Un espacio de viajes entre la música y palabras

Es que una vez más la música es la responsable

viernes, 17 de febrero de 2012

Una trilogía de los "states"

Acabo de terminar la lectura de una novela espléndida y forma parte de mis "obligaciones" con el blog plasmar aquellas cosas que creo que merecen ser difundidas. Y por ello pienso que me toca tratar de transmitir los numerosos valores que este libro contiene. Mi primera intención era escribir una entrada llamada Camino de libertad, donde pensaba glosar el recorrido que el libro ha tenido conmigo desde que me lo recomendaron, lo adquirí y hasta la finalización de su lectura, pero mientras lo leía tuve la sensación de que algo de la manera con la que Jonathan Franzen, porque de su novela Libertad estoy hablando, mantenía un lazo poderoso con otra obra que leí hace un tiempo, que Carlos acabó hace poco y hemos comentado algunas veces. O sea, ya tenía una entrada con dos focos de interés y, estando su gestación en mi cabeza, asistí a la presentación del portentoso trabajo de Fernando Navarro, Acordes rotos y decidí que las tres obras tenían un fuerte nexo de cohabitación en una entrada dedicada al siglo XX en el país de William Faulkner y Robert Johnson (los padres de toda esta potencia cultural).
Libertad (Salamandra 2011) de Jonathan Franzen, Hazañas y chapuzas bélicas (Libros del lince 2008) de Gary Brecher y Acordes rotos. Retazos eternos de la música norteamericana (66 rpm 2011) de Fernando Navarro son tres publicaciones con numerosas disimilitudes y algunas convergencias. La principal de estas últimas es el enorme placer que me han producido cada una de ellas cuando me he sumergido en sus páginas que, en los tres casos, están protagonizadas por la cultura EEUU.
El detonante que me hizo asociar Libertad con Chapuzas es ideológico, ninguna de las dos obras es panfletaria pero ambas contienen un elevado bagaje de compromiso social, compromiso entendido como una actitud que va más allá de etiquetas progresivas o reaccionarias, son dos autores que cuentan su historia, en forma de novela o de entradas de blog, pero lo hacen sosteniéndola en puntos de vista que se desarrollan de forma notoria en una posición sobre los desajustes sociales y las actitudes que resultan de ellos. Cuando escuchaba a Fernando hablar de su libro me di cuenta de que en el crítico musical anidaba el mismo empeño aunque desde una postura más personal, menos contradictoria. Y es que las dos obras de los estadounidenses son muy ambiguas ideológicamente, a pesar de las apariencias previas que presentan en cada caso, uno acaba de leerlas sin llegar a saber cual es la postura real de los autores.
Jonathan posando como joven brillante
Cuando la sorpresa inicial ante la afilada lengua de Brecher, auto nombrado War nerd (empollón de la guerra), se apacigua y uno se posiciona en la lectura de su libro sobreviene la revelación: el apologista de la guerra (su libro es un canto potente, sostenido y muy inteligente que loa a la guerra como expresión primigenia de la naturaleza del ser humano, el homo sapiens es homo belicus para él y su ira se dirige a los que no hacen bien la guerra, en absoluto a quienes la practican) mantiene una postura brillante, no nos confundamos, el autor no es un absurdo miembro del Tea party con mucho tiempo libre y obsesión por las armas, es un intelectual kamikaze que dispara contra todo lo muestra un sentido ineficiente en el extenso escenario de los conflictos bélicos, pero sus argumentos son, a fuer de terriblemente mordaces y divertidos, muy inteligentes y profundos.
Franzen es todo lo contrario, el color del bagaje con el que nos llega la obra es el de un escritor comprometido por su tiempo, de un sesgo demócrata del ala más progresista y con dardos más que suficientes como para derribar a cualquier halcón republicano que pase por su lado. Este culto y falso joven (nacido en el 59 no se puede decir que sea un autor joven, aunque su novela tenga bastante eco de autor novel y tampoco lo sea) moldea la historia de los Berglund con la argamasa de una lúcida visión de la realidad política de su país en la última decada del siglo XX. La lectura de Libertad produce una agradable sorpresa desde el inicio, uno ya está bastante cansado de autores "pulidos" con más o menos historias que contar, tipo Auster o Amis, que dominan el oficio y que repiten su esquema narrativo sin ningún tipo de pudor. JF nos atrapa con una técnica literaria curiosa, se acerca de forma notable en los temas menores de su libro, es prolijo en los ambientes y en las formas sociales y con ello su capacidad para evocar se vuelve poderosa. "De la puerta alabeada de la habitación colgaba un cartel amarillento de confección casera, escrito con lápiz rojo, donde se leía -Prohibido fumar-, la pe y la efe vacilantes