Un espacio de viajes entre la música y palabras

Es que una vez más la música es la responsable

lunes, 22 de agosto de 2011

Tocan instrumentos de verdad !!

Esta afirmación, tan sosa como previsible cuando se refiere a un disco de música, me fue espetada, en un tono que equilibraba admiración y sorpresa por igual, por un dependiente entusiasta del FNAC. Sostenía en la mano un CD doble que me estaba recomendando hacía unos minutos, mi determinación ya estaba tomada hacía rato pero a ambos nos encantaba hablar de música, de sonidos, de colaboraciones entre artistas y de algunas cosas así. Yo ya tenía un par más de discos que pensaba llevarme y y se acercaba el tiempo de
Estos son instrumentos de verdad en el mundo del Rock
reincorporarme al trabajo, en aquella época las compras de mediodía en el FNAC constituían una actividad recurrente con una periodicidad, como mínimo, semanal. La frase me dejó perplejo, y él, advirtiendo mi cara asombrada, la repitió con algo más de entusiasmo, giró el CD y señalándome los tracks del segundo cedé me indicó que el par de DJ que firmaban la obra habían incluido instrumentos musicales sin samplear en la grabación de esos temas. Ahhh, ok, pues nada si es tan bueno, y además tiene instrumentos me lo llevo fijo. Ya me dirás que te ha encantado, seguro, hasta la vista.
Nuestra relación se remontaba a un par de años antes y se inició por una circunstancia que desaparecería unos pocos meses después del día de la frase en cuestión. Estaba, como tantísimas veces al lo largo de mi vida, hojeando discos, en ese caso en la sección de Nuevas tendencias del FNAC, inmerso en el caudal de promesas que contenían, deleitándome con las carátulas, con los créditos, buscando elementos conocidos en los discos que me "obligaran" a adquirirlo con algunas garantías, la sensación de una primera escucha decepcionante es muy frustrante y uno intenta evitarla a toda costa. El dependiente de marras, Xavier para más señas, era el encargado de la sección y yo ya lo tenía bastante visto, su turno de mañana alcanzaba hasta las horas del mediodía habituales para mis compras, el FNAC no contrataba dependientes para sus diferentes secciones de música (o no lo hacía, en la actualidad del streaming y las descargas ya no soy tan experto del establecimiento pero los metros cuadrados que la tienda dedica a la música menguan a ojos vista), incorporaba especialistas de los diferentes géneros, al tipo de Rock no podías preguntarle por un disco de Serrat sin que te mirase un tanto altivo antes de señalarte a su compañero (seguro que muy buena persona pero adorador de un altar equivocado) que llevaba la sección de música española.
El disco del inicio de una buena relación
El día en cuestión tenía en las manos un CD de Massive Attack, No protection, el disco, a pesar de estar editado tres años antes (estamos en 1998), me era desconocido y el título me remitía a una obra maestra del 95 llamada Protection, los títulos del que estaba leyendo eran los mismos que de aquel y supongo que mi expresión revelaba las dudas que me generaba todo aquello, Xavier me dijo, sin presentación ni preámbulo de ningún tipo, Es buenísimo, las remezclas son incluso mejores que las originales!, yo le contesté, en mi estilo habitual, Seguro que no, dudo que se pueda hacer un disco mejor que el Protection (yo tenía razón) y ahí empezó nuestra fructífera relación.
El me ofreció la posibilidad de que me lo llevara y que en el caso imposible de que no me quedara abducido por las excelsas remezclas lo devolviera sin problemas. Para un compulsivo adquiriente de música como yo no se necesitaban más argumentos, el disco era bueno y no lo devolví, pero fui al día siguiente a decirle que de mejor nada de nada. A partir de ahí las charlas previas a la adquisición de música de esa sección fueron una constante feliz de mis mediodías, durante ese tiempo me quedé con un montón y devolví unos poquitos, amplié el campo de compras-devoluciones a la sección de Clásica, si bien en esta casi siempre he ido a tiro más seguro ya que la rabiosa novedad y salida de discos es mucho más pausada. Allí el encargado era Toni (Verdad Mimaría?) pero eso es merecedor de otro post y ya llegará algún día.
