Un espacio de viajes entre la música y palabras

Es que una vez más la música es la responsable

martes, 26 de julio de 2011

Valoraciones reflexionadas

Estoy en casa, qué bien suena!!, una vez más la madrugada me rodea y un saxo la pinta, esta vez Garbarek alumbra mis oídos, su Officium se ha convertido en un himno y es el complemento preciso para esta penúltima entrada del viaje (penúltima por mi parte, Carlos lleva días amagando alguna suya pero no acaba de actuar al respecto).
Yendo para Donostia, en la primera mañana, mientras salíamos de BCN supe cual sería el primer elemento de esta lista, no por listeza sino por autoconocimiento. Al modo yanqui, tan amantes de las listas numeradas por valoración, y sin más preámbulos, voy a expresar mis apreciaciones sobre lo que ha significado este viaje de viajes, una experiencia soberbia que me ha hecho mejor persona (la felicidad y la amistad mejoran la especie) y más amante de la música.
1ra: Soy consciente de que no ha sido expresada ni la mínima parte de lo que hubiera sido posible pero la añoranza de María, sobre todo de ella, y de los niños, ha sido constante, este blog nació para estar cerca el uno del otro en esta nuestra primera vez en que la dejo sola en casa (en casa paró poco pero ahí la dejé). Cada vez que se producía un momento relevante: las alubias, la salida de BB al escenario, el fiestón de los Bilili, los paseos por Donostia, etc... (y en el resto de momentos también), mi primer impulso era querer compartirlo, desear que estuviera allí. El viaje se gestó como una salida de chicos y eso nos ha permitido un ritmo y un disfrute muy diferentes a cualquier otro, plantear cómo hubiera sido con María es un "si mi tío fuera mi tía" al que no soy muy aficionado. Pero mi primera conclusión es que experiencias como estas son plenas si está conmigo, habrán más y las haremos juntos, las que encarten con los niños también, pero no todas lo harán y esas, serán nuestras o no serán. Un montón de gracias por tu regalo. Te quiero mi vida y te quiero en mi vida, siempre y también en las salidas de chicos (aunque suene raro).
Mimaría
2da: Carlos es el acompañante perfecto. Así, sin más, con ronquidos y mutismos, con su renuencia a blogear por su cuenta, con su curiosa aversión al agua y al frío y con todo, es el amigo que uno siempre quiere tener y que, para mi fortuna, yo tengo. Viajar es una prueba muy exigente para las relaciones personales, sabido es que la mayor tasa de divorcios se produce tras los periodos vacacionales y las rupturas de amistad también. Este viaje nos ha hecho más amigos, más cómplices, más sincrónicos, por supuesto más felices (confío en que tanta mención de felicidad no empalague el blog). En estos días hemos tenido la sensación de que ambos hacíamos lo que queríamos y la coincidencia ha resultado absoluta. Gracias Pizzini, estoy en deuda contigo.
Micharly

La calle donde moran los recuerdos
3ra: Donostia es la hostia (Txapela, ahí te regalo un eslogan turístico de primera, con verso y todo). No quiero precisar el número de ocasiones en las que he visitado esta maravilla de urbe que se reune alrededor de la Concha, no importa, la conocía pero puedo decir que esta es la vez que la he descubierto. No me refiero a la gastronomía (que por supuesto), ni a su maravillosa arquitectura urbanística (cómo no!), ni a su fantástico clima (adoro el sirimiri, entre otras cosas por el efecto que provoca en Carlos) ni por albergar y vivir el mejor festival de Jazz que se pueda imaginar (sin comentarios que ya los hay a montones en el blog). No, mi veneración por esta ciudad es debida al milagroso carácter de sus habitantes, soy consciente de que generalizar es absurdo (de tontos y necios) y para que no se me tome por lo que no soy, puntualizaré el alcance de mi halago, me estoy refiriendo, exclusivamente, a los donostiarras con los que he compartido algún tiempo y algunas palabras... Arantxa y Julen, Fátima, Nasua, Miren, Patxi y tantos otros de los que no sé el nombre. todos ellos han convertido nuestra estancia en un tiempo mucho más que agradable. Y encima la mayoría son culés. Gracias a todos.

