre el trabajo, ya se puso en circulación hace unas semanas, es una pieza, como dija la experta Aranza, para abrir los conciertos y por ello está dotada del nervio creciente de esos himnos springsteenianos que le permiten arroncar su voz mientras la gente estalla con el inicio del show. Sonido E street band puro con presencia de cuerdas a cargo de la Nueva York Cámara Consort, que ya sonaba en The rising (2002) y la capacidad para poner al oyente a tono para el viaje del Wrecking. Una chinita escupida al buen rollo inmóvil que el Boss achaca a Obama, para esa atención excesiva al capital y nula a los working class USA:
I been knocking on the door that holds the throne
I been looking for the map that leads me home 
The road of good intentions has gone dry as a bone
We take care of our own 
Un inicio de álbum que me recuerda en cierta manera al The rising (2002), es otro renacer, aquel después del 11S, éste después de la pérdida de Clemmons y, también, de Federici, que le obligan a plantearse una banda que debe ser diferente.
2 Easy money. El título ya nos indica que estamos ante un canto que pretende recuperar valores que no se centren en el dinero y el estupendo violín de Soozie Tyrell nos sitúa en un folk alegre que complementa la visión socarrona sobre el materialismo imperante en la cultura del siglo XXI. Es un tema menor, aunque con unas intenciones que contienen trayectoria, y el segundo que me hace pensar que la producción que firma Ron Aniello es mejorable, este tipo no consigue amansar a Bruce pero a veces, en temas como este por ejemplo, parece empeñado en ello. Los coros finales con los que Bruce ilustra la falsedad del dinero fácil son una muestra de la oportunidad perdida y seguro que en el concierto tendremos la versión correcta. En una entrevista a Rolling Stone en 2012 Bruce explica que el álbum era un disco Folk, voz y guitarra tocando en las canciones y entonces llegó Ron con una amplia biblioteca de sonidos... Sigamos...
La demolición está en marcha
3 Shackled And Drawn. El aire folk se vuelve celta y el texto apunta al tipo baqueteado por la crisis y el poder que detentan otros sobre su vida. Hay más lirismo en este tema, se juega menos con la ironía y más con el énfasis, la espectacular voz del Boss nos araña y nos recuerda una y otra vez que hay quien está encadenado y "dibujado" de por vida (la metáfora "Drawn" es precisa y furibunda). Final con un grito Gospel que se va enmudeciendo:
But I want everybody to stand up
I want everybody to stand up and be counted tonight
El jefe siente que el grito de "Power to the people" está más vigente que nunca y creo que el disco está subiendo.
4 Jack Of All Trade. Intensidad. El disco se ha calentado con la primera "balada", nos ponen en la piel de Jack, otro tipo del montón, que le cuenta a su chica que las cosas están jodidas pero que van a ir bien, que él cuidará de ella y de ambos, y que el futuro existe para ellos. La fe de Springsteen en el ser humano es así, algo irracional pero contagiosa. A Ron se le cuela la poderosa guitarra de Tom Morello, ex de Rage Against the Machine y ex de Audioslave, y el sonido se enriquece, vuelve Soozie y tenemos cuerdas y metales, la trompeta de Curt Ramm excelente, muy bien puestas (algo sabrá Ron). Es uno de esos temas que Bruce hace tan bien, tipo The promise land o Streets of Philadelphia (que no tiene la culpa de ser tan famosa gracias a la peli) y apuntala el creciente interés que el disco está generando.
So you use what you've got, and you learn to make do
You take the old, you make it new
If I had me a gun, I'd find the bastards and shoot 'em on sight
I'm a Jack of all trades, we'll be alright 
I'd find the bastards and shoot'em on sight
5 Death Of My Hometown. Vuelta al country de cabañas para alertar sobre la muerte del hogar, los buitres nos convierten en la carroña de estos tiempos con un aire de reminiscencia de la guerra civil norteamericana. La canción sigue la senda del disco y de vuelta pienso que el disco debería no haberse encontrado con Ron, hay demasiado arreglo para lo que el mensaje duro y seco del Boss pretende, incluso es el primer tema donde escucho la voz principal desubicada (sólo un poco Aranza, sólo un poco). A ver que viene.
6 This Depression. Yo quiero que mi chica me haga una canción así!!!! Qué pedazo de poema, muy cortito pero con una fuerza brutal, es perfecto. El jefe ha puesto el puño sobre la mesa y ha dicho, este disco es mío y esto es lo que soy.
