Un espacio de viajes entre la música y palabras

Es que una vez más la música es la responsable

viernes, 21 de octubre de 2011

Guijarros

guijarro(De guija).1. m. Pequeño canto rodado  Diccionario de la RAE

Hace años que tengo una sensación algo molesta, a veces teñida de un orgullo alelado, y que, en general, siempre me sorprende; ésta se relaciona con un paradigma conceptual que me sostiene desde hace mucho: la idea de que no existe unicidad perceptiva en la repercusión de una obra artística, si una creación solo le habla al "artista" es que peca de su rasgo esencial, el valor artístico. Para ser considerada una obra de arte la incapacidad de proyectarse le restaría este distingo que puede poseer un objeto creado por la mente y los sentidos de una persona. Pienso que una obra de arte lo es cuando trasciende la barrera del yo al otro y en esa dinámica impacta en la sensibilidad, las entrañas o el alma de otro ser humano. Sé que la historia me muestra casos de rechazo o indiferencia a obras de creadores notables, y lo eran porque luego han tenido una admiración y entendimiento masivos; pero no me intimida el hecho, sostengo de forma rotunda que una obra de arte puede ser calificada como tal en el momento en el que una creación conecta de forma única y esencial  un espectador, y aduzco, para estos casos de incomprensión o indiferencia temporal, razones que pueden provenir de corrientes culturales contrarias, momentos históricos convulsos que absorben percepciones latentes, incapacidad del medio en difundirse  o circunstancias similares, que han impedido la percepción adecuada de dicha obra. Y como resulta que los humanos somos más iguales de los que nuestros egos presuponen, y más diferentes de lo que las generalizaciones ofrecen, el topar con ignorancia donde uno vive impacto y familiaridad es lo que le confiere a la sensación la molestia apuntada al principio.
En el caso, más que probable de todo lo anterior resulte un galimatías incomprensible, quiero aclarar que me estoy refiriendo a la extrañeza que me provoca la expresión de desconocimiento que veo pintada en la cara de mi interlocutor cuando le comento sobre alguna de las joyas de mi discografía y le resultan absolutamente desconocidas. No puede ser que discos que me han procurado tantos momentos de placer sean ausencias implacables en los registros musicales de tantas personas. Por ello, hoy, al fin, voy a desquitarme y voy a darles la difusión que me permita la audiencia de este blog. Algunas de las grabaciones que recomendaré son amigas de hace décadas y otras de hace meses, pero todas ellas comparten la carga de ser admiradas en solitario, sin haber encontrado casi nunca un cómplice avisado.
El guijarro irish, la liviandad del aire
Tir Na Nog. Tir na nog (1971), este el primer disco de esta saga de guijarros, piedras preciosas a las que la ignorancia o el olvido han dotado de una pátina sin lustre que las hace inapreciadas, en el jardín, guijarros en cuanto se presentan como elementos anónimos ante el público, escamoteadas a la vista entre el marasmo de lo obvio y difundido.  La ópera prima del duo dublinés formado por Leo O'Kelly y Sonny Condell es una primorosa obra de 13 canciones perfectas, la delicadeza de las voces y los instrumentos eleva este disco a niveles muy bellos. La música celta, y este disco es un ejemplar con un ADN muy puro en este sentido, es una corriente en la que el lirismo, la melancolía y el gozo, más que la alegría en muchas ocasiones, es frecuente, los TNN optan por la vertiente intimista, con las dos voces y unos pocos instrumentos acústicos (comparten con el género Farmer algunas características) construyen un universo que nos traslada sin esfuerzo a Innisfree, por citar una población referencial. Desde la belleza nis embrujan y desde la calma nos arrullan. Fue un referente en un grupo de adolescentes entre los que me encontraba y no he vuelto a saber de nadie que los haya oído nombrar. En la época de los primeros ADSL y las tarifas planas parciales, de 20 a 8 en laborables, me costó bastantes jornadas reunir todo el LP pero lo conseguí, lo curioso es que ahora está mucho más asequible e incluso otros discos de la pareja se pueden encontrar con facilidad. Dedicado a los que el adjetivo bonito les resulta oportuno.