El "prodigioso disco que contenía instrumentos originales" en su segundo cedé era el Two pages de los 4hero y es el McGuffin de esta entrada (Hitchcock le llamaba McGuffin al elemento anecdótico que desencadenaba la trama en sus películas, pero que, en realidad, no tenía demasiada importancia. El término proviene de un antiguo chiste del Music-hall que al maestro le gustaba recordar: Son dos tipos que viajan en tren (Hitch y los trenes), y uno le dice a otro "Y eso que tienes ahí?", "Ah, un McGuffin", cara de asombro frente a cara de palo, "Un McGuffin, Y eso qué es?", "Bueno, sirve para cazar leones en los Adirondacks" responde con cara de complicidad. "Pero si en los Adirondacks no hay leones!!!". Y sin cortarse ni un momento y de forma tranquila, cerrando el tema "Ah entonces lo de ahí no es un McGuffin". Risas y seguimos sin saber lo qué es un McGuffin, lamento la extensión del paréntesis pero adoro citar Hitchcock y contar la historieta).
Uno de los papás de la música electrónica, el Roland!!!
La entrada no tiene más objeto que homenajear, y de paso repasar un poco, a una manera de hacer música que pertenece a las dos décadas que cabalgan los siglos XX y XXI. Ni que decir tiene que es un post sin afán científico, es mi visión, no especialista y limitada por el desconocimiento que todo diletante que se precie mantiene sobre cualquier cosa.
La primera dificultad para adentrar en ese mundo es hallar el modo de denominar este género, como ya hemos visto no podemos calificarla como música sin instrumentos, en muchos de ellos los hay y en otros no, no sirve ni para aproximarse. La etiqueta más genérica que la define es la de música electrónica, es decir, aquella música en la que el peso de la instrumentación o arreglos tiene un ámbito electrónico mayor que el acústico o instrumental. En ese campo incluiré al Breakbeat, Drum and bass, Post Techno, Chill Out, Trip Hop, Dub, Downtempo, Indietronica y unos cuantos más. El desconcierto apelativo es extraordinario ya que las etiquetas provienen las más de las veces de propuestas del marketing musical para hacer descollar artistas en el tupido mercado discográfico y no poseen demasiado rigor, o sea que vamos al tema pensando en que voy a hablar de la música que se gestaba en las dos décadas anteriores con el marchambre de sonido electrónico en su alma.
Esta música tiene una presencia de un 10% en mi discografía y no es un peso desdeñable, por razones obvias no puedo decir que me ha acompañado toda mi vida (jeje) pero desde su nacimiento y evolución ha sido una muy buena compañera.
LOS ORÍGENES
Robert Fripp. Había alguna duda?. El mayor referente de la música electrónica, huesped habitual de mis entradas y de mi vida. A mis doce años edita su segundo disco y primero que  conozco: In the court of the crimson king, en ese trabajo ya suena su guitarra sintetizada, y se abre con  una de las mejores canciones de toda su carrera (sigue interpretándola en la actualidad sin que ello signifique que su creatividad declina) 21st century Schizoid Man, el sonido del huracán aullando. No me voy a extender más en él porque pisaría otro u otros posts que vendrán en su día, es el tipo que abrió mis oídos al sonido de la música electrónica y por eso está el primero.
Kraftwerk. El primer grupo que conocí que no incluía una guitarra en su formación, por no incluir es que no incluyía nada, son cuatro músicos que cantan y tocan sintetizadores. Son alemanes, fríos y han llegado a componer la canción del Tour de 1983 (lo que no habla muy bien de ellos en principio). Surgen al inicio de los setenta y sin ser unos músicos que me enloquezcan tienen un par de razones que justifica el citarlos, la básica es su tema Trans-Europe express, 6' 52" de hipnótico traqueteo ferroviario, un temazo. La segunda razón es que son uno de los grupos que abren los lenguajes musicales hacia nuevos escenarios, Qué sería de la cultura occidental sin los alemanes?.
Pink Floyd. Si hablamos de precursores, de músicos que iniciaron y marcaron una senda para los tiempos posteriores la tercera referencia son los Floyd, a pesar de ser un grupo que fue de la experimentación hacia caminos más trillados, que nació de la psicodelia demente de Syd Barrett y se autoinmoló en ese irregular pastiche (banda sonora, por cierto) que es The Wall, su trayectoria contiene numerosos hitos musicales y artísticos como para situarlos en el territorio de papás de la música electrónica.