Baby, I've been down, but never this down
I've been lost, but never this lost
This is my confession, I need your heart
In this depression, I need your heart
Baby, I've been low, but never this low
I've had my faith shaken, but never hopeless
This is my confession, I need your heart
In this depression, I need your heart
And I've always been strong, but I've never felt so weak
And all my prayers have gone for nothing
I've been without love, but never forsaken
Now the morning sun, the morning sun is breaking
This is my confession, I need your heart
In this depression, I need your heart 
Se puede decir de muchas maneras, los seres humanos llevamos miles de años haciéndolo y Bruce le canta a Patty su amor desde el pozo. Morello vuelve a sonar perfecto y Soozie y unos coros suaves de Patty y Lisa Lowell. Quiero abrazar a mi chica en el concierto cuando la banda se ponga intimista y nos ofrezca esta canción (no sólo entonces claro!), ufff.
Soy un hombre que tiene en el corazón a su guitarra 
7 Wrecking ball. El Boss estrenó este tema en 2009 con motivo de la demolición del Giants Stadium en East Rutherford, Nueva Jersey, y desde el escenario próximo a desaparecer les dijo al público: Únete a nosotros esta noche para tirar abajo a la vieja señora. Hemos tenido muchas grandes noches en este sitio, vamos a hacer uno nuevo al Este. Y esto es lo que escribí para esta noche.
I was raised out of steel here in the swamps of Jersey, some misty years ago
Through the mud and the beer, and the blood and the cheers, I've seen champions come and go
So if you got the guts mister, yeah if you've got the balls
If you think it's your time, then step to the line, and bring on your wrecking ball
Bring on your wrecking ball
Y, oh sorpresa, como el tema se grabó hace más de dos años, el saxo de Clarence Clemmons suena en esta canción y uno casi puede tocar el sonido clásico de la E street, es una preciosa, muy poderosa, invitación a la rebelión, con pasajes intimistas en los que Bruce está a solas con la guitarra, acunada por el teclado de Charles Giordano y que acaban arrastrando a todo el combo a su versión más potente. No es casual que de nombre al disco porque es uno de los mejores cortes del trabajo. Una canción que, dado lo que se puede constatar en las versiones que circulan por Youtube, asegura una experiencia en directo de mucho nivel.
8 You've Got It. No conocía a Greg Leisz ni a Marc Muller, los músicos que ponen la steel y guitarra en este tema con gran acierto. Esta es de esas canciones que los grandes tienen en sus discos, digamos que son fondo de armario, sienpre suenan bien y combinan con todo, se puede uno imaginar sin esfuerzo a Bruce susurrándoselo a Patty por el pasillo: lo tienes, ven y dámelo. Es el canto a la pareja, a todas las chicas con las que uno puede sentirse en el hogar. Estupenda.
9 Rocky Ground. Hace muchos años Dylan compuso una pequeña joya en el Selfportrait (1970) que se llamaba All the tired horses y la bella voz de Michelle Moore que surge al inicio de este tema me la recuerdan una y otra vez, no es mala cosa que algo te lleve a Dylan. Pero hablemos de esta canción y de la horrorosa capacidad de Don para estropear las cosas, el tipo ha puesto sintetizadores y efectos de fondo que me asustan cada vez que los escucho, el tema es perverso de cojones, por un lado nos encontramos una estupenda canción, con una letra Gospel cien por cien, que Bruce canta con convicción y entrega de forma bestial, con esos coros ya comentados y por otro el destrozo que provoca el productor en un intento de casar al Boss con el hip hop y la electrónica, sí, también hay unos fraseos de rap (Moore again). Si comentaba que la anterior es un fondo de armario, y para seguir en el símil textil, esta es una blusa para epatar en una fiesta, puede triunfar o recibir tomatazos pero no dejará a nadie indiferente. Tengo mucha curiosidad por vivirla en directo, verla desnuda de manazas y con el saxo que Art Baron borda en estudio, desmelenarse en el escenario.