4ta: Pero qué pasa? Que aquí no se habla de música?. Ya, en las valoraciones se alcanza ahora el terreno musical (esto va por orden de importancia, ya sabéis, modelo USA). Hemos tenido bastantes charlas acerca de un posible ranking y finalmente lo tengo decidido. Como todos los rankings este es opinable e, incluso, cambiante, pero es el mío. Ranking de conciertos:
    un zumo fugaz
1/  And the Oscar goes by..... Hiromi!!! Su propuesta musical en directo, la fabulosa calidad de interpretes e interpretaciones, su complicidad, entre tierna y salvaje, con el público, su energía y su tempo, su entrega. Por todo y ante todos, mi concierto de este viaje ha sido la nipona. Globo de oro para la artista revelación. Arigato gozaimasu Hiromi.
la africanez
2/ En siguiente lugar, y con galardón especial por el chute de alegría vital, los Staff Benda Bilili (Africa!!!!!!!!). Ni qué decir que comparte el premio de artista revelación. El concierto del goce, del baile, del triunfo de la música. Un gustazo, un placer.
Luz en la penumbra



3/ La luz de las penumbras, el viaje místico, un saxo surcando los nervios de la bóveda, es Jan Garbarek, el noruego errante. Un hombre que consigue que sea sorprendente el recital de un disco muy reconocible. Chapeau  master.                                                                                                                    
    4/ Los navajazos de Lucille. Dentro de un concierto leve, para lo que BB ha sido, el rey logró destripar unas decenas de miles de almas con su guitarra. La hizo cantar y nos hizo viajar. Salve imperator.
    La banda rindee pleitesía al rey



    5/ Ex aequo justo entre Return To Forever, MMC +Soul Bop y Cassandra, jazz del siglo XX trascendiendo al presente. Grandes los tres.
      6/ Un pelín más abajo por lo corto de su concierto y porque tardó en hallar la senda. McLaughlin lo huzo bien pero sabe hacerlo más y mejor. Volveremos a vernos viejo.Y esto es todo lo que he conseguido plasmar de tanta revisita al viaje. Ahora sólo queda el capítulo de las obras recomendadas, pero eso será en la última entrada. Besos.

