Un espacio de viajes entre la música y palabras

Es que una vez más la música es la responsable

domingo, 14 de agosto de 2011

Una música constante

El precioso título de esta novela me baila esta mañana en la cabeza. Clapton y Cale desgranan esa beldad que es el Road to Escondido, el Jazz no aparece por ahora porque ayer llegaron unos amigos a pasar el fin de semana con nosotros y los dos guitarras son una continuación de las canciones que nos llevaron lejos en una intensa y veraniega charla hasta la madrugada.
Es cierto, oh sí!, esta entrada viene iluminada por un arte no sonoro, por el arte de la palabra. Pero más que una reseña de un libro que recomendaré con gusto siempre que se tercie, es una modesta y alelada reflexión sobre la vida y la música a partir de una novela cuyo protagonista en un violinista que forma parte de un cuarteto de cámara.
Un placer constante
La historia está teñida de una generosa dosis de añoranza ya que nos hace viajar en el tiempo a través de los sentimientos reencontrados y el violinista es un anti heroe muy atractivo al que casi podríamos calificar de perdedor si no fuera porque es un hombre que vive en la música, la interpreta, la ama y su viaje vital está encadenado sin remisión a este maravilloso arte. Excelentemente escrita por Vikram Seth y muy bien traducida, es una novela excepcional, la lectura de esta obra se complementa con la banda sonora que Anagrama incluyó en un doble CD en una edición especial, desde la Trucha de Schubert a una perdida pieza de Beethoven se van sucediendo los temas que el cuarteto va interpretando en el libro. A parte de la bella historia de amor, es un libro de amor absoluto, también a la música, mi fascinación se colmó con las descripciones, desde dentro, de los recitales que el cuarteto, a veces quinteto, ofrece. El poder compartir las sensaciones de un músico cuando interpreta, cuando se pelea con grandes obras, cuando se integra en un sonido común del grupo, cuando es músico en definitiva, fue un gusto descomunal para mí, que desde pequeño, cuando el director del coro escolar me señaló al inicio del primer ensayo y me dijo, "Tú, fuera", sé que lo mío no es ser músico, "sólo" ser melómano.
Conozco algunas personas para las que la música es un elemento secundario de la vida, a lo largo de mis 53 años me he encontrado con ellas, algunas muy interesantes y otras ni eso, son hombres y mujeres que pueden tener un coche sin autoradio o tenerlo sólo para escuchar alguna emisora, pueden montar una vivienda y destinar el capítulo de música al pozo de las últimas cosas a incorporar, en fin, que saben que la música está ahí y ellos están un poquito más en otro lado.
el colonizador de las calles
Mi caso, no es sorpresa para nadie, es radicalmente diferente. No recuerdo con tanta precisión mi primera radio, haciendo cabañita en el interior de la cama para escuchar Radio Juventud en las horas nocturnas, como el primer tocadiscos con el que apareció mi padre un buen día. Un Vieta con base de madera, precioso a rabiar, Brazo semi automático! fue la presentación del producto en medio de una gran sonrisa en la iluminada cara de papá. El objeto se instaló en mi habitación desde el primer día y se convirtió en el rival diurno de la radio, mi hermana me regaló mis dos primeros vinilos: Athom Hearth Mother (el de la vaca de Pink Floyd como se le ha conocido siempre) y el Stand Up de Jethro Tull. Desde ahí hasta mi Ipod (un día haré una entrada sobre los reproductores y mi desigual realción con ellos) han pasado 41 años, sí, tenía doce cuando el Vieta se instaló a la izquierda de mi cama, en la mesa de estudiar, y mi capital de audiciones se ha prolongado desde entonces de forma creciente, el Pop psicodélico, el Rock, la Clásica, el Blues, los cantautores, la música electrónica, el Jazz, el Rock and Roll ... Un camino que no cesa y que no ceja, en cada piso el aparato de música como primera inversión, en cada coche la música, en cada calle los walkman (la historia cambió de forma definitiva el día en que Mister Sony nos ofreció este revoulcionario ingenio, thanks a lot Morita). El estar rodeado el máximo de horas posible de sonidos musicales no es un objetivo para mí, es un paradigma vital del que no concibo desprenderme.
Música y palabras, sonidos y la maravillosa lengua castellana, aliento y luz, una me lleva, la otra me eleva.
El título de la novela en inglés es An equal music, y me parece muy acertada la traducción, y haciendo un pequeño cambio de orden llego a la conclusión elemental de todo esto: La música, una constante.

17 comentarios:

  1. Que hermana?, es una curiosidad.
    Me encantó este libro, aunque del mismo autor mi favorito es "El buen partido", en el que la música no es protagonista y por eso no es tan adecuado como recomendación a este blog, o si?, bueno ya iremos viendo, los propósitos de reobertura del blog creo que eran muy amplios.
    Besos.

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  2. Qué buena idea combinar música y literatura, y ya ni te cuento si el libro además incluye un cd. La verdad es que me parece altamente recomendable, voy a ver si lo consigo. Un saludo.