La nueva E street band
10 Land Of Hope And Dreams. Un temazo que no es nuevo, aparece ya en el Live in NY city (2000) y en varios directos desde entonces, pero que no estaba contenido en un disco de estudio al uso, y que podría cerrar el álbum si no fuera porque Bruce quiere hacerlo con doblete (la edición especial incluye dos temas anteriores al final, Swallowed up y American Land, pero que no forman parte del concepto global del disco y se recuperan para dotar de más contenido un lanzamiento posterior). El solo de Clemmons, que aparece de nuevo, es perfecto, un resumen conciso de toda la fuerza que le ha dado a la E street durante casi treinta años. Es una canción esperanzada y cruda al tiempo, contiene momentos mágicos, íntimos y rebosa de sonido cuando se encabrita, Bruce ha vuelto!!!
I will provide for you and I'll stand by your side
You'll need a good companion now for this part of the ride
Yeah, leave behind your sorrows, let this day be the last
Well, tomorrow there'll be sunshine and all this darkness past
Well, Big Wheels roll through fields where sunlight streams
Oh, meet me in a land of hope and dreams
Allí nos cita Bruce, en la tierra de la esperanza y los sueños, allí cita a todos los hombres de bien. Y el tema se cierra con Gospel y un fragmento del People get ready de Curtis Mayfield.
y 11 We Are Alive. El Boss más religioso que nunca glosando tragedias en las voces de los muertos. Otro principio suave, que se crece en la acústica de Bruce y su voz susurrada, fraseo cuidado para darle la palabra a las víctimas a las que nadie defendió, hace que el tema vaya subiendo con aire campestre, un banjo nos sitúa en la frontera y la piel nos indica que estamos ante otra gran canción.
We are alive
And though our bodies lie alone here in the dark
Our souls and spirits rise
To carry the fire and light the spark
To fight shoulder to shoulder and heart to heart
To stand shoulder to shoulder and heart to heart
We are alive
Estamos vivos, es el estribillo que cierra este gran trabajo del Boss, es así, el disco ha salido bueno. El tema se apaga con los silbidos minuentes que nos hablan de camino por recorrer, de mirada henchida de 
horizontes y fe. El impulso único que uno se permite es el de una nueva audición.
El viaje ha culminado su trayecto y la sensación es poderosa, precisa de más audiciones para ser disfrutado y citamos al The Telegraph:
“Un final que eleva la moral a un disco reposado, que intenta canalizar el espíritu de la canción protesta a través de las raíces, el folk y el rock moderno de estadio. Una única escucha no es suficiente para decir si Springsteen lo ha conseguido realmente o no. (…) Pero tranquiliza ver que al menos un viejo roquero sigue furioso, apasionado y encarnizado para marcar la diferencia”
Una pareja eterna
El roquero ha recuperado muchas raíces en este trabajo, el folk que ya renació en las Seeger sessions, el cantautor potente que le llevó a hacerse un hueco en la historia de la música, el americano que no puede sentirse sin las simientes de música negra que siempre ha tenido ahí. Es un Springsteen desolado por la pérdida y con la sangre hirviendo por la realidad que le rodea, es un artista que se niega a acomodarse y arriesga.
La falta de Clarence Clemmons es una losa que él se niega a dejar que le sepulte y renace con este disco sin permitir que la pérdida sea menos real.
Hace muchos, muchos años, que Bruce escribió Tenth Avenue Freeze-Out que se cierra con estos versos:
When the change was made uptown
And the big man joined the band
From the coastline to the city
All the little pretties raise their hands
Im gonna sit back right easy and laugh
When scooter and the big man bust this city in half
With a tenth avenue freeze-out, tenth avenue freeze-out
Tenth avenue freeze-out...

viernes, 17 de febrero de 2012

Una trilogía de los "states"

Acabo de terminar la lectura de una novela espléndida y forma parte de mis "obligaciones" con el blog plasmar aquellas cosas que creo que merecen ser difundidas. Y por ello pienso que me toca tratar de transmitir los numerosos valores que este libro contiene. Mi primera intención era escribir una entrada llamada Camino de libertad, donde pensaba glosar el recorrido que el libro ha tenido conmigo desde que me lo recomendaron, lo adquirí y hasta la finalización de su lectura, pero mientras lo leía tuve la sensación de que algo de la manera con la que Jonathan Franzen, porque de su novela Libertad estoy hablando, mantenía un lazo poderoso con otra obra que leí hace un tiempo, que Carlos acabó hace poco y hemos comentado algunas veces. O sea, ya tenía una entrada con dos focos de interés y, estando su gestación en mi cabeza, asistí a la presentación del portentoso trabajo de Fernando Navarro, Acordes rotos y decidí que las tres obras tenían un fuerte nexo de cohabitación en una entrada dedicada al siglo XX en el país de William Faulkner y Robert Johnson (los padres de toda esta potencia cultural).