Nunca Nastassja estuvo tan hermosa como en esta película
Ry Cooder. Paris, Texas (1985). Este es un autoguijarro, un enorme descuido de mi anterior entrada "Maridaje que me incapacita?", cuando escribía acerca de las pocas bandas sonoras que han llegado a interesarme no incluí este enorme disco, el inconsciente es sabio y lo omitió por la sencilla razón de que no lo tengo conceptuado como tal, además, es que la había reescuchado poco tiempo antes. En la preparación de la música no jazzera para el viaje a Donosti estuve buscando música viajera, y esto lo es por antonomasia, la película de Wim Wenders (de lo poco visible que tiene le pedante alemán) es una de las dos mejores road movies que yo conozco (la otra es la deliciosa Dos en la carretera de Donen), y Cooder compone desee su guitarra himnos para la carretera, no es el único gran disco de este semidesconocido en nuestros lares, tiene una excelente discografía y he elegido esta obra para paliar su ausencia del post anterior. El tipo ha tocado con Clapton, Taj Mahal, Neil Young, algunos Stones, Mavis Staples y una interminable lista. Dedicado a los que saben que el viaje es el auténtico objetivo y el destino la excusa.
Ready por the trip?
Iron Butterfly. In-A-Gadda-Da-Vida (1968). DAN DAN DARADANDAN DAN DAN DAN, el potentísimo riff de Erik Braunn irrumpe poderoso en la canción homónima con el álbum a partir de un sonido Hammond que le abre paso, nos esperan diecisiete minutos de psicodelia sesentera en estado puro. Un disco mítico entre los hippies de aquella época y que hoy en día parece imposible encontrar alguna persona que sepa de él. Uno de los guijarros más puros de esta ristra, puedes encontrar fanáticos de los primeros Floyd, de los Doors, de Hendrix o Joplin ni hablemos, pero de los Iron, ni rastro. El disco contiene una cara A con cinco temas más que interesantes y que ya se harían merecedoras de constar aquí, pero el tema comentado que llena la cara B es un viaje único por el Peace and flowers más auténtico. El título parece provenir de un estado de colocación notable y cuando el batería le preguntó al guitarra como se llamaba el tema, eso fue lo que entendió. El recorrido musical se llena de ecos lisérgicos, de solos arrebatados, de pausas para tomar aliento, de crescendos vigorosos; es un festival para los sentidos. Dedicado a los que añoran sus camisetas desteñidas con lejía.
Arcangelo Corelli. Concerti Grossi, Op. 6 ,nº 2, 5, 8 y 9 (?). En el barroco y la clásica los guijarros son tan frecuentes que dan algo de cansancio, si el mismo Bach se pasó un siglo perdido en el jardín, Quién estará a salvo?. No obstante esta serie de conciertos son muy conocidos y podría parecer una "boutade"incluirlos aquí. El motivo no es tanto la obra, que no se toca todo lo que se merecería (como casi todo el barroco) porque es una música excepcional, sino la versión que me hizo descubrirla hace ya unos años.
Una edición peculiar, una carátula imposible de encontrar
El director checo Bohdan Warchal, al frente de la formación que el puso en marcha como primer violín, la Orquesta de cámara eslovaca, nos regala una aérea recreación de los cuatro concerti mencionados. El grupo funciona como una unidad muy trabajada, ofreciendo el brillo del sonido al conjunto en consonancia con la filosofía de orquesta pequeña y estable sin estrellas que opaquen al resto, las cuerdas se suceden y se cruzan, contrapuntean y cantan. Ni que decir tiene que la formación es muy popular en Eslovaquia, y que cuenta con un repertorio muy amplio, pero de escasísima repercusión internacional. Este disco ha conseguido que las otras versiones que he escuchado de esta obra me parezcan pobres, diría que Bohdan y yo compartimos una visión de Corelli, y los demás directores no. La pregunta es como llegué a adquirir este guijarro, curioso donde los haya, pues resulta que el grupo editorial Zeta tenía, en los noventa, una revista que se llamaba Dinero (creo que era como de actualidad económica o así, y si no lo era es que el editor era un zumbado graciosillo) y que ante la lógica falta de ventas tuvo la genial ocurrencia de regalar un ejemplar (Los genios de la música clásica) de la colección con cada número de la revista. Incoprporé una media docena de piezas que no tenía y ésta fue una de ellas, aún me acompaña. Dedicado a los eslovacos y a los checos y a todos los ciudadanos que saben solventar sus diferencias de forma amistosa (aunque los checos se hayan quedado con la mejor parte ;p).
