Un espacio de viajes entre la música y palabras

Es que una vez más la música es la responsable

martes, 29 de noviembre de 2011

El puño como ofrenda

Este es un blog bastante lúdico, muy hedonista y pretende ser amable, como mínimo por la parte que represento, de la otra aún no tenemos noticias pero no hay que desesperar, algún día las habrá. Y por ello mis entradas son sobre el placer, creo que se podría etiquetar así si tuviéramos que hacerlo, el placer de la música, de la literatura, de los viajes, del cine, etc... Y me gusta que sea así, existen fuentes mucho más cultas y claras para nutrirse de lecturas sobre los innumerables aspectos de nuestra realidad, la de la especie humana, que son denunciables, degradantes o injustos, o las tres cosas a la vez. Esta ventana que internet me proporciona tan eficientemente pretende ser un refrescante oasis donde los lectores incorporan nuevos intereses o refrescan antiguos y el autor descarga su cabeza exponiendo conceptos en textos estructurados, creo que es un buen "negocio" para todos y las más de cinco mil visitas hasta la fecha así parecen avalarlo.
Pero hay conceptos que no pertenecen al goce artístico y que habitan mis paradigmas con la misma antigüedad y profundidad que, por ejemplo, la pasión por las disciplinas artísticas antes detalladas, uno de ellos es mi repulsa absoluta hacia la violencia en cualquiera de sus variedades y muy especialmente a esa tan extendida en la que podría parecer que la mitad del planeta ejerce sobre la otra mitad.
La resolución de las frustraciones mediante el uso de la violencia es la manifestación de impotencia mayor que puede exhibir un ser humano, con el agravante de que la violencia machista (el eufemismo de violencia de género para poder incluir al ínfimo porcentaje de violencia ejercida por la mujer me resulta grotesco) se ejerce de forma universal desde hace milenios y es entendida como una consecuencia natural de los roles de cada miembro de la pareja en muchas, por no decir casi todas, culturas. Expresiones zafias del tipo: La pega porque la quiere, Algo habrá hecho o Eres mía..., dichos como aquel provieniente de la cultura árabe: El marido al volver a casa debe pegar a su esposa, si no ha hecho algo para merecerlo, ya lo hará, o Si no sabes porque ella sí. Conviven con nosotros multitud de coartadas hacia ese odioso ejercicio de poder, innumerables disculpas "bienpensantes", demasiadas matizaciones para algo que no lo admite en ningún caso, y lo más terrible de todo es que el drama ya es infinito aunque lo sufra una sola mujer, entendámonos, no es la cantidad apabullante y continuada lo que lo hace monstruoso, es el hecho en sí mismo, el que esté tan brutalmente generalizado lo dimensiona a la sinrazón planetaria.
Carteles contra la violencia contra mujeres
El informe mundial sobre violencia y salud de la OMS (2010) en su capítulo 4 La violencia en la pareja da algunos datos muy ilustrativos acerca de esta pandemia relacional.
El primero habla de la profusión del fenómeno, pero también de la dispersión cuantitativa por países, dice que entre el 10% y el 69% de las mujeres mencionan haber sido agredidas físicamente por su pareja en algún momento de sus vidas. Un 10% tiene que hacerte considerar que estás en un país "amable"!!!, una de cada diez mujeres que lo manifiesten, como es sabido que es un drama con mucho más silencio que voz, si se aplica una más que prudente conversión estaríamos hablando de una horquilla posible entre un 20-40%, ni pensar en la realidad de las mujeres en los países que tienen más de un 50% de violencia manifestada. La conclusión evidente es que el fenómeno es terriblemente habitual, que ser mujer en el mundo es comprar demasiados boletos de la lotería de los trompazos, vejaciones, violaciones y otras agresiones.
Un segundo dato ilustrativo es el de los "motivos" que generan este maltrato, esta tortura, este homicidio en vida. El informe habla de los desencadenantes de la violencia:
  • No obedecer al hombre
  • Contestarle mal
  • No tener la comida preparada a tiempo
  • No atender adecuadamente a los hijos o al hogar
  • Preguntarle al hombre por cuestiones de dinero o de sus enamoradas
  • Salir sin el permiso del hombre
  • Negarse a mantener relaciones sexuales con el hombre
  • Sospechas, por parte del hombre, de infidelidad de la mujer
Queda claro que el agresor es un energúmeno que considera que el compromiso de su relación incorpora una chica multiusos: Sumisa, Dócil, Cocinera eficiente, Asistenta del hogar y cuidadora de niños, Idiota, Agorafóbica, Puta y Casta. Pero todo ello es una falacia, el agresor golpea porque la realidad le ha situado en una situación de ventaja física, económica, cultural y social, él es un despojo que encima no es ni original.
Carteles contra la violencia contra mujeres
El análisis dibuja el triángulo del horror como tercer elemento reseñable, está compuesto por los abusos físicos, psíquicos y sexuales. El estudio reconoce la extrema dificultad de homologar los datos desde las diferentes fuentes y zonas del planeta pero los resultados indican que las versiones de la violencia ejercida se solapan en muchas ocasiones. Primero las insultan y a veces eso les calma, si no las zurran y luego de postre las violan, uno y otra vez, una semana después de la otra, a veces encerradas, otras disimulando los signos frente a su entorno, algunas convencidas de que esa es la realidad normal, otras sumergidas en una pesadilla de la que no se despierta. Millones de mujeres que en este momento en que escribo y en este momento en que el texto es leido, están siendo torturadas por aquellas personas con las que confiaron establecer un compromiso de vida. Ninguneadas, apaleadas, usadas como objeto.
Cuarto punto. El secuestro social de la razón. El informe estudia las respuestas y motivos justificadores de la violencia, explica que muchas sociedades manejan niveles admisibles e inadmisibles de violencia, distinguen con precisión entre causas justas e injustas para las agresiones. Resulta nauseabundo leer los conceptos que se encuadran en las causas justas: desatención de obligaciones domésticas o sexuales, falta de respeto a los familiares del hombre o la infidelidad. Soprende que los datos no provienen exclusivamente de los países subdesarrollados o de estados confesionales, en un lugar desarrollado como mi querida Nueva Zelanda se produjo un 5% de justificación a la violencia si el hombre sorprendía a su pareja en la cama con otro hombre, así sin inmutarse. El informe cita a varias mujeres que justifican la violencia, sus palabras nos dan la profundidad con la que está instaurada esta práctica aberrante: “Pienso que si la esposa tiene la culpa, el esposo tiene el derecho de pegarle. […] Si yo hice algo mal […], nadie debe defenderme” (México), “Si se trata de una falta grave, el esposo tiene razón en pegarle a la esposa. ¿Por qué no? Una vaca no obedece si no es a golpes” (Tamil Nadu). Dos ejemplos escalofriantes, dos eslabones de la cadena que condena a la mitad de la población a ser candidata al puñetazo, eso sí, en algunos casos con jurisprudencia. Qué asco.
Una quinta aportación al horror, el círculo del silencio. Y sigue el informe desgranando aspectos de la abyección. Nos habla y nos documenta sobre la campana de cristal que envuelve este drama de forma habitual, el maltrato no se comenta, ni dentro ni fuera de casa, pertenece a un espacio de grotesca intimidad en la relación conyugal. Los datos son como era de esperar muy variados en las diferentes muestras estudiadas, oscilan entre un 68% y un 18% de mujeres que nunca dijo nada, si contamos de nuevo que las que hablaron para los encuestadores no son ni mucho menos todas, el desánimo nos aturde. En este aspecto precisamente es en el que podemos considerar de gran consistencia la idea de que existe una importante cantidad de mujeres que no aparecen en los números, deducir que entre las mujeres apalizadas, que nunca hablaron con nadie, habría una importante fracción que tampoco abrirán sus confidencias a un entrevistador no es una entelequia, es un dato sin fisuras. No obstante se debe desterrar la dualidad que asocia subdesarrollo con violencia doméstica de forma automática, muchos datos lo desmienten y en este punto, por ejemplo, se cifra en un 38% el porcentaje de mujeres de Gran Bretaña que jamás dijeron nada de las agresiones, una cifra escalofriante que manifiesta toda la extensión del silencio castrador.
Todos los días, en tantos hogares
El texto de la OMS prosigue de forma implacable sumergiéndonos en el mundo del terror, nos habla de desencadenantes del golpe, de situaciones de riesgo, de perfiles... pero hay un dato que estremece de forma rotunda, asocia de forma contundente el maltrato en la pareja a la pobreza extrema, a los versos de Baudelaire que rezan: Gracias dios mío por no haberme hecho mujer, ni negro, ni judío... debería añadirse !ni pobre!, las estadísticas del informe muestran un empeoramiento cuantitativo cuando se estudia esta aberración en zonas carentes de los recursos básicos. Y la imagen ya estalla en toda su intolerabilidad, ¿Qué especie de animales somos?, millones de mujeres en continua lucha por la supervivencia de sus hijos, en un constante terror por el devenir, inmersas en la rutina de la catástrofe permanente y para alcanzar el dolor absoluto, sabiéndose objeto de tortura periódica sin escape. Atadas al verdugo que las fertiliza y las borra de la realidad, las mata en vida.
El capítulo cuatro del informe, el referido a este infierno concluye con el siguiente texto:
"Conclusiones 
La violencia en la pareja es un problema importante de salud pública. Para resolverlo se necesita la participación de muchos sectores que colaboren en los ámbitos comunitario, nacional e internacional. En cada ámbito, las respuestas deben incluir la potenciación de las mujeres y las niñas, los servicios de extensión a los hombres, la atención de las necesidades de las víctimas y el aumento de las sanciones para los agresores. Es vital que en las respuestas se involucre a los niños y jóvenes, y que la atención se centre en cambiar las normas comunitarias y sociales. Los adelantos logrados en cada una de estas áreas serán la clave para lograr reducciones de la violencia en la pareja en todo el mundo."
Y a uno se le queda el alma encogida y la sospecha de que en un mundo dominado por el sexo masculino la atención a este aspecto de la violencia es más formal que real, las conclusiones no dicen nada que pueda tildarse de falso o equivocado, pero tampoco dicen gran cosa, no traslucen todo el horror que los datos que las han generado transmiten. Creo que tanto trabajo de investigación merecería mayores y mejores conclusiones.
Carteles contra la violencia contra mujeres
Y en la lectura del estudio dejo de poner la mirada hacia el conjunto, suspendo el análisis de la globalidad y intento focalizar en el microcosmos que es mi propia vida. Yo he estado con unas cuantas mujeres y he convivido con algunas, en ninguna de estas relaciones he percibido más idea del horror que el de la distancia, el de no vivir en complicidad, en ilusión, en el temor a no compartir el transcurso de los sucesivos "ahoras" de los que se compone la convivencia. Nunca se ha generado ni el asomo del conato de que algún conflicto haya derivado en violencia, nunca ha estado presente en ninguna de sus formas y no me había considero una aberración estadística, y por ello concluyo en que los que sintamos que todo esto es una horrorosa aberración debemos posicionarnos de forma muy rotunda frente a la misma, no podemos permitirnos ser cómplices por omisión, por distracción, por ceguera.
Tan solo pretendo mantener iluminado este aspecto tan sombrío de la humanidad, y que mi dolor sea el vuestro y que mi indignación también lo sea.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Del salvajismo de las cuerdas