      El regreso, que no la vuelta

      Se vuelve por donde se ha venido, se regresa al lugar al que uno pertenece, regresábamos al hogar y creo que no hay mejor viaje posible, al despertar la perspectiva del día era suave como casi todo el tiempo, el ánimo perfecto, llenas las almas y satisfechos los sentidos (a juzgar por los ronquidos de Carlos, ya tan familiares, muy satisfechos). Los viajes son hermosos en tanto que culminan un periplo con torna, es su tesoro y su privilegio, retornar a casa, y ese era el objetivo de las próximas horas.
      Dos muy buenos tipos en el rincón de Patxi (a la derecha el cartelito: sonría por favor)
      La mañana acude temprano a mi encuentro, poco después de las siete y media, una apertura de ojos fugaz me descubre la sonrisa en el espejo. Qué día tan magnífico para ser vivido!. Me pongo un poquito a lo mío, esto del blog da bastante faena y hay mucho pendiente de narrar. Carlos duerme casi sin moverse y el día se va abriendo a la luz del sirimiri. Cuando mi amigo despierta nos ponemos en marcha, las últimas duchas, recoger todo y pagar. Quedamos con Patxi que le dejamos las cosas mientras vamos a buscar el coche, ala! a la otra punta de la urbe. Sirimirea a gusto y volvemos a parecer una pareja equivocada, él pertrechado para una travesía del Annapurna y yo de verano, eso sí, esta vez las miradas de los transeuntes se fijan más en mí que en él, pasamos por la Concha y admiramos a dos jovenes bañistas que se meten en el agua entre grititos previsibles, no son las únicas bañistas pero hay poquitos. Llegamos a la zona universitaria y ambos buscamos la barrera de salida del parking que desdeñamos usar para no tener problemas a la salida, está abierta ..., último repecho antes de llegar a la zona libre y el coche nos acoge.
      Patxi no sólo es donostiarra, es culé!!! El elfecto de que aparezca el reportero es casual pero mola
      Despedida, con foto incluida, de Patxi y con el cargador enchufado, el móvil tirando de navegador a todo trapo, lo llevamos más por diversión que por otra cosa ya que la ruta no tienen ningún secreto. Los minutos van pasando en el coche, nos esperan un par de pequeñas decepciones, el aire se estropea y con la lluvia tenemos que llevar entreabiertas las ventanillas para no estar desentelando a mano el parabrisas a cada momento, eso significa más ruido y escuchar peor la música, nada que objetar, son detallitos en un estado de ánimo a prueba de bombas. La segunda sorpresa negativa es que el altavoz agota la batería al poco de salir de Guipuzcoa y nos quedamos sin música, "pas de  probleme" viviremos de la música acumulada estos días en nosotros.
      Canta Paco: "las tierras, las tierras, las tierras de España ..." (Alberti)
      Charlamos poco, ambos estamos bastante introspectivos y los kilómetros se van sucediendo, superada la cadena montañosa que resguarda las esencias de Euskadi el tiempo recupera el calor del sol perdido y la ausencia de aire se cobra otro inconveniente, ventanillas abiertas y que corra el viento.
      Decidimos parar en un área de servicio para zamparnos las vituallas que han sobrado y que hemos complementado antes de salir, al llegar a una que reúne las condiciones adecuadas, o sea sombra y sitio, nos paramos y damos cuenta de un chorizo ibérico con queso regados con una !!!! Coca-cola!!! (if you drink, don't drive).
      A fijarse en los árboles tras el coche, una brisilla
      El área cumple también con una característica inevitable y casi obligatoria, hace un viento feroz, le comento a Carlos que los diseñadores de las zonas de descanso de las autopistas las instalaban ayudados por un anemómetro, ni planos ni cuentakilómetros como herramientas para una distribución adecuada, el dispositivo de medir velocidad de aire y punto, allá donde se volvía loco paraban, se guiñaban con complicidad y indicaban a las cuadrillas que empezaran a picar y a hacer sus tareas, ya tenían otro lugar donde las puertas de los coches se abrirían con violencia, los bocadillos volarían de las escasas mesas y los mapas de carreteras (en la época en que se construían esas áreas no había aún GPS) alegrarían el cielo con su vuelo sincopado. Esta área debe ser el orgullo de los sádicos ingenieros porque es físicamente imposible mantener algún objeto estable en la superficie de la mesa, amén de la incomodidad que produce estar atendiendo a la bolsa, el pan, y todo al intentar montar los tentempiés.. Comemos en el coche, la parada no se alarga más que unos escasos minutos y proseguimos la ruta, cambio de conductores para no aburrirme demasiado (no hay música, Berta está callada como una mujer resentida (estamos en un tramo de autopista de casi doscientos kilómetros y no hay nada que precise indicaciones) y la mente sigue embebida de recuerdos y proyecciones.
      Lo sé, ya he puesto otra, pero es que a Carlos y a mí nos encanta el toro de Osborne (sé que a otros no :p)
      Charlamos algo más, un buen rato lo dedicamos a intercambiar valoraciones, bastante coincidentes, sobre todo lo disfrutado, como este tema vertebrará la próxima entrada no daré más detalles, el paisaje deviene familiar y se va poblando de zonas con mayor densidad urbanística, estamos llegando. Carlos me deja en casa, el es más afortunado ya que hoy María no trabaja y lo espera en casa con Leandro que no ha ido al casal por este motivo. Son las cinco en punto y esa es la cifra del tiempo de desplazamiento ya que hemos salido de la pensión a las doce. Tengo algo más de una hora antes de que llegue María, deshago maletas, pongo lavadora, me tomo una cerveza, ni que decir tiene que pongo música y tras un repaso mental de opciones, curiosamente rápido, me decido por Corea, el Romantic Warrior me transporta de nuevo al Kursaal y me giro buscando la complicidad de Carlos, tan presente todos los días pasados, pero ya no está, sigo con el goce de estar en casa, en espera. Y finalmente se cierra el círculo, ha llegado María (los niños están en la torre y no los veré hasta el jueves, nada, nunca, es perfecto), y nuestros rostros felices hacen claudicar la narración.

      lunes, 25 de julio de 2011

      Para eso servían las iglesias!!!