Otro inglés al Blues
Clark Hutchinson Band. Blues (1968). Guijarro comprensible a medias, los CHB nunca han tenido repercusión mediática y se aferraron al Blues en los años en que los ingleses lo abandonaban, ya comenté en el post de Clapton lo difícil que resultaba mantenerse fiel en aquella época, el Pop y el Rock desbordaban el mercado y apenas quedaba un hueco para los Mayal, Yardbirds y unos pocos. La banda, creada por Mick Hutchinson y Andy Clark optó por una vía propia muy sureña y muy blanca. El álbum presentado es magnífico, lento como el Missisipi cuando se curva en meandros, luminoso y intenso. El disco desgrana magníficos pasajes musicales desde el soberbio Bad loser que lo abre hasta llegar al meandro final, el tema llamado The summer seems longer, donde Mick nos da una lección de como se toca un blues al final de una dura jornada estival, las notas se alargan y el ritmo se aplana hasta saberse en ocaso. El guitarrista tiene un origen en su carrera como miembro de una banda que tocaba música hindú y tal vez ese sea su aire diferencial, no suena a nada conocido y no merece ser desconocido. Dedicado a los que aman los atardeceres estivales.
Tricky. Blowback (2001). El p... amo de la escena de Bristol de los 90, el cofundador de Massive, el pincha en todos los jolgorios que alborearon la puesta en escena de la eclosión musical del Trip Hop, se hace mayor, encuentra una chica y borda un trabajo dentro de una carrera inmaculada. Pero... Tricky, quién es Tricky?? Para el que quiera saber más está la wikipedia, pero el que quiera sentir mejor que se deje acompañar por esta maravilla de la música atmosférica densa y perfectamente editada, qué gran trabajo de producción contiene el disco!. Por qué es un guijarro?, sencillamente porque los fans del príncipe oscuro lo tachan de comercial, a pesar de que las ventas no se diferenciaron demasiado del resto de discos editados hasta entonces, y reniegan de él, pero los no conocedores de esta corriente musical no llegaron a asumirlo.
Para perder el aliento sin cesar
El disco es un puzzle completísimo de las filias de Tricky, los temas se mueven entre algunos ritmos hipnóticos y otros alegres, joviales incluso (el chico está enamorado) y me permito insistir en el estratosférico sonido que posee, el mago nos presenta los sonidos por planos perfectamente cuidados, cada ráfaga se adecúa en su lugar y cada momento suena como debe, una gozada. La pasión que siento por este disco proviene del momento de su incorporación, el primer verano que pasamos en nuestra casa con Mimaría fue una banda sonora permanente y sus canciones himnos del aposentarse en la nueva situación. Ella ama este disco y yo también. Dedicado a Mimaría.
Let the buffalos run
The Stills-Young Band. Long may you run (1976). Neil Ypung es un experto en guijarros, el canadiense es un autor compulsivo y el mercado no entiende de tanta efusividad creativa, no hace promociones y saca un disco acústico cuando las ventas apuntan a lo eléctrico, o viceversa. El padre espiritual de Cobain, Vedder o los Gallagher (Nirvana, Pearl Jam y Oasis.. nada menos) es un espíritu libre donde los haya y hace música. La que le gusta y cuando le gusta. A mediados de los setenta se desintegra la celebérrima formación Crosby, Stills, Nash and Young, paradigmas del Country Rock más auténtico y Stills y Neil se reunen para tocar un poco y grabar otro poco, ambos eran viejos colegas de los tiempo de Buffalo Springfield y llegan a este momento en plenitud creativa. El resultado, un guijarro de armas tomar, los fans de cualquiera de los dos desconocen de forma generalizada este trabajo y es uno de los mejores de la carrera de ambos. A Neil el trabajo le gusta y sigue interpretando algún tema en la mayoría de los conciertos, su versión de la canción Long may you run en el Unplugged (1993) es rotunda y vigente al máximo.