Joy Division. El lóbrego puente hacia el presente de la banda del desaparecido Ian Curtis, fue una estrella fugaz en el panorama musical, un par de discos y Curtis, enfermo mental y con episodios de epilepsia (le daban el escenario y los fans jaleaban la “autenticidad” de su entrega!!!), se ahorcó antes de cumplir los 24 años, no aguantó ni a la edad fetiche del rock, los 27. El grupo, que no era una banda de relleno para nada se reinventó en New Order del que comentaré también algunas cosas. Para hacerse una idea de la escasa alegría que contiene la música de Joy Division sólo hay que recordar que la división de la alegría es el bonito apelativo con el que los nazis alemanes denominaban a los grupos de esclavas sexuales, procedentes de los campos de exterminio, de los que se nutrían para amenizar sus fiestuquis (eso es ser monstruo y no otra cosa!!). Provenientes de una banda post Punk llamada Warzaw evolucionaron hacia el género que ellos inventaron y que podría denominarse electrónica siniestra. Unknow pleasures (1979) y Closer (1980) son dos discos sin los que no se puede entender mi devoción por la música. El primero contiene pasajes sonoros tan claustrofóbicos como Insight, She’s lost control o la tremenda I remember nothing que cierra el álbum. Como anécdota personal debo decir que, aún teniendo el vinilo, fue el primer CD que me compré, convencido de que sería una obra que me acompañaría hasta los restos, como así es de momento. Closer, un disco con resonancias míticas, se publicó estando Curtis ya muerto y fue un pelotazo mundial, el himno que contiene, Love will tear us apart es una canción imprescindible en la historia de la música y ha sido una referencia para muchísima, muchísima gente, desde su salida al mercado, o incluso antes porque era una pieza que empezó a sonar en los conciertos de JD  bastante antes de la publicación del disco. A partir de la muerte del cantante y compositor de todas las letras de la banda, el resto del grupo se conjuró con varias determinaciones bajo el nuevo liderazgo del guitarra y cantante y compositor principal a partir de ese momento, Bernard Sumner, a saber: cambiarse el nombre, New Order, no querían vivir de las secuelas (un valioso ejemplo de pureza artística, y más teniendo en cuenta la repercusión que las obras póstumas tienen en este mercado tan gilipollas), no interpretar, por norma, temas de la banda anterior, aunque en sus primeras giras sonaron unas cuantas y reorientar el estilo hacia una música más propia del grupo, o sea, sin los tintes definitivamente pesimistas anteriores. El resultado fue un grupo con una música muy presente en las pistas de baile más radicales hasta irse popularizando y lograr el reconocimiento mundial con su tema “Blue Monday”, los sintetizadores se popularizaron en todos los grupos y New Order tuvo una gran influencia en esta difusión, música más hedonista aunque no necesariamente alegre, energía electrónica de cuidada elegancia. El futuro quedaba abierto.
King Crimson                                 Kraftwerk                                       Pink Floyd                                       Joy Division                                        New Order
Soy consciente de que algunos avezados lectores pueden encontrar a faltar nombres como Tangerine Dream (nunca he seguido su empalago sintetizado), los Moody Blues con la incorporación del mellotron y su sensacional disco Días del pasado futuro (pero poco más), Can, Rundgren , etc. Pero no están porque no lo merecen, ea!!
Bien, conocidos los progenitores de la criatura vamos a los floridos descendientes que son muchos más de los que caben y por ello glosaré sólo unos cuantos y relacionaré unos pocos mas.
DJ de dios japonés
DJ KRUSH. Este pincha nipón es el protagonista del mas refrescante concierto al que un servidor ha tenido el gozo de asistir, no he dicho el mejor, eso es una ecuación irresoluble que cada día puede dar respuestas diferentes. E insisto, con permiso de los Bilili, Hiromi y otros, el DJ nos hizo magos del tiempo y el sonido en una anónima noche en el Paralelo, local cutre, público variopinto y música de dioses. En el escenario, teclados, platos para pinchar, grabadoras y el mago. Nada más. Discos recomendados: Todos!! Nada de lo que toca el brujo de Tokio es bueno, siempre es excepcional. Para iniciarse en él un trabajo que Mimaría ama, Ki-Oku (1996), y no es cachondeo pero en ese disco suenan instrumentos de verdad!!, en Krush eso es noticia y para no parecer demasiado excéntrico