Para un diletante "casi profesional" como yo, esta entrada supone un goce añadido, además de resultar una agradable excusa para contar sobre cosas que me gustan, fascinan, incluso arrebatan, esta entrada me posibilita no encajonarme en un estilo, interprete o movimiento concreto. Y la libertad que la transversalidad de la entrada posibilita aumenta el aliciente en la creación del texto.
Aparecen las cuerdas, se abre la veda
El "leit motiv" está definido en el título, esta crónica glosará a interpretes de instrumentos de cuerda que apelan directamente a las vísceras del lenguaje musical, no es hora de amables arpas ni banjos camperos, es tiempo de gozar con el percutir de las cuerdas en el estómago. Podría parecer que la transversalidad indicada antes no parece posible, el calificativo de salvaje queda encasillado, si uno realiza una aproximación superficial, a los guitar heroes más llamativos, y obviamente alguno habrá, pero no estarán solos ni en género ni en instrumento. La agreste dulzura de Viktoria Mullova es la responsable de este viaje por la música, por este recorrido en el primitivismo expresivo de mi discografía. Si convenimos en que el primer apero con el que el ser humano emitió sonidos musicales pertenecía a la percusión, podemos aseverar que este fuego primigenio se aposentó firmemente en las cuerdas para extenderse hasta todas las familias de instrumentos, por ejemplo el metal, si la trompeta de Dizzy Gillespie no quema no sé que puede decirse que sea caliente y salvaje, y hay innumerables ejemplos que no detallaré para irme centrando en el glosar de los músicos que habitarán este texto. El 3 de marzo de este año asistí, con MM y unos amigos, a un espléndido recital en el Petit palau, y en los vapores del trance que representó vivir una de sus piezas se formó este concepto del salvajismo cordil, más allá de estilos y formas preconcebidas.
VIKTORIA MULLOVA. Justo es que sea ella la que inicie la lista, la violinista rusa es una excelente intérprete que se crece de forma magnífica allá donde los músicos son dioses, en el directo. El descubrimiento de Viktoria se produjo a raíz de este recital y comportó, de inmediato, el rastreo de grabaciones suyas. Lo encontrado reveló varias cosas, por un lado, un gusto exquisito en la selección de piezas (Bach, Beethoven, Brahms, Bártok, Shostakovich... se diría que es otra alma gemela que tengo), por otro un formalismo, muy ruso, riguroso en su ejecución, pero, ay, un tanto alejado del volcán en el que ardimos en la Chiacona que nos regaló durante un intenso, brutal y fogoso cuarto de hora.
La Mullova en pleno fragor
 La ex de Abbado tiene argumentos para seducir a cualquiera, su belleza y maestría son una combinación irresisitible, en el Palau se hizo acompañar del efebo Dantone y quedaban los dos la mar de estéticos, y se comprende que el director italiano le hiciese, cuando eran pareja, uno de los regalos de amor más bellos que uno pueda imaginar: le montó el Concierto de violín en Re mayor, opus 71, de Brahms con la Filarmónica de Berlín para que la chiquilla se luciese, pero el regalo no termina ahí, que ya sería precioso, la guinda es que Abbado apagó el sonido y el brillo de la orquesta para que su chica luciera, algo a lo que no nos tiene nada acostumbrados el fino italiano puesto que sus manos dirigen siempre formaciones muy brillantes y lucidas. Esta chica se vino a Barcelona para ofrecernos unas cuantas piezas acompañada por Dantone a la clave, Bah, Haendel, Bach, Bach... y BACH, el final del concierto, un repertorio bien elegido, aunque yo jamás pondría a Haendel en medio de dos obras de Bach, pero eso es otra historia, y magníficamente interpretado, un crescendo sostenido hasta llegar hasta la mencionada Chiacona, la última parte de la Partita para violín solo n.º 2, BWV 1004 del maestro Bach.
El programa firmado por la pareja
Todo recital se ejecuta frente a una amplia variedad de opiniones, el público es un grupo heterogéneo en el que siempre hay elementos que no se dejan seducir por la música ofrecida, y este axioma se cumplió sobradamente en toda la parte anterior del concierto de la Mullova, pero puedo asegurar que nadie de los que estuvimos allí se salió ni un segundo de la hoguera emocional que el final del concierto nos ofreció. Sirva esta extraordinaria experiencia personal para iniciar el camino por el lado más salvaje de los instrumentos de cuerda (parafraseando a Lou: take a walk on the wild side).
JIMI HENDRIX. De igual manera que la violinista, como madre de la idea, debía ser la primera en la lista, no podía ser de otra manera que el indómito Hendrix le siguiera a continuación. Johnny Allen Hendrix es el nombre que consta en la partida de nacimiento de este efímero monstruo de la música, un tipo con una carrera de apenas tres discos y que es un referente mundial como músico, como personaje y como guitarrista. El icono perfecto de los sesenta y la imagen que ha vestido millones de paredes en habitaciones de adolescentes de todo el mundo, sus pósters trufados de colores psicodélicos han simbolizado la rebeldía adolescente sin descanso desde poco antes de la turbia muerte del más grande guitarrista de Rock (según las listas de los medios). 
La guitarra enardecida
Tanta imagen desparramada es en muchas ocasiones un impedimento para descifrar sus claves musicales y lo que es más importante, disfrutarlas. Su música sigue vigente hoy en día porque el arte es atemporal a pesar de las corrientes de la moda y las veleidades del mercado, cualquiera de sus tres discos contiene demasiadas joyas como para archivarlas en el olvido que impulsa el marketing de la industria. No es el único pero yo diría que es el muerto cuya proporción de discos vendidos desde el cementerio sobre los vendidos en vida es más descompensada, se han editado decenas de grabaciones descartadas en vida, conciertos inaudibles y pistas recuperadas de aquí y de allí, cualquier cosa que se asocie con Hendrix ha sido exprimida hasta la saciedad y nada emborrona su valía. El músico fue un compositor más que notable y algunos de los temas que firmó son himnos de toda una generación: Purple haze, The wind cries Mary, Fire, Little wing, Bold as love, Voodoo child o Gypsy eyes son unos cuantos. Desaparecido en una fase de clarísimo ascenso creativo y musical el pensar donde nos hubiera llevado este genio da vértigo, pero nos dejó suficiente como para tenerlo con nosotros de forma permanente, desde siempre mi tema favorito ha sido una versión, de las pocas que realizó de forma "oficial" ya que en directo las tocaba con frecuencia, está en el mejor grabado de sus tres discos, el Electric Ladyland (1968) y es la soberbia recreación de un gran, gran tema de Dylan, All along the watchtower, el desgarro de la voz, Hendrix era un gran cantante que no ha sido valorado jamas en esta faceta, en los versos del poeta Dylan es estremecedor y las ráfagas de cuchillas que lanza su Stratocaster son un festival para los sentidos y cuentan por ahí que el mismo Dylan comentaba que la versión de Jimi era superior a cualquiera que pudiera grabar él (el chico no hace alardes de modestia frecuentemente y esta vez fue sincero simplemente), lo cierto es que ambos temas se publicaron casi simultáneamente y en directo Dylan "adopta" el formato Hendrix. Pero la presencia del monstruo en esta entrada, presencia que bastaría para dar sentido en exclusiva al título, es la áspera y muy emocionante protesta que Hendrix escupe contra la guerra de Vietnam tocando el himno USA en Woodstock, en la parte final de su Star spangled banner la guitarra entona un grito desgarrado con las notas del himno, las imágenes de la película del festival nos muestran al guitarrista enfueguecido y al público, esta vez también de forma absoluta, transido en el éxtasis de un momento unico, el rugido que vierte sobre los cientos de miles de oyentes es una de las cumbres de toda la historia de la música, una vez más las cuerdas de un instrumento generan la esencia misma de la ferocidad.