A mí hay un momento que me resulta muy especial en este trabajo, el track Fontainebleu (ellos lo pronuncian "faunteinblu"), una creación de Neil, es una casi balada campera en la que el monstruo mete una eléctrica chirriante a rabiar que suena increíble, la suavidad de las voces con el ácido de las cuerdas es sublime. Dedicado a todos los que sienten que la música es libertad.
Un esteta poderoso
Jonsi. Go (2010). Un futuro guijarro. si no lo es ya. Una gran obra Pop que desparrama lirismo y atmósfera sin descanso. Un álbum de un género por el que guardo muy poco respeto pero que de vez en cuando produce genialidades como esta, el vocalista de los opacos Sigur Ros haciendo rabiar a sus seguidores snobs con una obra que se entiende y asume (un poco a lo Tricky pero en gay) por un público que es mayor. La pena es que el mercado devorará, si no lo ha hecho ya, esta joya que en la pérdida de brillo se trocará también en otra piedrecilla olvidada. No lo merece la colección de canciones que nos ofrece bajo esa portada tan esteticista, su música peca tal vez de ello a veces, pero al caudal de belleza e intensidad que nos regala, no se le pueden poner demasiadas objecciones, las poderosas baladas que desgarra la voz de Jonsi, ensartada en unos arreglos con mucho sabor a fiordo y leyendas escandinavas, generan demasiado estremecimiento en la piel como para no cautivarse. Mimaría y yo tuvimos oportunidad de asistir a la parte final de su concierto de presentación dedo disco en el Sónar y una de las cosas que se puede decir del álbum es que consigue recrear las sensaciones que el poderosísimo directo del islandés ofreció. Dedicado a los que saben dosificar el Pop con mucho tino y mucho desparapajo.
Johaness Brahms. Sinfonía nº 2 en Re mayor. (1976). Karl Bohm dirige este guijarro, otra aparente contradicción, quién no conoce a Brahms, sus sinfonías? Quién puede, desde una posición de cercanía respecto a la música clásica, alegar no saber nada de Bohm? Entonces, a que incluirla en la lista?. La presencia de esta monumental pieza del siglo XIX responde a intentar paliar la sensación personal de varios olvidos, el primero es el de la composición en sí misma. La segunda del último de los grandes románticos clásicos tuvo mucho éxito en su estreno y es una obra con presencia habitual en los conciertos durante mucho tiempo, pero su brillo es menor que la primera, esa composición que Brahms gestó durante casi dos décadas y la tercera y la cuarta. En la actualidad está desaparecida de los repertorios, los que yo controlo, usuales (cosa que se puede decir de casi todas las obras del autor) y a mí, tal vez porque fue mi vía de entrada al universo Brahms, me resulta tremendamente injusto.
Una integral cumbre
Es una sinfonía de una apariencia leve, si es que esto puede adjudicarse en algún caso a las obras del músico hamburgués, pero que en las sucesivas ocasiones en las que se va oyendo se revela dotada de una profundidad terrible y de una capacidad de emocionar muy intensa, tal vez la ambivalencia entre inocencia y alegría (los dos adjetivos con los que el músico la calificó comentándola con un amigo), su carácter pastoral o su fácil escucha, la hayan postergado entre sus hermanas. Un ejemplo estadístico de aficionado avala este dato, si uno realiza una búsqueda en Google (el guguel para mi hijo) de Brahms sinfonía, aparece solo seis veces en las primeras cien entradas, por 22 veces la primera, 24 la tercera y 19 la cuarta. Aunque sólo sea por el trabajo de recuento creo que merece la pena ensalzar esta obra para contribuir a su rescate. El segundo olvido a restaurar es al mismo Brahms, un compositor metido en la difícil cuña que forman Beethoven y Wagner, la enorme calidad del conjunto de su obra, con maravillas camerísticas como el Quinteto con piano o sus obras para el cello, sus cuatro sinfonías (el rescatar la segunda no implica desaprecio por las toras) o el celebérrimo Requiem alemán, son un legado que no se puede perder y que, insisto sobre la cualidad de apreciación personal (como siempre en este blog), parece algo perdido en el repertorio contemporáneo. Y el tercer olvido, es el de Bohm, un