      No es que me lo haya preguntado muchas veces pero la utilidad de las iglesias es algo que nunca había tenido claro, obviamente como elemento colonizador de la organización papal es inmejorable, además de un vehículo impresionante de creación artística, incluso como refugio de silencio en aquellas ocasiones en los que el entorno nos lo requiere ... Todo ello provee de justificaciones a su existencia, pero hasta el momento de salir del concierto de Garbarek en la desacralizada iglesia de san Telmo no vi la luz, supe que miles de años de construcciones religiosas tenían como exclusivo objetivo el dotar al genial saxofonista noruego del recinto adecuado para sobrecogernos con su Officium Novum (hace más de tres décadas lo empecé a sospechar viendo a Duke Ellington en Santa María del Mar, pero aquello es otra historia). Esta declaración puede resultar algo rotunda y maximalista pero se tiene que haber estado ahí para compartirla.
      Camino hacia la iglesia
      Carlos y yo (y unos cientos de privilegiados más) estuvimos, y nos embarcamos en el último de los viajes que el festival nos ha proporcionado; hace unas cuantas entradas comentaba, en un momento de lucidez (que no abundan) que si el diseño del festival hubiera corrido a mi cargo hubiera programado a Garbarek como cierre del mismo, y eso es lo que significaba para nosotros al día siguiente nos volvíamos y no veríamos las joyas restantes de la programación (siempre te tienes que quedar con deseos insatisfechos para ser feliz), es sabido que el viaje siempre es un viaje interior, no importa donde vayas que el movimiento se plasma en ti mismo y por ello pienso que la mejor travesía es la que ahonda en el interior de uno mismo, eso, ni más ni menos, es lo que nos regaló Garbarek, un itinerario deslumbrante por el goce íntimo, sendero de comunión con la música, el sonido, la arquitectura, la pintura y una concepción bella y pura del arte.
      Carlos rumbo a Garbarek, el chubasquero es un recuerdo en su mano, en el claustro que luego visitaremos
      96 minutos ininterrumpidos de su saxo y el coro de las cuatro voces masculinas del Hiliard Ensemble, el silencio cómplice y casi devoto del público, el viaje que no cesa cuando acaba el viaje.
      Como ya he comentado, retomo la narración de los hechos una vez descrita la magnitud del concierto, salimos de la Trini apuraditos, había dejado de llover y en un par de minutos entrábamos en el Museo de san Telmo, antiguo convento dominico del XVI que ha sido renovado y rehabilitado de forma magnífica, los amplios espacios casi vacíos que ibamos recorriendo en pos de la iglesia fueron un buen prólogo a lo que hallaríamos en su interior, el claustro al pie de la iglesia es precioso y nos programamos una visita posterior al Officium para paladearlo como se merece, silencio y soledad al abrir la puerta. Nos recibe un precioso templo gótico-renacentista decorado con murales de Sert, casi monocromos. Ambiente y expectación.
      Los Hiliard acudiendo al inicio del concierto
      Llegamos justo al inicio del acto, ya sonaba la música pero aún estaban entrando los Hiliard, acudían a la llamada del saxo de un Garbarek plantado, de negro como los otros, en el ábside desnudo del recinto. Magia musical emergiendo. El único elemento chirriante de la velada se debió a una pésima idea de los organizadores, las sillas para el público eran de plástico, tipo terraza cutre, y debido a la excepcional sonoridad del templo y a la cantidad que había, desplazarse entre ellas producía unos molestísimos ruidos que eran casi imposibles de evitar (si lo intentabas, que hubo unos pocos trogloditas que no lo hicieron y además sin estar más que unos minutos antes de volver a irse entre más de lo mismo).
      En pleno viaje, en pleno disfrute
      Sentados ya al fondo e imbuídos casi de forma instantánea en lo que nos ofrecían los músicos todo se hizo gloria.
      Las diferentes piezas del opus (una selección de piezas tradicionales de Europa "tuneadas por Jan) se encadenan sin pausas, el cuarteto responde al saxo, el metal pinta las armonías vocales, hablan, enmudecen y vuela el uno sobre los otros, ahora una voz solitaria llora con un saxo ténue, ahora se une otra voz ... Garbarek consruye un universo sonoro muy personal y su enorme calidad lo hace universal.
      El cuarteto diseminado por la sala impulsando las voces desde sus ubicaciones
      Los músicos empuezan a moverse, se desplazan y dejan sólo al saxo melancólico, aparece un cantante por una puerta lateral, están todos y se desplazan por toda la iglesia generando nuevas tonalidades sonoras, en eso me tengo que levantar para contemplarlo como se merece y en un instante tengo a Jan que viene directo hacia mí, imperturbable y casi atemorizante, me retiro y se desliza frente a mí.
      El señor de la luz entre tienieblas (su música es terriblemente luminosa, créedme)
      Los sones mutan, se regeneran, se hacen éxtasis que queda desparramado sobre los felices asistentes. Un naciente silencio, que crece al ir apagándose las voces y surge al desvanecerse el hilo del saxo (cerrando un círculo con la noche previa al viaje) que mantenía Garbarek. Un par de segundos y la iglesia se vuelve estallido de aplausos, incluso vítores (nadie les llamó guapos o toreros pero casi), sílbidos y hasta pateo de las, ahora útiles, sillas. Minutos en las que las palmas ya duelen pero no importa, el grupo se ha ido y la ovación no ceja.
      Hubo bis, resubió el placer
       Yo, en un alarde de vaticinio errado, le digo a Carlos (qué carita de emoción que tiene mi amigo!!), vámonos porque el noruego no vuelve, si hace un bis tiene que tocar una hora y media más.
      Pero la insistencia descongela al fiordo y regresan para regalarnos unos minutos más de su maravilla, hasta que de nuevo el silencio lo rompen los aplausos, unos minutos más tarde estamos paseando por el claustro, hermoso y con todo el significado después de lo que hemos vivido, se hace fácil imaginar la vida de recogimiento en este entorno.
      Así es, todo esta era para todo esto
      La noche está entrada y, a pesar de que aún hay alguna actividad festivalera, nos volvemos a nuestra última noche en casa Pachi. Hay cansancio después de tantas horas de concierto y de tanta intensidad emocional, me duermo pensando en mis dudas acerca de una posible saturación musical en esa jornada que no ha existido, más bien al contrario, tanto Hiromi, como Cassandra, como Garbarek, han producido un deseo de seguir compartiéndolos que no ha menguado a través de las horas.
      Game Over.