ROBERT FRIPP. Aquellos que me conocen ya se estaban preguntando cuando aparecería el inglés, y los lectores exhaustivos de este blog también. A ver, listas de expertos aparte y demás zarandajas, Fripp es el más grande guitarrista de todos los tiempos con diferencia y sobre eso admito discusiones, porque es muy divertido discutir, pero solamente porque sé que puedo convencer a cualquiera, es el mejor, el más creativo, el más virtuoso, el más imaginativo, el más bonito y el más salvaje, ah claro, si no fuera así no podría ponerlo aquí. 
Quiet man, fire maker
Pero es que lo es, cuando Robert calcina el fragor desde su postura sediente habitual, el sonido se encabrita y fricciona sin piedad nuestros más primitivos instintos sonoros, troca el paisaje y nos sumerge en el grito ancestral que alza al ser humano desde el simio, lo salvaje desalvaja a través de la electrónica aplicada a las cuerdas de su Gibson. Por lo descrito hasta aquí queda bastante claro que el sonido de Robert es bastante especial, no es una música amable, de la que se puede gozar mientras se está dedicado a la lectura o a la contemplación pacífica, este es un post fiero en el sentido más hondo del término, habla de música que genera dispersión neuronal y recorrido visceral y en ese ámbito él es único. Habiéndolo visto en varios conciertos y teniendo en la memoria varios momentos válidos para representar este espíritu me quedaré con uno que está al alcance de cualquiera porque se halla registrado en un disco, para mi más guiño hacia el real pero no apareciente cobloguero (MiCarlos) está en el B'BOOM: Live in Argentina (1995), la versión de Larks' Tongues in Aspic (Part II) (tema ya mencionado en este blog, en la entrada http://ferranblasco.blogspot.com/2011/08/recomendar-un-disco-no-escuchado.html) no difiere demasiado de la que le disfruté cuando la tocó en BCN, la pieza está creada a partir del desarrollo de un riff obsesivo que desde el cerebro de Robert, va a sus dedos y germina en el estómago hasta el clímax final, recuerdo que escuchándolo me fascinaba la imagen del guitarrista sentado, con casi todo el cuerpo inmóvil, mientras atronaba el recinto con su guitarra desnuda y nos iba despojando, capa a capa, de los barnices de la civilización. 
Contando la leyenda del marino
Como soy consciente de que mi predilección por Fripp no es universalmente compartida agregaré otro momento salvaje en otro tema más accesible pero igualmente bárbaro. Dentro de su reprecioso disco Islands (1971), creado desde las Baleares y en su honor, está un tema, Sailor's tale que me ha hechizado desde siempre, a pesar de ser una grabación de estudio el estartosférico solo de guitarra que cierra la pieza se incribe sin ningún lugar a dudas en esta categoría de cuerdas asilvestradas que estoy presentando. El tema se inicia con unos dulces diálogos entre el saxo de Mel Collins y la preciosa voz de la soprano de Paulina Lucas y recorre un crescendo en el que las cuerdas de Fripp impulsan la energía creciente hasta que en lo alto del fragor se congela el tema y una marcada y tranquila base rítmica dan pie a los rasgueos del solo.... calor, llama, incendio... hasta que las cuerdas rascadas en solitario nos dejan el reaprador silencio. Una música única en un mundo en el que la originalidad va tan cara...
GLENN GOULD. Un canadiense (país con escasos "héroes" pero muy significados) con un síndrome de Asperger diagnosticado tardíamente y con una vida llena de ingredientes susceptibles de convertirse en anécdotas más que curiosas. 
Gould tocando de forma característica, a un palmo del teclado
Un tipo imprescindible para entender la cultura occidental del siglo XX, y sobre todo un músico excepcional. No hay sorpresas respecto a la obra que lo trae por aquí, sus Variaciones Goldberg BWV 988 (1955 y 1981) son míticas y no conozco a ningún aficionado a la música que no las conozca y por ende, las idolatre. Gould nos visita en este ámbito porque el piano es un instrumento de cuerda, me atrevería a decir que el más desarrollado, un artilugio que destaca por su plasticidad como objeto, hermoso y muy versatil en sus formas. El sonido del piano tiene un uso múltiple, como base rítmica en muchas formaciones jazzeras y rockeras, como brillante solista al frente de enormes orquestas, como complemento intimista con voces sensuales, como símbolo perfecto del Swing... 
El aria
Hoy viene a nosotros como solista absoluto, voz única en un extraordinario encuentro entre una obra magna y una interpretación/ones sensacional/es, las Goldberg las he percibido desde la primera vez que las escuché, precisamente en la versión del 55 que está siendo glosada, como un divertimento del matemático Bach, el organista recibe el encargo de un conde insomne que quiere contar con una partitura para que su clavicordista le lo acune (la habitación del solicitante tenía que ser grandecita!) en un día más que inspirado crea la magnífica aria de la que luego hará las 30 variaciones mágicas, juega con las notas y las recrea, las coloca y las persuade para que se coloreen, concibe las variaciones como un elemento más de sus ejercicios para teclado y es bien recompensado por el encargo, mi duda al respecto es acerca del uso que le daría el conde a la obra ¿Realmente la usaría para adormecerse? ¿Se puede ser tan oreja de corcho?, pero dejemos eso y vayamos al disco y a la feroz combinación que logra Gould en él. Partiendo de un libreto cuyo origen es el deseo de dormir, o sea que posee un  alma tranquila (ahora mismo mientras escribo Jarrett las interpreta y su majestuosa recreación es muy relajada, muy hermosa, nada que ver con lo que Gould consigue) y aunque permite, como toda partitura, visiones muy alejadas entre sí, la esencia de una música muy cerebral, muy armoniosa, nada que pueda calificarse de salvaje. 
Escuchando la grabación de "sus" Goldberg
Y GG las empieza muy tranquilo, es más, en la versión del 55 el aria suena muy bajita, casi intimista, y es a partir de la primera variación que los dedos se soliviantan y se prepara el estallido musical, las variaciones se van sucediendo, pinceladas especiales que van componiendo el conjunto y al paso por la 16, ecuador de la travesía y en cierta manera reinicio de la misma, es la que marca la vuelta hacia el cierre con la repetición del aria al final, ya se barrunta la tormenta, nos avisó en la séptima y de nuevo se eleva el estremecimiento, el grito primitivo que estremece, las cerdas encabritándose, y sigue; se arremansa el viaje de nuevo pero esta vez ya no es desde la paz primigenia, el paisaje ha cambiado, el horizonte anuncia tormenta, la 21.. la 26..., la piel se empapa de fiereza, en el estómago anidan revoloteos, Gould troca números en aullidos y en la variación veintinueve Bach y Gould nos impactan de forma definitiva con un estallido soberbio de música feroz, me atrevería a llamarla puramente animal, la cuerda asilvestrada de nuevo, en otro momento cumbre de la música. 