director por el que tengo una debilidad absoluta, sus Cosí fan tute, Tristán e Isolda, integral de las sinfonías de Beethoven, por citar tres, son joyas en mi discografía, obviamente junto a la integral sinfónica que nos ocupa. Bohm es un claro ejemplo de artista con una dicotomía habitual, una obra genial y una vida personal, como mínimo, sospechosa. El hombre que devolvió a la Filarmónica de Viena a un lugar preminente en los años cincuenta, que dirigió algunos Salzburgos y Bayreuths de forma brillantísima, es también un alemán que medró en la Alemania nazi, aprovechando el éxodo forzado de tantos músicos judíos en esa época, y del que existen fuertes sospechas de una ideología antisemita. Siempre he pensado que es muy saludable separar la admiración que se puede sentir por la obra de un artista y la opinión que el mismo pueda generar, este es un caso bastante claro de ello. Pero como hablamos de su legado, acudamos en su recuerdo y no dejemos que mengue su presencia en nuestras audiciones. La segunda sinfonía de Brahms es una composición perfecta, muy amistosa en primeras escuchas, sirve de adecuada introducción al mundo sinfónico y la versión de Bohm es sentida, brillante y exacta. Dedicado a los que siempre soñarán con cielos estrellados.
Rastro de lágrimas
Peter Green. In the skies (1979). Green es un hombre que lo ha tenido todo para ser una megaestrella de la música y hoy en día es un hombre guijarro puro. Puedo afirmar que no conozco a nadie que sepa nada de él y lo peor es que no saben que si lo saben (perdón por la aliteración boba). El fundador de Fleetwood Mac, el guitarrista que sustituyó a Clapton en los Bluesbreakers y el autor de himnos tan archiconocidos como Black magic woman o Albatross es, hoy en día, un nombre que no suena a nadie. Su carrera tiene ciertos paralelismos con EC, el paso por los chicos de Mayal, el abandono de una banda que él crea y deja cuando el éxito les desvía del Blues, su admiración por Robert Johnson, al que también le graba un Songbook y su pasión por el guitarreo bluesero, tal vez le ha faltado la sensatez de manolenta para conducir su vida y su carrera. Esta oscuridad respecto a su figura se traslada de forma natural a su obra y concretamente a esa maravilla de la música melancólica que es el In the skies. Nueve temas propios, cantados y en la guitarra solista, nueve letanías para días de lluvia, paseos al aterdecer o veladas en compañía intimista. Las canciones del álbum son sencillas, creaciones de un alma bluesera que se sabe blanca y desdichada, el tono del disco corresponde a una enésima vuelta de Green a su carrera y hay esperanza en su canto, pero hay al tiempo, toda la carga de unas andanzas complicadas. La escucha de este disco, al que no le hubiera sobrado una mejor producción, lo sencillo no está reñido con el buen hacer, es un ejercicio de inmersión es territorios hermosos, limpios y con un intenso sabor a otoño. Démosle una oportunidad y concedámonosla a nosotros. Dedicado a los que tienen programada, real o platónicamente, una cita con alguien que les eriza la piel.
El jardín cierra por hoy, no es para nada descartable alguna edición siguiente de guijarros, hay demasiados para que sean soslayados, el azar ha querido que sean diez, no ha sido para nada intencionado, son los que he querido traer a esta ventana. Recuperando el argumento primigenio que esbozo al principio de la entrada, debo decir que todas las piezas reseñadas han contribuido de forma notable a aplacarme, estremecerme, hacerme vibrar, acompañarme, dotarme de un fondo adecuado, ensimismarme y dotarme de sonidos para regalar, en numerosas ocasiones, el arte está presente en todas ellas y sirva este post como agradecimiento a todos los creadores que las han hecho posible.
PD. La ubicación de la entrada se corresponde con el lugar donde mi sentimiento y mi alegría han estado en las fechas de edición de la misma. La fecha del día de hoy ha ingresado en el lado alegre de la historia mal que les pese a los defenestrados habituales. Algunos incluso lo considerarían un guijarro, en ese caso yo pensaré que es una roca desde la que se tallarán los adoquines de una vía nueva, la que nos merecemos.