Libertad (Salamandra 2011) de Jonathan Franzen, Hazañas y chapuzas bélicas (Libros del lince 2008) de Gary Brecher y Acordes rotos. Retazos eternos de la música norteamericana (66 rpm 2011) de Fernando Navarro son tres publicaciones con numerosas disimilitudes y algunas convergencias. La principal de estas últimas es el enorme placer que me han producido cada una de ellas cuando me he sumergido en sus páginas que, en los tres casos, están protagonizadas por la cultura EEUU.
El detonante que me hizo asociar Libertad con Chapuzas es ideológico, ninguna de las dos obras es panfletaria pero ambas contienen un elevado bagaje de compromiso social, compromiso entendido como una actitud que va más allá de etiquetas progresivas o reaccionarias, son dos autores que cuentan su historia, en forma de novela o de entradas de blog, pero lo hacen sosteniéndola en puntos de vista que se desarrollan de forma notoria en una posición sobre los desajustes sociales y las actitudes que resultan de ellos. Cuando escuchaba a Fernando hablar de su libro me di cuenta de que en el crítico musical anidaba el mismo empeño aunque desde una postura más personal, menos contradictoria. Y es que las dos obras de los estadounidenses son muy ambiguas ideológicamente, a pesar de las apariencias previas que presentan en cada caso, uno acaba de leerlas sin llegar a saber cual es la postura real de los autores.
Jonathan posando como joven brillante
Cuando la sorpresa inicial ante la afilada lengua de Brecher, auto nombrado War nerd (empollón de la guerra), se apacigua y uno se posiciona en la lectura de su libro sobreviene la revelación: el apologista de la guerra (su libro es un canto potente, sostenido y muy inteligente que loa a la guerra como expresión primigenia de la naturaleza del ser humano, el homo sapiens es homo belicus para él y su ira se dirige a los que no hacen bien la guerra, en absoluto a quienes la practican) mantiene una postura brillante, no nos confundamos, el autor no es un absurdo miembro del Tea party con mucho tiempo libre y obsesión por las armas, es un intelectual kamikaze que dispara contra todo lo muestra un sentido ineficiente en el extenso escenario de los conflictos bélicos, pero sus argumentos son, a fuer de terriblemente mordaces y divertidos, muy inteligentes y profundos.
Franzen es todo lo contrario, el color del bagaje con el que nos llega la obra es el de un escritor comprometido por su tiempo, de un sesgo demócrata del ala más progresista y con dardos más que suficientes como para derribar a cualquier halcón republicano que pase por su lado. Este culto y falso joven (nacido en el 59 no se puede decir que sea un autor joven, aunque su novela tenga bastante eco de autor novel y tampoco lo sea) moldea la historia de los Berglund con la argamasa de una lúcida visión de la realidad política de su país en la última decada del siglo XX. La lectura de Libertad produce una agradable sorpresa desde el inicio, uno ya está bastante cansado de autores "pulidos" con más o menos historias que contar, tipo Auster o Amis, que dominan el oficio y que repiten su esquema narrativo sin ningún tipo de pudor. JF nos atrapa con una técnica literaria curiosa, se acerca de forma notable en los temas menores de su libro, es prolijo en los ambientes y en las formas sociales y con ello su capacidad para evocar se vuelve poderosa. "De la puerta alabeada de la habitación colgaba un cartel amarillento de confección casera, escrito con lápiz rojo, donde se leía -Prohibido fumar-, la pe y la efe vacilantes pero enormes en su desafío". El adolescente Walter nos es retratado a través de un cartel. En cambio se muestra algo alejado en los aspectos más cruciales o emblemáticos de la narración, como de soslayo va pisando en las pulsaciones emocionales de sus protagonistas y es el dibujo completo el que nos muestra la historia. Sus protagonistas no son personajes al uso, esquemáticos y con un par de rasgos muy marcados que lo hacen identificable, cuando uno se adentra en la personalidad de cualquier ser humano nunca lo es, son poliédricos y muy vivos, pero tampoco son especialmente atrayentes o brillantes, son personas que se desnudan sin pudor ante la mirada del autor, muestran sus ridiculeces y sus contradicciones con la normalidad que adquieren los habitantes de los libros de los grandes narradores. Ésta es la única novela entre los tres libros reseñados y sin embargo contienen una capacidad documental notable, la narración se mueve en todo momento agitada por la realidad del país americano y esta vida social, cultural y política se erige sin esfuerzo en uno más de los protagonistas.