pero enormes en su desafío". El adolescente Walter nos es retratado a través de un cartel. En cambio se muestra algo alejado en los aspectos más cruciales o emblemáticos de la narración, como de soslayo va pisando en las pulsaciones emocionales de sus protagonistas y es el dibujo completo el que nos muestra la historia. Sus protagonistas no son personajes al uso, esquemáticos y con un par de rasgos muy marcados que lo hacen identificable, cuando uno se adentra en la personalidad de cualquier ser humano nunca lo es, son poliédricos y muy vivos, pero tampoco son especialmente atrayentes o brillantes, son personas que se desnudan sin pudor ante la mirada del autor, muestran sus ridiculeces y sus contradicciones con la normalidad que adquieren los habitantes de los libros de los grandes narradores. Ésta es la única novela entre los tres libros reseñados y sin embargo contienen una capacidad documental notable, la narración se mueve en todo momento agitada por la realidad del país americano y esta vida social, cultural y política se erige sin esfuerzo en uno más de los protagonistas.
La reinita cerúlea asomando
En un magnífico artículo en el País el autor declara: "Soy una rara mezcla: alguien lleno de opiniones políticas que al mismo tiempo tiene muy poco respeto intelectual por la práctica de la política", personalmente disiento con esa afirmación, lo realmente raro es que alguien lleno de opiniones políticas tenga algún respeto intelectual por la práctica de la política, pero la afirmación pinta muy bien la atmósfera de ambigüedad que intento resaltar, decantarse por una opción política es para Franzen un abandono de su capacidad crítica y es entonces, en su desidia partidaria, cuando yo encuentro ecos profundos de ideología conservadora, siempre es la derecha la que fomenta el descrédito de la vida política, es una de sus más antiguas herramientas, propulsando el abandono ideológico para asentarse en el poder con su rol más natural, el económico. No obstante la visión de Franzen no es trivial ni somera, observa con agudeza y se expresa con contundencia, lo malo es que la realidad le lleva a calificarlo todo con la socarronería del que nunca está acomodado en una posición primaria. Confío en que nadie vea menguado su interés en acercarse a esta novela por el temor de que la historia no pueda atraparlo o su lectura sea demasiado volátil, con tanta inmersión en el paisaje social. Son temores infundados, Libertad es, antes que nada y sobre todo, un magnífico relato sobre personas que viven unas vidas fascinantes, no por lo que les sucede sino por la maestría con la que están contadas. Uno se enamora de las incapacidades afectivas de Patty y de Patty, la esposa, amante, madre y solitaria mujer que con sus textos autobiográficos nos sumerge en las contradicciones básicas de todo ser humano. "¿De dónde salía esta autocompasión, en cantidad tan desproporcionada? Se mirase como se mirase llevaba una vida de lujo" Patty se sabe equivocada en su sentir doliente y en su saber nos atrapa.
El trío de protagonistas masculinos, Walter, Richard y Joey, son magníficos y en sus relaciones de amistad y paterno filiales se encuentra una enciclopedia sobre el comportamiento de los hombres respecto a los hombres importantes de sus vidas, conflicto y competición, secuestro emocional y negación, amor y odio, necesidad y abandono, con los tres viajamos y con los tres nos enfadamos cuando se estrellan contra sus incapacidades, pero con los tres nos quedamos. "Al fin y al cabo hay cierta felicidad en la infidelidad, si es la infelicidad adecuada".
La novela es preciosa, novedosa, intensa, profunda, culta y muy amena, y a todo ello se le une una razón muy menor pero que puede tener su peso para algunos, es El Libro del Momento y cualquier lector que se sienta en la necesidad de mantenerse al día tiene que haberla leído.
Mi ejemplar del hazañas
Hazañas y chapuzas bélicas es todo lo contrario, un libro sobre el que no puedes hablar con nadie, que no se conoce casi nada y cuya "modernidad" es invisible. La obra llegó a mis manos directamente del editor, privilegio de ser su amigo, y con el crédito que tiene para mí su opinión, no tanto la de editor que es una profesión que obliga a trabajar con material que sea vendible y no tanto con el que pueda ser disfrutable, sino la del lúcido lector y buen escritor que es, me puse a su lectura sin ninguno de los recelos que un libro que apologiza el arte bélico me hubiera provocado. Cuando me lo dio, el editor me dijo que era una de las lecturas más divertidas de las que había gozado en los últimos tiempos y, a pesar de que no sea exactamente el echar unas risas mi objetivo cuando me sumerjo en la lectura, me pareció que sería interesante intentarlo. Y lo fue sin ninguna duda, la lectura del libro me duró