el chico sólo pone uno, una maravillosa trompeta soplada por Toshinori Kondo. Sin ánimo de parecer sacrílego, el trompetista es la reencarnación de un Miles Davis asordinado, se nota que lo ha escuchado hasta hartarse y el sonido de su metal con las texturas electrónicas del DJ son una delicia (ay va, ha vuelto a salir Davis...), el trompetista es una asignatura personal pendiente, ha tocado con grandes del Jazz como Hancock y eso siempre es garantía. Pero volviendo al protagonista del párrafo: Qué le hace grande? Es el dominador absoluto del sample inadvertido, samplear es insertar fragmentos de otras piezas, normalmente ajenas pero no siempre, y Krush construye canciones, momentos, pasajes en los que consigue situar en el tema que los merece fragmentos que otros compositores crearon. Es grande porque pone color al aire cuando lo escuchas, japonés hasta la médula se dota del lenguaje más universal que puede concebirse, la introspección absoluta. Es grande porque sólo hace lo que siente y esa pasión es contagiosa. Es enorme porque no tiene un instante accidental o nimio. Es DJ Krush y hace siete años que me tiene esperando un nuevo trabajo en estudio.
PETER KRUDER y RICHARD DORFMEISTER. Uff. Cuesta hablar de este par de monstruos. Proceden de un país dudoso, no por ser la patria de Hitler, que eso le pasa a cualquiera, sino por ser un territorio con poca producción internacional, seguro que hay por ahí, como en todo el mundo, un montón de músicos haciendo maravillas pero no llegan más allá de sus fronteras.
Un doble para una isla casi desierta
Son austriacos por si había dudas y su trabajo es universal por si las había también. Su mejor trabajo en un precioso doble en el que samplean como cosacos música de contemporáneos y se atreven con un gurú del nivel de Roni Size (que si finalmente no se glosa aquí será por falta de espacio, pero no por falta de méritos). The K & D sessions es un disco para recorrer sin mesura y no dejar de hallar vergeles inexplorados, un disco de la lista de diez para la isla (como es doble es más chollo). El resto de sus escasos trabajos en común es talmente recomendable pero creo que
han exprimido su gran talento con mayor intensidad en sus proyectos por separado. TOSCA es el combo de Dorfmeister junto a Rubert Huber y son extraordinarios Suzuki (1999), si hay que quedarse con uno que sea ese, Dehli9 (2003) o Opera (1997). La música de Tosca es algo más liviana que K&D, no peor, pero su trayecto sortea elementos que puedan requerir algo de crispación, son sonidos rielando en el aire de un paseo urbano, su transgresión es la belleza. En su carrera tiene otras colaboraciones a disfrutar pero debe dar paso a su socio en la entrada (a investigar por quien se sienta atraído). PEACE ORCHESTRA. No es una orquesta, es una formación en solitario de Kruder al que le debe dar cosa firmar con su nombre. Solo tiene dos discos y el genial es el primero con el original nombre de Peace Orchestra (1999), un ejercicio espléndido de sonidos etéreos y melodías sutiles. Una obra maestra de la música hecha sin instrumentos musicales convencionales. El cedé original contenía una tirita como único motivo en la portada rosada, Peter nos proporciona cura instantánea para almas heridas.
THE PRODIGY. Abandonamos las atmosféricas aportaciones de los dos anteriores recomendados y nos instalamos en algo que a veces definen como SynthPunk, con esa etiqueta tan gráfica podemos hacernos a la
No es peligroso, es trepidante
idea de que ha llegado la energía, no bruta pero si potente, al post. La formación de Liam Howlett marcó su territorio desde principios de los noventa con ráfagas sónicas de muchísima intensidad, temas de más de cinco minutos que representan descargas ideales para las fiestas rave que inundaron las noches europeas por entonces. La diferencia respecto a muchos de sus colegas armados de ruidos de similar intensidad es que Howlett es un gran músico y sus sonidos pueden degustarse sin estar atiborrado de éxtasis o litros de alcohol.