REGGIE LUCAS/PETE COSEY. (+ Mac). La lista de cordadas salvajes prosigue con una pareja que jamás ha brillado en sus carreras en solitario, cuyo nombre es desconocido por la gran mayoría de melómanos y que para mí son mitos. Reggie fue guitarrista del grupo de Miles Davis entre 1972 y 1976, procedía de un poco conocido grupo liderado por el batería Norman Connors y se fue sin ruido, acabó siendo músico de estudio y productor afamado. Pete era un emergente solista al que comparaban con Jimi Hendrix cuando fue fichado por Miles, él declara en la autobiografía que estaba buscando el nuevo sonido de las guitarras eléctricas y al no poder contar con Hendrix o BB, se hizo con los servicios de Cosey. La relación duró hasta el 75 y fue suficiente para que ambos participaran en mi directo preferido del genio, algo que ya he comentado  y que seguiré comentando, el Agharta (1976) que recogía parte del recital que dio Miles en Osaka en febrero de 1975. 
La banda de Osaka
Para contrastar un poco con mi entusiasmo por el rol que tuvieron la pareja de guitarristas en este concierto citaré a Ian Carr, crítico, músico y escritor de la biografía de Miles: "El 1 de febrero se registraron los conciertos de la tarde y de la noche y más tarde la filial japonesa de la CBS los editó con los títulos respectivos de Agharta y Panagea. En los dos álbumes hay extensos pasajes de ritmos poderosos, mucha trompeta y algunas excelentes intervenciones de Sonny Fortune en el saxo. Pero son difusos y habrían mejorado con una edición rigurosa. Además, Agharta en particular sufre de una monotonía de sonido causada en especial por las perpetuas de los guitarristas principales, Pete Cosey y Reggie Lucas". Y se queda tan ancho. Yo pienso que Carr no se entera y si es suficientemente hábil para destacar los protagonistas del disco no es tan talentoso como para apreciarlos. Es cierto que en aquella época Davis no tenía lo que buscaba, desde que incorporó la guitarra eléctrica como otro instrumento solista de su combo, había contado con figuras como George Benson o el bueno de McLaughlin, al que luego me referiré, y el nivel de la pareja de Osaka no era el mismo, y eso habla una vez más de la genialidad del trompeta, convirtió a dos músicos pasables en estandartes de una de las páginas más brillantes de las cuerdas feroces. Desde el primer segundo del doble disco, en el tema Prelude, suena un guagua aguerrido que tutea y dialoga con los zarpazos de Miles al Hammond y las "alucinaciones" de los sintetizadores. El viaje empieza al galope y no va a descansar, la trompeta, espoleada por el ritmo eléctrico suena soberbia y toma el mando. El rasgar de la rítmica encabrita el camino, dedos fieros, chispas sin freno, es justo reconocer el enorme trabajo de la sección rímica, Michael Henderson comanda un bajo espectacular mientras Al Foster y Mtume percuten de forma endiablada. le doy la razón a Carr en lo afortunado de la intervención de Sonny y sin darnos cuenta han pasado doce minutos (el primer tema dura más de media hora) y los coletazos del saxo dan pie a Cosey para que soliviante de forma brutal las cuerdas de su guitarra, dialogan ambos guitarristas, arde el escenario y la travesía no ha hecho más que comenzar, estoy más que convencido de que Hendrix hubiera adorado este disco, su alma Cherokee se hubiera encontrado en perfecta armonía con los tomahawks que las guitarras disparan. 
La obra
El Prelude (en la edición europea del álbum se divide en parte uno y parte dos, en la mía, que es la japonesa está tal como fue tocada, de un tirón) es un trago fuerte que tiene que ser reverenciado desde el vértigo que genera, no es una canción, es una declaración de abertura de hostilidades. No prisoners my friend!! Finaliza Prelude y entra Maiysha, un bombón envenenado, una percusión suave y Sonny se embarca en la dulce flauta que te hechiza, hasta que Miles da la señal con el Hammond y vuelven a estar ahí los jinetes guitarreros aullando a la noche, más ferocidad desatada, más y más. El segundo disco del doble álbum tiene una sóla pieza, que fue fragmentada en tiempos del vinilo pero que recupera su formato genuino con el CD, el Interlude/Theme from Jack Johnson (me suena ese disco) y Right Off conforman el viaje de regreso de unos sesenta minutos, se inicia con un obsesivo riff de bajo y guitarra y con la percusión enchufada.... el recital está en su apogeo y no es el ruido el indicativo de ello, es la atmósfera perfecta que Miles ha edificado y todos los músicos se han hecho dioses, pero las cuerdas de las guitarras son las que a mí me electrizan las vísceras. Es de nuevo un recorrido por el lado más salvaje de la música.
No quería dejar pasar la ocasión de reflejar una vez mi admiración por Mac, John McLaughlin, predecesor en la banda de estos dos guitarristas y indicar que su brutal desempeño no es más que el desarrollo en directo del trabajo de Mac en discos como el genial Bitches Brew (1970), en ese disco el guitarrista abre una senda a la guitarra eléctrica en el Jazz que muchos han tomado luego. Salve Mac, duende silvestre e ígneo.
La fiebre de Lucille
Esta entrada no estaría completa ni tendría sentido si obviara la ingente aportación al salvajismo cordil por parte del Blues, no he incluido ningún Bluesman en la relación porque citar uno sería como decir que el resto de músicos de Blues no llevan la fiereza en su música, pero olvidar que las cuerdas vocales (que también la voz es un instrumento de cuerda) y las de Lucille en el maravilloso Live at the Regal (1965) de BB King, con esa negrísima balada de John Lee Hooker que es It's my own fault o la brutal You Done Lost Your Good Thing Now, no son más que una muestra perfecta del salvajismo que puede convocar el Blues no es la intención de este post. Este género es el no-genero del impacto visceral, el eco del grito primitivo y de liberación en su esencia y todos aquellos que lo practican participan de la agrestez congénita del mismo, solo hay que seguirlo o dejarse herir por él.
Las cuerdas desbocadas
Y la entrada, dura en su escritura, lenta y áspera por los paisajes personales que recorre y la dificultad de intentar narrarlos en su esencia, llega a su fin. Los adjetivos: salvaje, fiero, asilvestrado, agreste, encabritado y otros se han acumulado por los párrafos en un intento de este mal escritor por hacer llegar a sus lectores la percepción que recibe en algunos pasajes musicales, como decía en el inicio, una sensación que no se encasilla en géneros ni en instrumentos y que lleva marcada en su piel de melómano rendido. Cuando suenan las músicas glosadas mi estómago se estremece ante el impacto que produce el sonido de unas cuerdas rasgadas, golpeadas o pellizcadas, el sonido de las cuerdas salvajes.