un escaso día y medio, una vez que lo inicié no pude dejarlo hasta tenerlo completo, una vez más la recomendación había sido acertada, no en vano es el tipo que me descubrió a McCarthy entre otros. El formato de la obra se construye recopilando las entradas de un blog real donde colaboraba Brecher (exile.ru pero que ya lo cerraron y ahora publica en http://exiledonline.com). La estructura del libro está formada en seis partes, cinco de ellas corresponden al análisis de conflictos bélicos en cinco zonas geográficas y la sexta, a modo de recapitulación, recoge una serie de paradigmas rotundos sobre esa funesta actividad humana que es la guerra. El resultado produce una visión completa y desoladora sobre el continuado esfuerzo de la raza humana en provocarse muerte y destrucción entre ella. Actualmente Gary sigue escribiendo en el blog y sigue en igual estado de forma, esa mezcla adecuada de potencia y precisión en sus diatribas hace prever una segunda parte. Pero no olvidemos que estamos hablando de un libro y la primera norma ineludible que debe cumpir un objeto de este tipo es que su autor sepa escribir y, además, hacerlo bien. La norma se cumple sobradamente, Brecher es un autor fluido que sabe contar con maestría las pequeñas historias de las miserias bélicas que el califica de aspectos del ser humano, construye con precisión los argumentos sobre los que basa su tesis y consigue que el aniquilamiento o la matanza, nos parezan temas interesantes para ser leídos, su temática es Gore, tal vez de serie B, pero en esta analogía con el cine podríamos afirmar que Chapuzas es comparable a The thing (1982) o La noche de los muertos vivientes (1968), obras que se sirven de la truculencia para profundizar en la visión de la vida. El "war nerd" hace lo mismo, desde una visión inequivocamente estadounidense del orden mundial, se enfanga en una lógica terrible sobre la eficiencia de las acciones de guerra para mostrarnos al ser humano desde una perspectiva nueva y, lo que más sorprende, su palabra corrosiva, al despojarla de los paradigmas de fraternidad y empatía universal, aporta valores que se sitúan en el progresismo inteligente. La tesis básica del libro es que la especie humana pertenece al grupo de los depredadores, teoría más que discutible si uno la entiende al pie de la letra, y por lo tanto lo que se debe hacer es aceptar la guerra como el habitat natural del hombre. Y es justamente este argumento, expandido con humor, inteligencia y conocimiento, el que me hace sospechar que la orientación que subyace en el alma de Brecher es la de un humanista amante de sus congéneres pero devoto de la pirotecnia más brillante. No puedo dejar de citar el párrafo que cierra y recapitula el libro y que nos sirve de acicate para conocer mejor a este americano singular.
El peculiar humor de un war nerd
No lo olvidéis: todo lo que os han contado es falso. He aquí una lista de los puntos principales. Meditad sobre ellos. Memorizadlos mientras os azoto con esta vara, como haría un buen maestro zen.
  1. La mayoría (de las guerras) son asimétricas/irregulares
  2. En estas guerras, las guerrillas /irregulares / insurgentes NO luchan por la victoria militar
  3. No puedes eliminar a estos grupo matando a montones de sus miembros. De hecho, es lo que ellos quieren que hagas.
  4. El armamento de alta tecnología es bastante inútil en estas guerras.
  5. "Hearts and Minds", la moral y la propaganda son más importantes que la superioridad militar.
  6. La mayoría de las personas no son racionales, son TRIBALES: "mi banda mola, a la mierda la tuya". El resto es maquillaje.
Y después de la tormenta debería llegar la calma, y llega, pero con un intenso hálito de admirada melancolía, un mensaje de poderosa añoranza de lo que fue, pero no fue lo que pudo haber sido. Me explicaré, Fernando Navarro ha escrito un libro que tiene un formato (entradas de blog), una estructura (mirada histórica), unos protagonistas (genios perdedores y perdidos) y una voluntad (homenajear al talento), y todo ello, bien dosificado y en aleación cuidada, genera un resultado que a lo que más se asemeja es a un libro de poesía en que los versos son el amor por la música, por la autenticidad y por el aliento vital que gesta las grandes obras de arte.
"Si es un sueño no quiero que nadie me despierte, para que pueda darte cada trozo de mi alma" Janis Joplin
El buen rollo hecho presentación