La reinita cerúlea asomando
En un magnífico artículo en el País el autor declara: "Soy una rara mezcla: alguien lleno de opiniones políticas que al mismo tiempo tiene muy poco respeto intelectual por la práctica de la política", personalmente disiento con esa afirmación, lo realmente raro es que alguien lleno de opiniones políticas tenga algún respeto intelectual por la práctica de la política, pero la afirmación pinta muy bien la atmósfera de ambigüedad que intento resaltar, decantarse por una opción política es para Franzen un abandono de su capacidad crítica y es entonces, en su desidia partidaria, cuando yo encuentro ecos profundos de ideología conservadora, siempre es la derecha la que fomenta el descrédito de la vida política, es una de sus más antiguas herramientas, propulsando el abandono ideológico para asentarse en el poder con su rol más natural, el económico. No obstante la visión de Franzen no es trivial ni somera, observa con agudeza y se expresa con contundencia, lo malo es que la realidad le lleva a calificarlo todo con la socarronería del que nunca está acomodado en una posición primaria. Confío en que nadie vea menguado su interés en acercarse a esta novela por el temor de que la historia no pueda atraparlo o su lectura sea demasiado volátil, con tanta inmersión en el paisaje social. Son temores infundados, Libertad es, antes que nada y sobre todo, un magnífico relato sobre personas que viven unas vidas fascinantes, no por lo que les sucede sino por la maestría con la que están contadas. Uno se enamora de las incapacidades afectivas de Patty y de Patty, la esposa, amante, madre y solitaria mujer que con sus textos autobiográficos nos sumerge en las contradicciones básicas de todo ser humano. "¿De dónde salía esta autocompasión, en cantidad tan desproporcionada? Se mirase como se mirase llevaba una vida de lujo" Patty se sabe equivocada en su sentir doliente y en su saber nos atrapa.
El trío de protagonistas masculinos, Walter, Richard y Joey, son magníficos y en sus relaciones de amistad y paterno filiales se encuentra una enciclopedia sobre el comportamiento de los hombres respecto a los hombres importantes de sus vidas, conflicto y competición, secuestro emocional y negación, amor y odio, necesidad y abandono, con los tres viajamos y con los tres nos enfadamos cuando se estrellan contra sus incapacidades, pero con los tres nos quedamos. "Al fin y al cabo hay cierta felicidad en la infidelidad, si es la infelicidad adecuada".
La novela es preciosa, novedosa, intensa, profunda, culta y muy amena, y a todo ello se le une una razón muy menor pero que puede tener su peso para algunos, es El Libro del Momento y cualquier lector que se sienta en la necesidad de mantenerse al día tiene que haberla leído.
Mi ejemplar del hazañas
Hazañas y chapuzas bélicas es todo lo contrario, un libro sobre el que no puedes hablar con nadie, que no se conoce casi nada y cuya "modernidad" es invisible. La obra llegó a mis manos directamente del editor, privilegio de ser su amigo, y con el crédito que tiene para mí su opinión, no tanto la de editor que es una profesión que obliga a trabajar con material que sea vendible y no tanto con el que pueda ser disfrutable, sino la del lúcido lector y buen escritor que es, me puse a su lectura sin ninguno de los recelos que un libro que apologiza el arte bélico me hubiera provocado. Cuando me lo dio, el editor me dijo que era una de las lecturas más divertidas de las que había gozado en los últimos tiempos y, a pesar de que no sea exactamente el echar unas risas mi objetivo cuando me sumerjo en la lectura, me pareció que sería interesante intentarlo. Y lo fue sin ninguna duda, la lectura del libro me duró un escaso día y medio, una vez que lo inicié no pude dejarlo hasta tenerlo completo, una vez más la recomendación había sido acertada, no en vano es el tipo que me descubrió a McCarthy entre otros. El formato de la obra se construye recopilando las entradas de un blog real donde colaboraba Brecher (exile.ru pero que ya lo cerraron y ahora publica en http://exiledonline.com). La estructura del libro está formada en seis partes, cinco de ellas corresponden al análisis de conflictos bélicos en cinco zonas geográficas y la sexta, a modo de recapitulación, recoge una serie de paradigmas rotundos sobre esa funesta actividad humana que es la guerra. El resultado produce una visión completa y desoladora sobre el continuado esfuerzo de la raza humana en provocarse muerte y destrucción entre ella. Actualmente Gary sigue