martes, 15 de noviembre de 2011

Sigo sin resistirme

Hace unos meses llegó un momento en el que el blog había agotado su función primigenia que no era otra que el intento de anular la distancia que un viaje representaba, una vez narrado y documentado todo el periplo donostiarra publiqué una "última" entrada con la foto de Mimaría para que fuera lo primero que encontrara al abrirlo. El blog ha seguido un nuevo rumbo y aquella entrada ha quedado archivada entre la anterior y la posterior, y sigo sin resistirme a no encontrar su foto en este ámbito. Por ello pongo otra y lo hago colgando un "texto" que pertenece a mi producción literaria juvenil, lo encontré hace unas semanas archivado en una cuenta antigua y creo que el mejor homenaje que puedo hacerle a la mujer que amo es la constatación de que nuestra relación no produce el dolor que engendra poemas ni desgarros literarios como el que sigue a continuación, la felicidad es una musa esquiva y poco complaciente, y me congratulo por ello, sea esta entrada constancia de todo ello.
MM @ I
Veinte

Veinte veces acaricio tu recuerdo, veinte o veinticinco en las horas de luz, luego la oscuridad se funde en tu contacto.
Veinte veces destapo tu esencia entre mis dedos y juego al saberte en ese instante, tantas ocasiones acosando el entorno que te viste. 
Siquiera un par de decenas de destellos del todo que eres, cada día, en el día.
Cacofonía entre el número y el deseo, veinte, vente, regresa a la tierra primigenia que es nosotros. 
Otras tantas ansias de extirparte, conseguir que el aliento recobre la fluidez de antes, afán demente hacia el equilibrio que mora en el vacío; unos cuantos trances para sentir tu aliento cálido entre mi euforia y nuestro llanto. 
Regocijo íntimo, pleno y consciente al saberme entregado, al sentir las veinte ocasiones en las que recupero un esbozo de mi sitio en el desatino, son veinte o veinticinco claves que descifran el paisaje, sus habitantes, los signos que emplean e incluso la sangre que les riega. 
Destino y luz, amor y coraje de los días en que aún no contaba los actos en que te tocaba, ráfaga clarividente en el brotar del tu y yo para siempre, cuando las horas hacinaban en rincones pequeños los momentos que no compartíamos. 
Aullido nuestro para sofocar las grietas que la ausencia abre en el tacto, en la complicidad, en las caricias apresuradas, en el mirarte y que me mires y que el abismo se abra en tus ojos marrones; quejido superior para poner soporte a tamaño desgarro, y, a pesar de ello...

Veinte veces al día soy capaz de pasearme en tu invocación, esos instantes que quiebran lo disperso, sin matices y sin remedio, ofertan sentido y dirección al tiempo, y esas tantas veces al sol, afronto la cantidad exacta del todo que representas, que eres y que prometes.
Los momentos, veinte o veinticinco, que el anhelo de la amnesia acata la debacle y el destierro ante la plenitud, el regocijo, el éxtasis y la sensatez, y es que estás, eres en todos los demás tiempos. Pero acostumbro a tocarte con regularidad cartesiana, unas veinte veces.
Y las yemas abren el recorrido eléctrico para que mi cuerpo redescubra, una vez mas, cada vez, el pálpito amable y brutal de haber abrigado mi desnudez con tu piel en las horas ocultas.
Las puntas de los dedos se visten de puerta de entrada del huracán que es tu cuerpo enamorado, ansioso y perdido en ofrecer. 
Y esos instantes, que dotan el ritmo de los días, perecen, agotan en si mismos el fuego que no puede ser devorado.
La explosión constante cede para que pueda sobrevivir a la evocación cegadora, luz, visión, presencia, ofuscación, catarsis, y la calma. 
Algunas de las veinte veces retengo el contacto, la mirada atraviesa el roce, se instala una sonrisa ceñida, y mis ojos husmean en lo remoto, y te encuentran. 
Halcones sin asomo de duda, con picado certero, recto y vertiginoso, el azul alado en rapaz hunde sus garras en la sombra de tu sombra.
Algunas de las veinte veces, no todas, porque...

Veinte, o veinticinco, o mas veces al día, estoy muerto de distancia.

Vuelve.