El Acordes rotos es más un libro de cabecera que una obra para ser leída de un tirón, es un texto catalizador de escuchas cómplices y el valor añadido que posee es que cuando se consume como un libro convencional nos regala una panorámica espectacular del siglo XX en USA, una visión policromada y completa de la transición que sufre ese país hasta convertirse en el exdueño del imperio planetario, desde los albores de su música más auténtica con la maravillosa Bessie Smith hasta el principio del siglo XXI con los prodigiosos Vic Chesnutt o Elliot Smith. De Smith a Smith en un centenar de años vamos recorriendo las pinceladas que Fernando crea a partir de tres parámetros constantes en cada una de las entradas sobre los 33 músicos glosados: bosquejo de la trayectoria hasta su desaparición, impacto de la obra en su tiempo y en el devenir y influjo que la realidad social y política de ese momento ha generado en la obra y vida del artista.
La melancolía de un genio brutal
"No toque el saxofón, deja que él te toque a ti" Charlie Parker
Leer a Fernando es un placer porque es un buen escritor, formado y fogueado en el periodismo musical, este joven periodista e historiador nos transmite de forma rotunda su gran pasión por la música estadounidense del siglo XX. Con esta herramienta construye el esquema de un libro en el que hace que los que estén sean unos cuantos y que la muestra se ciña a músicos que hicieran su carrera en solitario, no asociada a una banda como podrían ser los Doors para Jim Morrison, que tuvieran una desaparición repentina o murieran en el anonimato y, sobre todo, cuya obra sea imprescindible para tener una mirada completa de la música en el siglo pasado.
Además de dos hermosos prólogos y un epílogo, el libro se desarrolla en 33 capítulos dedicados a cada uno de los músicos. Algunos de los textos ya habían sido publicados en la revista digital efe eme bajo el título de Forajidos y otros eran entradas de una miniserie, llamada Acordes rotos, que hizo Fernando en el blog Muro de sonido en el que colabora además de escribir en su estupendo blog La ruta norteamericana que ya he citado alguna vez, y seguro que lo haré más veces. A partir de este material y en complicidad con el editor de 66rpm, Alfred Crespo y un pequeño y fiel grupo de colaboradores (doy fe de esta complicidad porque la pude constatar en la presentación del libro en BCN) se construye esta maravillosa visión de la historia musical USA, las biografías de los artistas, cual mahones perfectamente colocados, van erigiendo la casa del arte musical más potente de los últimos tiempos.
"Viviendo en una jungla, viviendo en una ciudad, nací para perder" Johnny Thunders
El Blues, el Jazz, el Country, el Crooner, el Folk, El Rock ... Todos los estilos que un músico pueda desarrollar aparecen en esta historia, repleta de loosers, de yonquis, de perturbados, de artistas malditos y de arte eterno.
"Siento que me seco en lo más hondo de mis huesos" Vic Chesnutt
Johnny Thunders precede al grupo de genios
Hace algunas entradas ya reflexionaba sobre la intensa relación que parece existir entre el dolor y la creación artística, coincidimos en la figura de Bird, presente en ambos textos, pero aquí Fernando desarrolla y amplía este concepto con precisión de orfebre, repasa con mirada amante la historia de todos estos genios a los que la vida les regaló sobredosis de talento pero que las acompañó de innumerables fuentes de dolor y mala suerte (si el grupo de los muertos en accidentes de aviación no puede ser tildado de mala suerte no sé lo que puede ser etiquetado así), nos expone sus vidas resumidas, sus mejores obras y su relación con el momento histórico que vivieron. Todo ello, como ya he comentado, escrito de forma magnífica y devota, ¿Se puede pedir más?, yo lo hice en la presentación, sugerí que la obra sería redonda si se hubiera editado una versión del libro que fuera acompañada de un CD con un par de canciones de cada uno de los artistas, Alfred me respondió sonriendo que no tenían capacidad económica para afrontar los pagos de los derechos y que por ello lo descartaron; como he tenido la suerte (o la desgracia por no poder descubrir a nadie que no conociera, algo que Fernando suele conseguir con frecuencia) de conocer y tener la obra de todos los músicos incluidos en el libro, he podido hacer la lectura con su banda sonora y puedo asegurar que es entonces el viaje definitivo.
Forever
Para que nadie quede fuera de esta experiencia completa Fernando hizo una entrada fantástica en la que cuelga una lista de Spotify donde se puede catar un tema emblemático de cada uno de los artistas. En resumen Acordes es una obra imprescindible desde varios aspectos, el musical, el histórico, el estético y el del puro goce de la lectura, no hay excusa para no sumergirse en él.
"Esta mañana llamaste temprano a mi puerta, yo dije: Hola Satán, ha llegado la hora de partir" Robert Johnson
Y el viaje se detiene, hemos vuelto de él más sabios y más felices, Franzen, Brecher y Navarro nos han paseado por el arte y la historia, la música y las palabras, el dolor y el horror, el goce y la vida. Creo que Faulkner y Johnson se sentirían felices en ver lo que han provocado.