Dentro de los muros aullantes que Prodigy construye existe un mundo musical notable y un desarrollo temático más que inteligente, sus directos, que no he podido disfrutar más que enlatados, son experiencias muy particulares en el disfrute de los sentidos, amén de un energizante sistema de adelgazar. La carrera de Howlett es algo irregular pero tiene dos obras maestras de la música electrónica que no puedo dejar de alabar encarecidamente: Music for the jilted generation (1994) y el famoso Fat of the land (1997), en ambos, mejores composiciones en el primero aunque con una producción menos brillante, sonido elaborado muy bien grabado en el segundo, encontrará el oyente interesado suficientes argumentos para recompensar su osadía. No debe temerse su “ingesta” es sólo buena música.
MASSIVE ATTACK. Son el sonido por excelencia de las dos últimas décadas, los inventores del sonido de Bristol, la banda que ha pintado con mayor intensidad la banda sonora de estos años. Recuerdo muchas veces un monólogo del simpático tipo que es Buenafuente, diría que en un programa de hace sus buenos diez
La excepción del segundo disco
años, los guionistas tras su alocución le hicieron incurrir en un topicazo muy de cuarentones mustios y demasiado fácil. El presentador soltó sin ruborizarse aquello de “Ahh, ya no se hace música como la de antes!” (Mendelsson ya lo decía a principios del siglo XIX cuando redescubría a Bach para el mundo cultural europeo mientras se peleaba con el excesivamente innovador Wagner, un acierto -Bach-, un gran error –Wagner-), el bobo comentario no se hubiera grabado en mi disco duro si no hubiera sido por la frase posterior; “Ahora? Ahora qué hay?, sí, bueno, escuchas a Massive Attack y están muy bien, pero, Quién se acordará de ellos de aquí unos años?”. Querido Buenafuente y guionistas, resulta que unos cuantos millones
de seres humanos los recordamos, y no sólo los recordamos sino que seguimos disfrutándolos a menudo y, es más, su última grabación, muy reciente, Heligoland (2010) es un excelente disco y muy vigente en cuanto a lo que significa de evolución del peculiar mundo de los Massive. Ahh cuanto daño hace la crisis de los cuarenta!!. Siendo bueno el disco mencionado mis efusivas recomendaciones se centran en dos rotundas y claras obras maestras (soy consciente de que puede parecer que manejo el epíteto con ligereza, pero esta es una entrada de recomendaciones, no voy a proponer obras que piense que son sólo buenas :p).
Los discos imperdibles, a no perderse que no es lo mismo, son: Protection (1994), un disco ya mencionado unos cuantos kilómetros más arriba en esta misma entrada, y Mezzanine (1998) su disco más aclamado comercialmente. El primero rompe un tabú muy difícil, el superar un primer trabajo genial y rompedor sin caer en los clichés que han hecho grandes la obra anterior es un reto que pocos artistas pueden lograr, Protection es su segundo disco y el que graban después del maravilloso torrente de frescor que representa Blue Lines (1991), el trabajo no sólo es superior sino que logra mejorar y profundizar las innovaciones del primero, un disco que explora rincones mentales entre la belleza y las asperezas interiores, un dub mágico heredero de la música de Kingston que subyuga sin remedio desde la primera escucha. Mezzanine, su siguiente disco, se abre con Angel y desde el primer segundo ya te das cuenta de que te han capturado y, un par de temas más allá nos encontramos con uno de las mejores canciones que yo conozco, Teardrop, es un estremecimiento constante del viaje por el filo (por cierto a los productores de esa gran serie que es House, mi alter ego, también se lo parece puesto que es la música de la cabecera en EEUU, en Europa no pueden por un problema de derechos). Una pesadilla recurrente que tengo es verme en el dilema irresoluble de elegir uno de los dos para la famosa isla desierta, algunos días lo tengo claro pero la decisión es cambiante y como nadie se va realmente a una isla desierta con tan poca capacidad en la discoteca hay que llevarse los dos.
El disco de 2009
BLISS. No one built this moment, cinco palabras que encierran el disco que me atrapó con mayor intensidad hace dos años, lo descubrí en un blog muy recomendable (Indoor music) y desde que lo conseguí no he dejado de escucharlo y recomendarlo con mucho éxito (verdad Mimaría? Xavier?). Mención especial al segundo tema, después de la embriagadora People Among Us el disco se eleva con una maravilla llamada Calling (cantada con una sensualidad perfecta por Sophie Baker) y de ahí hasta el final. Bliss es un grupo danés, exotismo donde los haya, que comparte con algunas formaciones electrónicas el no tener vocalista en la banda, invitan a cantantes para temas especiales y es otro de los elementos que hace muy especial este disco. También Quiet Letters (2003) es muy apetecible a todas horas (hay que ver que títulos tan bellamente crípticos llevan sus discos). Es obvio que esta formación no tiene la repercusión que los anteriormente mencionados, básicamente por la escasez de su obra, pero esa afirmación está referida al eco social, en absoluto al personal, no obstante debo ser consciente de que la entrada está escrita y pensada en un momento temporal concreto, y es posible que en otro Bliss apareciera en la lista de recomendados sin texto y algunos de los de allí estuvieran más comentados, hay tanta música...