sábado, 12 de noviembre de 2011

El circulo perfecto

Erik Hillestad es un activista de los derechos humanos que oficia como productor discográfico, y es el  fundador y dueño del sello musical noruego Kirkelig Kulturverksted. Esta editora se dedicaba a trabajar en un principio con músicos escandinavos de estilos atmosféricos y suaves y fue ampliando su abanico de producciones hacia músicas del mundo como parte coherente de las labores de concienciación y ayuda que mueven a Hillestad. En cuestión de unas semanas escasas un tipo que me era totalmente desconocido se ha convertido en uno de mis idolos más respetados, no es que pertenezca a una profesión que se haga respetar demasiado, los propietarios de las discográficas y los amantes de la música merodeamos lo mismo pero desde fascias contrapuestas, pero en el caso de Erik mi admiración la produce un gesto tan espectacular, tan hermoso y tan inteligente que no podía  por menos que glosarlo en el blog.
Erik, un heroe real
Los orígenes de su "hazaña" se remontan casi una década atrás. En enero de 2002 los USA estaban empezando a descommocionarse del impacto que el 11-S les provocó y en las cocinas de la presidencia, cocinas cuyo aroma sólo es comparable a los purines en fase creciente, se gestaba un discurso para le estado de la nación que pretendía recolocar el liderazgo que los atentados habían socavado. Como los tipos son expertos políticos y aprendieron pronto que las crisis son siempre oportunidades, decidieron acuñar una idea-fuerza muy potente que les permitiese la barbarie que protagonizarían años después y el títere, que no nombraré porque este blog pretende ser limpio y hay nombres que ensucian allá donde van, declamó un texto que, entre varias perlas insignes, contenía las ya famosas palabras que dicen así:
[Our goal] is to prevent regimes that sponsor terror from threatening America or our friends and allies with weapons of mass destruction. Some of these regimes have been pretty quiet since September the 11th. But we know their true nature. North Korea is a regime arming with missiles and weapons of mass destruction, while starving its citizens. .....
States like these, and their terrorist allies, constitute an axis of evil, arming to threaten the peace of the world. (Váya descaro!!)
Los monstruos generan las quimeras
El discurso está aquejado de una perversión básica sobre la que se asientan los nacionalismos de cualquier tipo, el ellos y el nosotros. Es fundamental para cualquier exaltación nacionalista contar con un enemigo exterior bien definido, ya que nada agrupa tanto a las personas como el hecho de sentirse amenazados de forma grupal. A partir de esta división entre colectivos de seres humanos, el ardor nacionalista aporta la adjudicación de valores a ambos, el nosotros es la personificación del bien, de la fuerza justa, del pueblo ungido de la razón y de los criterios superiores, por ende, ellos, son malos, injustos y carentes de la consideración mínima, son el enemigo por la única razón de que no son de los nuestros y podemos adjudicarles todas las malezas que queramos. Es muy grosera, cuesta creer que las personas de nivel medio puedan tragarse semejante sapo, la frase: "Pero nosotros conocemos su verdadera naturaleza" es de un iluminado fanático, casi está por decir que les ha visto las orejas y el rabo de diablos. La historia ya nos cuenta las actuaciones que derivaron de este atroz discurso y no vale la pena glosarlas y menos desde la visión de los españoles que nos hicieron tragar con todo aquello de las Azores...
La preciosa herramienta contra los fanáticos
Erik, como yo y unos cuantos millones de personas en el planeta, no se dejó convencer en lo más mínimo por esta burda soflama y la diferencia con la mayoría de indignados disidentes es que él tuvo una reacción prodigiosa. Decidió que la mejor manera para desnudar la falacia propuesta por el discurso, era romper con el paradigma que la sustentaba, o sea, el "ellos" y el "nosotros". Recurre a situar la esencia misma del "bien" en los escenarios donde supuestamente las personas maquinan todo el día contra las naciones buenas y comen azufre entre orgías satánicas, edita un disco que se llama Lullabies from the axis of evil (2004). Un trabajo que recoge catorce canciones de cuna procedentes de Irán, Iraq, Corea, Palestina, Siria, Afganistán y Cuba, catorce cantos de arrullo interpretados por mujeres de esos países y de otros en este ejercicio de hermosísima reivindicación. Y con ello consigue agregar a los habitantes de eses países malignos en el único colectivo de "nosotros" posible, la especie humana. Al humanizar las referencias geográficas hurta a los pueblos de las naciones "satanizadas" de cualquier simbolismo artificial, desciende el foco hasta las personas que realizan un acto absolutamente universal. y que no admite equívocos, y ya no hay "ellos", es siempre "nosotros" y desmonta todo el castillo de naipes belicoso que habían armado las mentes pensantes del imperio. Una mirada luminosa sobre una visión sesgada y torticera.
una madre y su bebé, el mundo
Cuando una madre susurra una nana a su bebé está representando el momento más potente que uno pueda imaginar acerca de la universalidad, el acto más hondo, el que más conecta las sensibilidades de todos los habitantes del planeta, en él no hay fisuras culturales que nos puedan alejar, y por tanto, dividir. Existen otras actuaciones presentes en las culturas que se escenifican de formas muy diferentes, las maneras de sublimar el dolor de los muertos se escenifican de formas tan variadas que hace difícil otorgarles esta identificación colectiva, los rituales de apareamiento presentan una variabilidad similar, y, en general, las formas de los diferentes pueblos alrededor de los momentos básicos de su convivencia, esos que gravitan alrededor de la vida y la muerte, sufren de un armazón ceremonial que abunda en las diferencias y que es pasto fértil para los voceros de la xenofobia y la separación.
Klint nos enseña el círculo
Pero Erik da en el clavo, apela a la única imagen que no admite etiquetas discriminatorias, sea cual sea el decorado, el clima, el nivel social, el momento histórico o las condiciones externas, cuando uno evoca la imagen de la madre arrullando al hijo con un canto, se identifica de forma absoluta. La escena contiene dos elementos tan profundos y elementales que trascienden sin esfuerzo cualquier veleidad diferenciadora, por un lado es una bella representación del instinto de conservación de la especie, común a todos los animales y homogéneo de forma perfecta en su presencia en todos ellos, la madre protege a su cría durante todo el tiempo en el que ésta está necesitada y dentro de esa misión, el acunarla es de las más dulces. Por otro lado el acto posee un sesgo totalmente cultural, las nanas son creaciones artísticas que perduran, que se transmiten de forma civilizada y este aspecto es el que humaniza y hace transversal la imagen, nos identifica como especie pensante y creadora. No es una hembra animal siguiendo únicamente su instinto, es una mujer ejerciendo de estandarte de los mejores valores de la especie humana, el amor y la música.
No me gusta manejar conceptos en clave de maldad o bondad porque son ideas que reflejan parquedad de argumentos y poca hondura intelectual, les dejaremos ese ámbito de lenguaje a quienes no tengan más bagaje.
El círculo del daf no podía ser mejor símbolo del vínculo que se gesta en las nanas
Por todo ello el título de esta entrada es el círculo perfecto, frente al maniqueísmo zafio, gloso la respuesta inteligente y luminosa que nos ofrece el editor noruego y la represento como una figura circular que contiene la esencia de todo aquello que merece ser transmitido. Se trata de desmontar la maldad sin agresividad, sin llevar la respuesta a una nueva confrontación que no haría más que cargar los argumentos del pregonero.
Y una vez apuntados todos los componentes ideológicos que convierten a Erik en uno de mis héroes, toca ya hablar de la obra en sus aspectos musicales, no se puede olvidar que el formato de su respuesta es un álbum de canciones. 
Mahsa con su daf
La obra se abre con Sad sol en la impresionante voz de Mahsa Vahdat de Irán, acompañada de la cantante inglesa Sarah Jane Morris (que yo conocía por su aparición en el himno gay Don't leave me this way de los Communards con el agudo Jimmy Somerville, un inolvidable dueto), y aupados por la bella sonoridad de un setar iraní que toca Mahsa, el disco ya apunta un viaje maravilloso. o sea repleto de maravillas.
El sendero musical nos lleva a continuación a la vecina Iraq (la "genial" ocurrencia de juntar a dos enemigos recalcitrantes como Irán e Iraq en un supuesto eje tiene bemoles) de la mano de Halla Bassam y la canción Dilelol, el oud de su compañero de duo folklórico Amel Kthyer sustenta este nuevo de tesoro de canto maternal.

Algunas no pueden cantar en público en sus países
Afganistan, Palestina, Siria... Seguimos un itinerario por los pueblos que cuentan su historia por milenios, la música ya nos ha atrapado sin remisión y las voces de Kuilsom Syed Ghulam (con la mexicana Lila Downs), la especialísima Rim Banna (con Kari Brennes, de la factoría Kirkelig Kulturverksted) y Mayada Killisly Baghdadi (con la también mexicana Mimí) nos arrullan con piezas de sus respectivos países. Cada una de ellas desde la intimidad que confiere el canto, desde la universalidad que otorga el acune.
Mujeres, madres, gestoras de nanas
La lista de países "perversos" la completan Cuba y Corea del norte (la del sur es "la buena"), desde el Caribe Martha Lorenzo, con la ochentera Nina Hagen, pinta un Arurú precioso que nos suena muy conocido y el Pacífico se asoma con la voz de la cantante coreana Dom Ju Lee en compañía de la vocalista de los Fairground Attraction, la escocesa Eddi Reader.
Ellas son las voces de la belleza
Las siete canciones restantes repiten casi todas la procedencia, con otras vocalistas, todas excelentes, todas implicadas en el canto común que Erik diseña. No quiero inflar de más nombres la entrada porque la idea es que el disco se incorpore a las discografías de los lectores de este blog y en sus créditos se halla toda la información del mismo.
La grabación de la obra constituyó una experiencia personal trascendente para Erik, como no podía ser de otra manera, dada la extrema dificultad de llevar a cabo las grabaciones y os dejo el enlace el que nos la cuenta  con detalle (http://www.hrmusic.com/artists/axis.html), tal es así que en la portada de la web de su discográfica tiene colgado el siguiente texto:
Lullabies from the Axis of Evil
Having been involved in 300 record-productions, most of them as a producer, I would like to give you the following message:
I have very seldom taken part in projects of which I truly can say that they changed me as a person. It might have happened four or five times before. Now it has happened again.
The album contains 14 lullabies from Iran, Iraq, North Korea, Palestine, Syria, Afghanistan and Cuba. Every lullaby is presented in its original form sung by women from these countries, and then a western version with interpretations in English sung by singers like Nina Hagen (Germany), Eddi Reader(Scotland – Fairground Attraction), Sarah Jane Morris (England), Lila Downs (USA/Mexico) and Mimi(USA) is attached to it, within a musical landscape composed by Knut Reiersrud. Thus the record forms 14 small musical bridges between east and west.
In the world of today, there is a need of the power of lullabies. They are more reliable than most of the hits we find on the charts these days. They will remain when most of the digital dust from the porous music business has fallen to the ground. They are the point where the cultures and civilisations of the earth meet each other, or rather the common starting-point from which they grow into diversity.