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  3. @Tumaria Sé que prefieres El buen partido y no es mala elección pero el novelar desde el interior de un músico a mí me dejó maravillado
    @Mayte Espero que tengas suerte, las últimas ediciones que he visto de esta novela ya no inclúian la banda sonora, hace unos meses, le tuve que construir el disco en un pen para una amiga. Saludos

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  4. En mi cocina la música es constante! y en el salón, y en el ordenador...

    Oímos de todo: yo le doy más a la clásica y al indie, y mi media mandarina al jazz y el rock psicodélico de los 70... Nos turnamos pero en la cocina siempre suena lo que yo quiero, mientras bato, amaso y horneo.

    Una magdalena (o cupcake...), un café y buena música mientras lees el periódico repanchingado en el sofá.

    Gracias por visitarme y un placer leerte!

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  5. @biscayenne Insisto en que el placer ha sido mío, lo de la buena música ni que decirlo y me encantaría saber más de esa opción indie, debo decirte que a ratos tu escritura me recuerda a Pauline en la playa, no sé si ese es el indie que merodeas o qué, pero es tan hermoso como tu devoción hornil. Un saludo
    Batir, amasar, hornear... música elegida

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  6. me encanta este post, la combinacion de musica, definitamente te sigo. yo escucho de todo un poco, me gusta la musuica de los 80, 90, rock, pop.

    Saludos y muchas gracias por tu ocmentario en mi entrada. me encantó

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  7. @Violet Música siempre, espero que encuentres por aquí música de la que te puedas enganchar. Gracias por comentar, un saludo

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  8. Un post emotivo y que incita a leer-escuchar, en mi caso si llevo música "encima", ya sea en el coche, el trabajo, el transporte (mi música, claro) mi estado de ánimo cambia completamente, es como la banda sonora de mi vida, y bienvenidas sean nuevas propuestas. Felicidades!

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  9. @Sandra, muchas gracias. Tengo pendiente otra entrada con literatura muy relacionada con la música pero debo dejar madurarla un tiempo, la verdad es que es un binomio único, pero qué te voy a decir que no sepas ya. ;)

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  10. Requetegracias por tu nuevo comentario, simpático! :)

    Pues fíjate que Pauline en la playa no me gusta jjjjjj. Todo lo que se definió en su momento como ñoñi-pop (o tonti-pop), rollo naïf, no me gusta nada. Soy más rockera y me decanto por Mando Diao, Arcade fire, Athlete, Editors y cosas así...

    tienes que decirme por dónde se decantan tus gustos dulces, porque a veces, como casi todos mis lectores son tan irreprimiblemente golosos como yo, no me doy cuenta de que hay gente a la que le gustan cosas más suaves!

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  11. ah, por cierto, un regalo:

    http://www.daviddejorge.com/2011/08/12/musica-y-paladar/

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  12. Bon dia Ferrán. Ara ho entenc. Estic d'acord amb la descripció del llibre i l'homenatge a la música. Potser afegiria que, en algunes ocasions, si bé sempre hi pot haver una música que acompanyi o que en sigui la protagonista, en l'admiració d'algunes altres formes de l'expressivitat de l'art, com davant de certes pintures, escultures, o formes de la mateixa natura, o persones...la intensa emoció del moment poden fer del silenci un autentic complement musical interior.
    Què magnífic és compartir, hores i hores de música, paraula i silencis. Si s'acompanya d'una orada a la graella...música celestial.

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  13. @Xavier, Creo que por cortesía con los visitantes del blog será mucho más amable por tu parte el que te expreses en esa bella lengua que dominas tan bien que es el castellano. Dicho sea con cariño y sin atisbo de que el uso de una lengua foránea de nuestras charlas incremente un ápice la escasa distancia que sitúa este medio.
    De paso podré entender algo más de lo que me dices (nos dices), "orada"?, Eso es un rito de culto al fuego? A la parrilla?
    Un beso a MR que la mejor ;)
    Sobre el silencio, nada que decir, inmenso y vacuo, todo depende de quien lo use, no?

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  14. Ferrán; tomo nota de tu comentario lingüístico, habiéndome expresado en la lengua que usamos coloquialmente entre los dos. No tengo ningún inconveniente en usar el castellano, si ha de servir para solaz de los lectores. Añadir una pequeña aclaración sobre la denominación "orada" que en catalán es una forma muy común en el Empordà de denominar a la dorada castellana. Ahora bien, hacerla bien como tu la haces, eso sí que es todo un rito...y un reto. Bravo.

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  15. El libro reconozco que me costó inicialmente, lo aparté hasta estar más receptiva y en el segundo intento me cautivó, hubiese disfrutado más su lectura si la hubiese acompañado con el sonido de La Trucha, por poner un ejemplo. La música que menciona el libro es una bueña compañía en momentos determinados de mi vida, con las limitaciones de lo que yo siento por la música clásica, muy alejado de lo que sientes tú, por supuesto... Ptons

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  16. @Olga Me alegro de que la música de esa recopilación se vaya haciendo un hueco en tus escuchas, que sea en momentos determinados supongo que es como toda la música. No?

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