12 comentarios:

  1. El de Libertad lo tengo pendiente. Aún más ahora, después de leerte. Por cierto, a mí también me empiezan a cansar los autores apoltronados en el éxito, esos que no se arriesgan en buscar otros caminos aunque igual se trate, más que de falta de valentía, de falta de ideas. No sé...Pienso ahora en Auster. Lo comparo con Frazen y, la verdad, da que pensar. Y aunque las comparaciones son odiosas creo estar segura de cuál sería la opción de Faulkner de tener que elegir entre ambos autores ;)

    Buenísima la recomendación de Fernando Navarro. Me pongo ahora mismo con su lista. Todo un descubrimiento. Muchas gracias, Ferrán.
    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Paz,
      Yo tampoco tengo dudas acerca de la elección de Faulkner, aunque Franzen no esté a este nivel, creo que de los actuales el maestro elegiría a McCarthy. Veo que lo de Brecher no te ha interesado, lo entiendo porque es un libro difícil de acometer pero te aseguro que no defrauda.
      A disfrutar con la lista del acordes!!
      Un abrazo

      Eliminar
  2. Excelente post, los escritores estadounidenses son los que más dan en el clavo, me gusta lo que dicen ( hace poco leí cosas de Foster Wallace que me gustaron ) , no les conocía por lo que es de agradecer .
    Los acordes tiene muy buena pinta, por cierto ayer estuve escuchando en su muro de Facebook al joven guitarrista catalán de jazz Xabi Oro ( muy original y que toca a veces con John Mayer ) me lo comentó un amigo que está en Berklee, donde lo ha conocido y dice que Xabi es " muy grande "
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Manuel,
      Foster Wallace era amigo de Franzen y se puede decir que pertenecen a la misma escuela, tengo su Broma infinita en mi mesilla (el tocho es poco transportable) y se me resiste hace años, me la bajaré al ebook para acabarla porque tiene grandes momentos.
      A ver que encuentro de Xabi Oro, no le conozco.
      Saludos

      Eliminar
    2. Hola Ferrán!

      ¿Qué quieres qué te diga? Estoy sin palabras. Con un nudo en el estómago. Aunque solo sea a la hora de escribir tu estupendo mensaje, meterme en el mismo "saco" que Jonathan Franzen es too much!! Demasiado para mí, en serio. Es como si a un tío que apenas toca la guitarra le nombran junto a un Dylan, Charlie Parker o qué sé yo. ¡Gracias, gracias, gracias!

      Como creo que ya te he dicho en otra ocasión, enhorabuena por tu blog, por venir a la presentación del libro en Barcelona, pese al frío invernal y la amenaza de nieve, y por tus palabras para con mi trabajo.

      Un abrazo y que la música (la buena música) te acompañe siempre, como hasta ahora.

      Eliminar
    3. Hola Fernando,
      Encantado de la visita y el comentario, para un bloguero "chapucillas" como yo es muy grande recibir tus loanzas (yo soy como el tío que le lleva la guitarra al que apenas sabe tocarla :-) )
      Un abrazo y a seguir con tu fantástica ruta que, ya lo sabes, es un placer leer

      Eliminar
  3. Muy buenas Ferrán!! Estuve en la presentación de Madrid y confirmo muchas de tus impresiones. Hay complicidad entre autor y editor, lo cuál -intuyo- no siempre debe ser fácil... Además en Madrid tuvimos la suerte de contar con la presencia de Diego A. Manrique por lo que el debate posterior estuvo la mar de interesante... Y tienes razón, leer las historias de Fernando con la música de los propios artistas de fondo es una experiencia extra sensorial... ;-)

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  4. Hola Manu,
    Espero que el día de la presentación en Madrid no hiciera tanto frío ni hubiera tanta psicosis, fue una pena que no estuviera abarrotado el FNAC por esos motivos. Gracias por la visita y por el comentario.
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  5. Genial entrada. Siento haber tardado tanto

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Cariño,
      Tú tienes bula para eso y mucho más, lo fantástico es que te haya gustado y te anime a leer alguno, o todos, de los tres libros. Seguro que los disfrutarás como se merecen.
      Un beso

      Eliminar
  6. bonito blog, feliz encuentro; para saborearlo todo no se si tendré tiempo.

    Gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Courbet,
      Gracias por el comentario y la visita, no te preocupes por el tiempo, es una convención que no siempre se comporta como esperamos ;-)
      Un saludo

      Eliminar