In the world of today the lullabies are more sustain than the weapons of Bush and Al-Qaida.
Las colaboradoras de las cantantes
But it is not a given fact that all people hear them. It is not a given fact that the mothers’ voices are heard at all. Most of what the media brings us is the language of power, generally spoken by men.
Good music has a great value! It has the ability of changing people’s attitudes and minds. People who bring about and sell music do an important job in the world today! You know your audience, and how to reach them. This is a work of peace.

Erik Hillestad
Producer 
Poco se puede añadir a un texto tan perfecto, tan sólo me resta agradecer a Antonio, un compañero de trabajo, haberme indicado y recomendado este disco, que proyecta ante mí un recorrido tan generoso, ya que estoy en fase de investigación de las obras de todas las cantantes que intervienen en el álbum y ello augura una entrada futura con la herencia del Lullabies from the axis of evil.
Dedicado a todas las madres y a sus bebés, es decir a la humanidad entera.

domingo, 6 de noviembre de 2011

La fiesta de la música

La presencia de la música en las vidas de las personas es un tema recurrente para este blogero, el sentido adicional que le confiere a algunas personas y la aparente vacuidad que les aporta a algunas otras. Podríamos extender esta perspectiva hacia el resto de artes existentes, gente que piensa, y opina, que lo que hace Miró lo puede hacer un niño (yo quiero ser ese niño!!!) o que los lienzos de Pollock son fruto de una conspiración de algunos para tomar el pelo a los otros, frente a otros que sentimos que la respiración se nos corta cuando nos presentamos frente a algunos cuadros (tengo preparado el respirador para la visita a la Escalera de la evasión en la Fundació Miró). No quiero dar la sensación de creer ser un espectador privilegiado y perteneciente a una casta superior que domina las claves para entender lo que le está negado a la mayoría de los mortales. 
La obra que un niño pudo hacer, el éxtasis hecho lienzo
Tengo fascinación enfermiza por la literatura y la música, adoro la pintura, la escultura y el cine, me estremezco en la ópera y en los recitales de música en directo, pero me aburre soberanamente el teatro (la mayor parte de las veces), nunca he entendido la plástica del ballet o mucho menos la danza contemporánea, quiero decir, y me resulta de una obviedad plúmbea que sea una superioridad el disfrute de una manifestación artística, ni que hay un arte mejor que otro, en todo caso es una suerte poder tener acceso y gozar de alguna de ellas, creo que la humanidad es mejor en cuanto progresan sus manifestaciones artísticas, que los habitantes de este planeta somos más un grupo inofensivo y amable cuando disfrutamos de la creación o de la degustación del arte (presente en todas las culturas desde que el mono se yergue y empieza a caminar) que cuando fijamos nuestra atención sobre lindes ajenos o aspectos, digamos, más prosaicos de nuestras vidas.
La música sale de las partituras y nos envuelve
El tema es de una claridad meridiana para mí y está constituido de forma sólida en el territorio de los paradigmas personales desde hace ya unas décadas, cada uno de nosotros debe buscar su rinconcito al sol para poder tener motivos para sonreír el máximo número de horas del máximo número de días, gozar sin perjudicar, ser felices sin crear dolor. Y para ello el arte es una de las mejores herramientas que yo pueda imaginar, su merodeo y disfrute se puede hacer solo, en pareja, en familia, en grupo o en horda, no hay límites temporales ni espaciales, se puede hacer en la calle, en casa, donde sea.
La entrada de hoy pretende fijar la atención en uno de los usos más universales del arte por los seres humanos. La música en las fiestas, en las celebraciones, en las reuniones lúdicas de cualquier tipo es una constante que no se puede obviar, es un arte aplicado y ejerciendo el sentido primigenio, transmitir sensaciones entre los seres humanos. Aún aquellas personas que no tienen discos en sus casas, o que mantienen una percepción personal de no tener nada que ver con esa manifestación artística, encontrarán natural y adecuado que después de los cafés de la boda de una prima, empiecen a sonar los altavoces y alegres melodías (a veces mejores que Paquito el chocolatero) conduzcan al grupo por el proceloso mundo de las fiestas nupciales. Ayer, estando inmerso en una deliciosa fiesta de Halloween, lo sé con un pequeño retraso en el calendario, y en mi tarea habitual en este tipo de actividades, hacer de pincha aficionado, reflexionaba sobre un nuevo género para el el Itunes, un género musical que todos tenemos en la cabeza de forma más o menos inconsciente, el Pachanga (el termino proviene de un género con el que mantiene pocas concordancias, tan solo les une su carácter de fiesta). El Pachanga es un tipo de clasificación con algunas características peculiares en un mundo de etiquetas, ya lo he comentado alguna vez, muy subjetivo, a veces artificialmente hinchado por los expertos de marketing de las discográficas, los críticos musicales o los desvaríos de los seguidores.
Gracias, muchas gracias Michael Hart, inventor del eBook
Las personas clasificamos principalmente para encontrar y para  hallar cierta paz mental en el uso de conjuntos abarrotados, es decir, se etiqueta para hacer la gestión de los grupos más eficiente. En la biblioteca, cuando se tiene y le crece de forma desproporcionada (gracias a Michael vemos la luz en la solución de ese problema) uno se enfrenta a la ubicación del grupo creciente de esos maravillosos objetos que son los libros y al problema de situarlos de forma que puedan ser recuperados de forma más o menos ágil, o sea, los clasificamos por géneros, por editoriales, por temas, por tamaños, por épocas o por cualquier tipificación que se nos ocurra. Con la música en formatos físicos hacíamos lo mismo, y con una necesidad mayor, ya que la necesidad de acceso es muy superior a la de los libros. Con la llegada de los soportes digitales la explosión se produce, la cantidad de música que manejamos los melómanos en la actualidad era un sueño tan solo un par de décadas atrás. Hace unos años conocí a un tipo encantador que tenía una habitación forrada con estanterías repletas de discos, era un oyente algo selectivo ya que en todas ellas no había más que Clásica, o sea Barroco, Ópera, Contemporánea, etc.., nada de Pop, Rock, Jazz ni esas cosas, de Pachanga ni comentemos. No tengo el recuerdo preciso de la cantidad pero rondaría una cifra superior a los cinco mil álbumes (clasificados por géneros y fechas por si existía interés en saberlo), el hecho era de una excepcionalidad notable y motivo de comentario habitual. Ahora mismo, sin pensar demasiado puedo citar a media docena de personas que superan esa cifra de forma holgada. El problema de la localización se ha simplificado gracias a las múltiples herramientas de búsqueda que la informática nos proporciona, pero se ha complicado con el brutal incremento de objetos a encontrar. El uso de las etiquetas en los archivos de MP3 se ha convertido en un estándar en el último lustro, aún recuerdo las interminables horas que tenía que dedicar no hace tanto para rellenar los campos de aquellos archivos que me descargaba y tenían las bonitas descripciones de; track 01, artista desconocido, álbum desconocido... Desde hace un tiempo esto ya no es así y la identificación está bastante normalizada y los campos ya no precisan de edición y etiquetado, todos excepto el género. Lo que es Rock para uno, es Pop para otro, o Rhytm and blues o Pachanga... , porque lo esencial es que cuando se quiera acceder por la necesidad de un tipo de música, no por un autor o disco concreto, la selección sea posible. Y de ahí la importancia de este etiqueta y de ahí mi reflexión de anoche.