PORTISHEAD. Una de la madrugada del viernes 11 de julio de 1998, un prado en Escalarre, el los valles de Àneu, Pirineo de Lleida. Una noche limpia, estrellas de montaña en nuestras cabezas, el aire fresco y muy limpio. El escenario abre lentamente la iluminación y surgida de algún paraíso de delicadas hadas surge la figura de Beth Gibbons envenenándonos con dulce alevosía. La piel se eriza y la cabeza se emborrona entre sensaciones subyugantes. Es Portishead y es el grupo que se merece cerrar este glosario comentado. El
Una portada fría para un disco venenoso
grupo es originario, como Massive o Tricky que se cita abajo, de Bristol y su carrera es paralela a ellos. Han colaborado varias veces e incluso hay una grabación de un disco Massive/Portishead en Bristol (claro), un concierto benéfico en ayuda de las vícitmas del tsunami de 2005 (son buena gente, no?). Anécdotas insulsas aparte, la música del grupo del multiinstrumentista Geoff Barrow, el guitarra y teclados Adrian Utley y la citada Gibbons (más aportaciones puntuales) es sensacional. Yo diría que representan el lado más sutilmente
retorcido desde la suavidad del sonido Bristol (y Tricky el más canalla) y manteniendo una personalidad muy marcada en su discurso musical logran que sus escasos cuatro discos oficiales en estos veinte años sean hitos a remarcar. Recomendados? Los cuatro, sin ninguna duda, mi preferido? Portishead (1997), pero tan sólo porque es el que pude ver presentado en directo en aquella mágica noche del Doctor Music Festival. Los otros tres, el destello primigenio de Dummy (1994) es impresionante, el esperadísimo Third (2008) un acontecimiento esperado durante más de una década que no defraudó ni un ápice. Creo que en este momento si tengo algún lector que conozca la carrera de esta maravillosa banda estará algo inquieto, como bien indica el disco de 2008, Third es el tercero del grupo ¿¿??, el cuarto al que me refería es la precisa y preciosa creación que firman Bett Gibbons y Paul Webb llamado Out of season (2002), un trabajo con momentos más Portishead que algunos temas de los otros discos y que yo no puedo disociar de la música del grupo (espero que Barrow no me lo tenga en cuenta). Portishead es a la música lo que Matisse a la pintura, soberbia y falsa sencillez, un descomunal placer para el melómano.
Finalizaré la entrada antes de ¿mis lectores? Me abandonen o Blogspot me expulse por farragoso. Para ello relaciono unos cuantos nombres que podrían haber estado, como ya he dicho, en las recomendaciones de
El disco extraño con instrumentos originales
arriba pero que no lo están por motivos variados, escasez de obra, irregularidad de la misma o por estar alguien mejor que él en su tipo de música: Archive, Tricky, Thievery Corporation, DJ Shadow, Nitin Sawhney, Pomegranate, Red Snapper, Anja Garbarek, Bjork, The Chemical Brothers, Propeller Heads, Roni Size, Fatboy Slim, Moby, A Certain Ratio, Lisa Gerrard, Dead Can Dance, Sigur Ros. Todos los mencionados en esta heterogénea y apresurada relación, seguro que me dejo más de uno que tendré que añadir avergonzado cuando detecte su falta, me ha proporcionado grandes momentos y son referencias sólidas del escenario musical de nuestros días.
Pero, creo que no he explicado como acabó la historia con Xavier, pues básicamente que dejó de compaginar el trabajo del FNAC con su profesión de pinchadiscos y desapareció, pero poco antes de ello la política de la tienda cambió y ya no se permitieron nunca más las devoluciones de discos desprecintados. Ya no me interesó el nuevo encargado y el tener que fiarme de sus recomendaciones sin conocerlo de tiempo diluyó mis mediodías por allí. Gracias Xavier, tipos con tan buen gusto como tú son siempre un placer de conocer.