escribiendo en el blog y sigue en igual estado de forma, esa mezcla adecuada de potencia y precisión en sus diatribas hace prever una segunda parte. Pero no olvidemos que estamos hablando de un libro y la primera norma ineludible que debe cumpir un objeto de este tipo es que su autor sepa escribir y, además, hacerlo bien. La norma se cumple sobradamente, Brecher es un autor fluido que sabe contar con maestría las pequeñas historias de las miserias bélicas que el califica de aspectos del ser humano, construye con precisión los argumentos sobre los que basa su tesis y consigue que el aniquilamiento o la matanza, nos parezan temas interesantes para ser leídos, su temática es Gore, tal vez de serie B, pero en esta analogía con el cine podríamos afirmar que Chapuzas es comparable a The thing (1982) o La noche de los muertos vivientes (1968), obras que se sirven de la truculencia para profundizar en la visión de la vida. El "war nerd" hace lo mismo, desde una visión inequivocamente estadounidense del orden mundial, se enfanga en una lógica terrible sobre la eficiencia de las acciones de guerra para mostrarnos al ser humano desde una perspectiva nueva y, lo que más sorprende, su palabra corrosiva, al despojarla de los paradigmas de fraternidad y empatía universal, aporta valores que se sitúan en el progresismo inteligente. La tesis básica del libro es que la especie humana pertenece al grupo de los depredadores, teoría más que discutible si uno la entiende al pie de la letra, y por lo tanto lo que se debe hacer es aceptar la guerra como el habitat natural del hombre. Y es justamente este argumento, expandido con humor, inteligencia y conocimiento, el que me hace sospechar que la orientación que subyace en el alma de Brecher es la de un humanista amante de sus congéneres pero devoto de la pirotecnia más brillante. No puedo dejar de citar el párrafo que cierra y recapitula el libro y que nos sirve de acicate para conocer mejor a este americano singular.
El peculiar humor de un war nerd
No lo olvidéis: todo lo que os han contado es falso. He aquí una lista de los puntos principales. Meditad sobre ellos. Memorizadlos mientras os azoto con esta vara, como haría un buen maestro zen.
  1. La mayoría (de las guerras) son asimétricas/irregulares
  2. En estas guerras, las guerrillas /irregulares / insurgentes NO luchan por la victoria militar
  3. No puedes eliminar a estos grupo matando a montones de sus miembros. De hecho, es lo que ellos quieren que hagas.
  4. El armamento de alta tecnología es bastante inútil en estas guerras.
  5. "Hearts and Minds", la moral y la propaganda son más importantes que la superioridad militar.
  6. La mayoría de las personas no son racionales, son TRIBALES: "mi banda mola, a la mierda la tuya". El resto es maquillaje.
Y después de la tormenta debería llegar la calma, y llega, pero con un intenso hálito de admirada melancolía, un mensaje de poderosa añoranza de lo que fue, pero no fue lo que pudo haber sido. Me explicaré, Fernando Navarro ha escrito un libro que tiene un formato (entradas de blog), una estructura (mirada histórica), unos protagonistas (genios perdedores y perdidos) y una voluntad (homenajear al talento), y todo ello, bien dosificado y en aleación cuidada, genera un resultado que a lo que más se asemeja es a un libro de poesía en que los versos son el amor por la música, por la autenticidad y por el aliento vital que gesta las grandes obras de arte.
"Si es un sueño no quiero que nadie me despierte, para que pueda darte cada trozo de mi alma" Janis Joplin
El buen rollo hecho presentación
El Acordes rotos es más un libro de cabecera que una obra para ser leída de un tirón, es un texto catalizador de escuchas cómplices y el valor añadido que posee es que cuando se consume como un libro convencional nos regala una panorámica espectacular del siglo XX en USA, una visión policromada y completa de la transición que sufre ese país hasta convertirse en el exdueño del imperio planetario, desde los albores de su música más auténtica con la maravillosa Bessie Smith hasta el principio del siglo XXI con los prodigiosos Vic Chesnutt o Elliot Smith. De Smith a Smith en un centenar de años vamos recorriendo las pinceladas que Fernando crea a partir de tres parámetros constantes en cada una de las entradas sobre los 33 músicos glosados: bosquejo de la trayectoria hasta su desaparición, impacto de la obra en su tiempo y en el devenir y influjo que la realidad social y política de ese momento ha generado en la obra y vida del artista.