De momento 5550
En una discoteca que cuenta con 5550 álbumes clasificados y perfectamente ordenados (más un disco externo con una Tera pendiente de gestionar) el uso de tamaña colección es muy variado y esclavo de muchas situaciones diferentes. Las fiestas y el amenizaje mediante un fondo sonoro es una de ellas. La divertida función de DJ es una actividad que vengo practicando desde que tengo uso de dispositivos musicales, jamás se me pasaría por la cabeza hacerlo en discotecas porque no soy un pincha llenapistas y la música Disco no es más que una pequeña parte de las opciones que están disponibles para musicar una fiesta. Me inicié en esta función desde el aburrimiento que me producían generalmente las elecciones musicales de mis anfitriones y en la comprobación de que a la mayoría de las personas no le importa que otro se ocupe del cometido mientras no sea excesivamente marginal o esquivo en su repertorio, y con los años se ha convertido en algo natural y esperado por mi círculo de amistades: hay fiesta, Ferrán se encargará de la música. De todo ello no hay que inferir de ningún modo que el encargo sea un monopolio, la actividad permite, genera, agradece y aplaude las incorporaciones frecuentes, las aportaciones de Aída, Núria y el añadido de los pedidores recurrentes como Alfons, hacen del producto elaborado una combinación más rica y adecuada.. Y los que se quieran añadir.
En faena
El "empleo" precisa de amplio repertorio, de suficiente atención a las demandas expresas, o percibidas, de la concurrencia, y disfrute del mismo, y creo que cumplo con todas ellas. Ayer decidí incorporar el género Pachanga para hacer todo ello más fácil y estuve desglosando las características que un tema debe cumplir para estar incluido en él: lo básico, que sea conocido, sin esa cualidad el mejor tema del mundo genera una distracción excesiva en el fluir de la fiesta, lo recomendable, que sea evocador, un tema Pachanga tiene que provocar sonrisas de rememoranza gozosa en al mayor número posible de concurrentes, lo excelente, que sea muy bailable, una fiesta sin adultos moviéndose en posturas que al día siguiente le resultarán, como mínimo, graciosas, no es una fiesta que se precie. Y lo perfecto es que además, sea buena música, aunque eso ya es mucho más difícil.
La fiesta se embarca
La ecuación está servida y el empeño iniciado, la tarea sería más cómoda si existiera algo que hace años que echo en falta, la posibilidad de etiquetas múltiples, un álbum de Heavy, por ejemplo, puede contener tranquilamente algún tema que, sin dejar de pertenecer al género del conjunto, y debería poder  etiquetarse como Balada o Pachanga (lease Winds of change, de los siempre muy prescindibles Scorpions), pero como de momento esto no es posible tendré que optar por el pragmatismo y decidir por la etiqueta que mejor defina el uso de la música y no su descripción más fidedigna u optar por acuñar la etiqueta de Pachanga en algún campo no usado de los créditos de las canciones, al fin y al cabo clasificamos para encontrar, no lo olvidemos.
La movida engendró personajes, ojo a Pedro A
Canciones que se han convertido al nuevo género desde hoy y que justifican su acomodo en mi discografía por el uso que van a dar en las fiestas:
Primero y de forma preferente, un montón de temas que eran de Pop español y que han sonado y sonarán de forma exitosa: Alaska, Radio Futura, Gabinete, Siniestro, Nacha, Café Quijano, Loquillo, Duncan Dhu, Ella Baila Sola, Glutamato, Jeanette, Manzanita, Os Resentidos, Parálisis, Los Secretos, Semen-Up, Tequila, Los Brincos, Los Mustang, La Unión, Alejandro Sanz, Orozco, Amaral, El Canto, Dover, Celtas Cortos, Estopa, Fito, Jarabe, Delinqüentes, El Último, .... Ni todos sus temas ni todos en la misma proporción, pero este nutridito saco de músicos tiene un buen número de canciones que cumplen a la perfección con las cuatro premisas expuestas y han sido testadas de forma exitosa en el pasado. La música española Pop de los últimos cuarenta años forma parte de nuestras vidas y nos resulta muy oportuna para establecer complicidades festivas sin esfuerzo, Adjudicadas quedan.
Umberto un tanto postizo
Un segundo grupo muy resultón y que incluye el tema que hizo que Sergio (un saludo company) abandonara por un momento su hieratismo plácido y se marcara unos contoneos, es el colectivo mediterráneo no español, los roncos baladistas italianos, algún griego setentero y la oportuna y recurrente "Chanson" ofrecen un nicho fecundo de sones fiesteros, no es preciso enumerarlos porque desde Adamo hasta Ramazzoti, pasando por Pappalardo, Demis o Tozzi, son de sobras conocidos y quien mas y quien menos guarda secuencias dulces o emocionantes en su memoria que desfilan bajo sus sones.
Cómo no nos va a hacer bailar?
No podía faltar en esta modalidad musical de guateque el grupo de los reyes de pistas atemporales, los de la época Disco, los reyes del Rock and Roll, o los amos del Soul con voz de terciopelo, las bandas del Philadelphia, incluyendo Ska o Reggae como fuentes tradicionales para lograr que los hombros se pongan en movimiento sobre la pista. Una comunidad surgida sobre todo de la música negra y que constituye otro modo eficaz para sortear los sonidos desangelados que solo rompen el silencio pero que no acunan el jolgorio. Surgen en cualquier mente los nombres que optarán a estar aquí incluidos, los Jackson, Marley, Redding, Andre Williams, Preseley, Little Richard, Aretha, UB40, Smokey y compañía, nutrirán con su poderoso, a veces, sensual, otras y siempre completo, sonido las horas alegres que todo guateque debe rellenar. Este grupo es en el que complementar con la etiqueta Pachanga se hace más difícil ya que a muchos de los que aportarán temas les tengo una consideración musical máxima y no quisiera que eso les trivializase en absoluto.
El gran Harry Nilsson, nos canta y viajamos
Por último nos vamos a la música de los músicos, o las bandas, que han acuñado algún, o algunos himnos generacionales que nos han marcado en mayor o menor medida a casi todos.
En algunos casos por simple repetición en escuchas obligadas por su difusión (Final countdown de los crespados Europe sin ir más lejos), en otros por estar circunscritos a películas míticas para los que tenemos entre treinta y sesenta (Harry Nilson en su Everibody's talking de Midnight Cowboy, imprescindible) y así un sin número de piezas que identificamos a los dos segundos de empezar a sonar. La mescolanza es extrema, desde "basura gomosa" infumable en cualquier otro momento a obras geniales que podemos tener en escucha sin parar, pero todas ellas cumplirán su misión, todas crearán nexos en el colectivo participante. 
El éxito salta a la vista, hay pasión musical
Además de todo lo citado el Itunes siempre tendrá una oportunidad de hacer surgir alguna canción Pachanga desde otros lugares, la aportación de las solicitudes, las colaboraciones y la propia inspiración del momento hará que emerjan agradablemente aportes no previstos y que contribuirán de forma eficaz al guión de la banda sonora que ambienta la fiesta.
Una castañada de brujas y vampiros, suicidas y seres siniestros, celebrada fuera de calendario ha posibilitado esta entrada, unos amigos que la han llenado con su calidez y bonhomía la han hecho memorable, y la música una vez más, es la responsable.
La fiesta de la música, la música de la fiesta