8 comentarios:

  1. ¡Pedazo de entrada! Reconozco que muchos de los músicos que citas son de los habituales en mis listas. Siento especial debilidad por Massive Attack o Joy Division.
    Por cierto, no sé si conoces la peli que se rodó sobre estos últimos. Si no es así, búscala. Te gustará: http://youtu.be/69I88nxQOmk

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  2. Hola Paz, celebro que estés en el grupo que le quita la razón a Buenafuente. he visto las dos, Control que es la que me recomiendas y el documental 25 hours party people. En ambas encuentro virtudes y defectos pero disfruto con la recreación de los pocos años del grupo. Un saludo!!

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  3. Ferrán, ni que sea solo por alusiones, he de decirte que estoy de acuerdo con lo que dices de Bliss. Ya me gustaría ser el otro "Xavier" para poder discutir de esta música contigo. De momento, aprendiz. Voy tomando notas...

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  4. Xavier, creo que al otro Xavier le importa un bledo no haber podido platicar de música clásica conmigo. ;)

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  5. Sí era Toni, que placer oír a alguien hablar con tanta pasión y conocimiento, verdad?, creo que ambos, Toni y Xavier, ponían mucha pasión en lo que hacían. Del tal Xavier creo acordarme, aunque no estoy segura, quizás me incorporé cuando ya corría otro Xavier, lo que si recuerdo es la visita ineludible a la sección de Nuevas Tendencias.
    Fruto de esta entrada tienes un encargo: desearía poder disponer en lo próximos días, en mi MP3, de la música que te relaciono:
    Joy Division: Unknow pleasures y Closer (sé que me arrepentiré)
    Massive: Heligoland, Protection
    DJ Krush: Ki-Oku
    A pesar de no haber estado aquel 11 de Julio de madrugada en ese precioso escenario que relatas siempre que te oigo explicarlo me traslado, me hubiese encantado oir esa voz abriendo el escenario. Más deberes:
    Portishead: Postishead y Out of Season.

    Bsos
    M.

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  6. No creo que te arrepientas de Division, en todo caso es posible que no acabes de entrar. El resto son elecciones a tiro seguro. Dalo por hecho. Un beso.

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  7. No puedo evitar pensar en una futura decepción, cuando leo: "pasajes sonoros tan claustrofóbicos..." pero la curiosidad, la sensatez y la confianza en tu criterio me hacen solicitarlo.

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