La melancolía de un genio brutal
"No toque el saxofón, deja que él te toque a ti" Charlie Parker
Leer a Fernando es un placer porque es un buen escritor, formado y fogueado en el periodismo musical, este joven periodista e historiador nos transmite de forma rotunda su gran pasión por la música estadounidense del siglo XX. Con esta herramienta construye el esquema de un libro en el que hace que los que estén sean unos cuantos y que la muestra se ciña a músicos que hicieran su carrera en solitario, no asociada a una banda como podrían ser los Doors para Jim Morrison, que tuvieran una desaparición repentina o murieran en el anonimato y, sobre todo, cuya obra sea imprescindible para tener una mirada completa de la música en el siglo pasado.
Además de dos hermosos prólogos y un epílogo, el libro se desarrolla en 33 capítulos dedicados a cada uno de los músicos. Algunos de los textos ya habían sido publicados en la revista digital efe eme bajo el título de Forajidos y otros eran entradas de una miniserie, llamada Acordes rotos, que hizo Fernando en el blog Muro de sonido en el que colabora además de escribir en su estupendo blog La ruta norteamericana que ya he citado alguna vez, y seguro que lo haré más veces. A partir de este material y en complicidad con el editor de 66rpm, Alfred Crespo y un pequeño y fiel grupo de colaboradores (doy fe de esta complicidad porque la pude constatar en la presentación del libro en BCN) se construye esta maravillosa visión de la historia musical USA, las biografías de los artistas, cual mahones perfectamente colocados, van erigiendo la casa del arte musical más potente de los últimos tiempos.
"Viviendo en una jungla, viviendo en una ciudad, nací para perder" Johnny Thunders
El Blues, el Jazz, el Country, el Crooner, el Folk, El Rock ... Todos los estilos que un músico pueda desarrollar aparecen en esta historia, repleta de loosers, de yonquis, de perturbados, de artistas malditos y de arte eterno.
"Siento que me seco en lo más hondo de mis huesos" Vic Chesnutt
Johnny Thunders precede al grupo de genios
Hace algunas entradas ya reflexionaba sobre la intensa relación que parece existir entre el dolor y la creación artística, coincidimos en la figura de Bird, presente en ambos textos, pero aquí Fernando desarrolla y amplía este concepto con precisión de orfebre, repasa con mirada amante la historia de todos estos genios a los que la vida les regaló sobredosis de talento pero que las acompañó de innumerables fuentes de dolor y mala suerte (si el grupo de los muertos en accidentes de aviación no puede ser tildado de mala suerte no sé lo que puede ser etiquetado así), nos expone sus vidas resumidas, sus mejores obras y su relación con el momento histórico que vivieron. Todo ello, como ya he comentado, escrito de forma magnífica y devota, ¿Se puede pedir más?, yo lo hice en la presentación, sugerí que la obra sería redonda si se hubiera editado una versión del libro que fuera acompañada de un CD con un par de canciones de cada uno de los artistas, Alfred me respondió sonriendo que no tenían capacidad económica para afrontar los pagos de los derechos y que por ello lo descartaron; como he tenido la suerte (o la desgracia por no poder descubrir a nadie que no conociera, algo que Fernando suele conseguir con frecuencia) de conocer y tener la obra de todos los músicos incluidos en el libro, he podido hacer la lectura con su banda sonora y puedo asegurar que es entonces el viaje definitivo.
Forever
Para que nadie quede fuera de esta experiencia completa Fernando hizo una entrada fantástica en la que cuelga una lista de Spotify donde se puede catar un tema emblemático de cada uno de los artistas. En resumen Acordes es una obra imprescindible desde varios aspectos, el musical, el histórico, el estético y el del puro goce de la lectura, no hay excusa para no sumergirse en él.
"Esta mañana llamaste temprano a mi puerta, yo dije: Hola Satán, ha llegado la hora de partir" Robert Johnson
Y el viaje se detiene, hemos vuelto de él más sabios y más felices, Franzen, Brecher y Navarro nos han paseado por el arte y la historia, la música y las palabras, el dolor y el horror, el goce y la vida. Creo que Faulkner y Johnson se sentirían felices en ver lo que han provocado.