10 comentarios:

  1. Menuda lista de tareas que nos has pasado!!! Estoy deseando ponerme a ello.

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  2. Hola Paz, qué alegría encontrarte por aquí, confío en que alguno de los guijarros llegue a brillar en tu jardín.
    Saludos

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  3. Siempre que te leo me haces desear oir en este momento alguna de la música de la que hablas, y hoy evidentemente lo has vuelto a hacer, estoy deseando oir a Peter Green, A Neil Young, Clark Hutchinson, volver a oir el Tricky Blowback ....si realmente nos has puesto muchos deberes a tus seguidores.

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  4. Hola Mimaría, contigo de lectora uno siempre logra el objetivo de sus escritos, porque eso es justamente lo que pretendo, activar deseos y compartir el disfrute.
    Un beso seguidora ;)

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  5. Llegir el teu blog és com viatjar en la càpsula del temps.
    En ell surfejo ingràvidament les soprenents connexions que la música amaga entre els plegs del segles.
    Es confirma la teoria del caos: escoltar un CD de Brahms és com l’aleteig de la papallona que origina l’huracà.

    Alfons

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  6. Alfons ha dicho:
    "Leer tu blog es como viajar en la cápsula del tiempo.
    En él surfeo ingrávidamente las sorprendentes conexiones que la música esconde en los pliegues de los siglos.
    Se confirma la teoría del caos: escuchar un CD de Brahms es como el aleteo de una mariposa que origina el huracán.
    Alfons"
    Gracias Alfons, me gusta ser constructor de viajes, no es más que devolverle a la música en uno de los efectos que me produce.
    Un saludo

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  7. Hola, Ferrán
    La segunda de Brahms, es la que menos me gusta de todas sus sinfonías, junto con la tercera.
    En cualquier caso, ¡¡¡que grande el barbudo¡¡¡

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  8. Hola M.A.
    Me alegra verte por aquí, o sea que te gustan la primera y la cuarta sobre las otras. Si tienes oportunidad (si no lo has hecho ya) escucha la integral de Bohm, igual te captura un poco más.
    Muy, muy grande el barbudo. Has oído sus sonatas por Jascha Heifetz?, son brutales.
    Un saludo

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  9. De Brahms me gusta todo, o casi todo, más la primera y la cuarta, y sobre todo, sus últimos movimientos, con la pasacaglia y variaciones de la cuarta, flipo con la versión de Carlos Kleiber y la Wiener Philarmoniker.
    Qué infravalorado está nuestro amigo¡¡¡

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  10. M.A.
    Si hablamos del gigante Kleiber no tengo nada más que alabar tu buen gusto, nunca la WP ha sonado tan tremenda, intensa y romántica como con este selecto director.
    Estoy recopilando un guijarros 2 porque hay demasiada música en los desvanes que no lo merece.
    Se aceptan propuestas.
    Un saludo,

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