      Garganta profunda

      Seguimos con los símiles cinematográficos (que sí, que Garganta profunda es una peli antes de ser un número del Bagdad) y no solo es por la terrible hondura de la voz de Cassandra (oi Xavier) sino también por la sensualidad que emana toda ella (oi Xavier ;)), en la voz, en el cuerpo, en sus maneras.
      A que queda bonito?
      Han pasado los minutos, con ráfagas de lluvia, con charleta, con humo y todo está a punto para recibir a la que tiene que elevar de nuevo el tono de la noche. Cassandra Wilson es una cantante de Jazz reconocida de forma general como una de las mejores, heredera de la gran saga de damas que han mantenido presencia femenina en un género tan poco dado a ello. No me recuerda a nadie porque su timbre es inusitadamente versátil y de igual manera canta Soul, Blues, Swing, Gospel, Rap o Pop, a ver, Cassandra canta Casssandra y punto, su carrera le ha llevado por diversos estilos y en todos ellos ha dejado un muy buen trabajo, esta noche presenta Silver Pony, entre otras joyas está el Forty Nights Forty Nights que clavaba Muddy Waters, cae seguro, y otras estupendas canciones como el clásico de Hammerstein/Romberg Lover Come Back To Me.
      Los chicos dispuestos para que aparezca la diva

      La banda se posiciona en el escenario, Arantxa me susurra reverencial: Creo que es Martin Sewell!!, se refiere al guitarra, efectivamente lo es y la reverencia se revela más tarde más que justificada. Toma con Arantxa, de maruja caprabera (o lo que sea que hay allí) a entendida de la muerte en las bandas y en los músicos (adoro esta ciudad).
      Los privilegiados que pueden contemplar desde su casa los concietos de la Trini
      Empiezan a sonar, buenos, compactos, entregados a la entrada de la vocalista. Era previsible porque mi Cassie no tontea con cualquiera, luego leí en una entrevista con el director del Jazzaldia que hubo un momento de pánico en el backstage minutos antes del concierto, resulta que la cantante solicitó una botella de ron antes de salir al escenario, una botella y unos vasicos, y claro, se la llevaron pero al preguntarle por la petición ella se rió y explicó que antes de cada concierto siempre compartía con toda la banda un chupito de ron, para brindar por el acto que venía a continuación y hacer "colla", pienso que es una suerte que no haya demasiados abstemios en el circuito jazzero, esa es mi diva!!.
      Surge ondulante y pausada, baila con las manos y las caderas el ritmo de su banda y desde un tono algo leve inicia esa monumental canción de Dylan que es Lay, Lady Lay.
      Llueve y llueve, del sirimiri a los goterones en una ida y vuelta constante
      El tema es una elección osada y Cassandra la solventa pero no la mata, sucede como con McLaughlin, la noche mojada les dificulta el arranque, además se produce una saturación de los solos del armonicista (Gregoire Maret) que sin estar mal empastan un poco todo el inicio, a la salida comentaremos con Carlos que da toda la sensación de que tanto protagonismo injustificado se diría que es un favor correspondido de otros favores o el nuevo ligue o algo así. El chico no es malo (eso no sería posible en esta banda) y luego tendrá un par de buenos momentos pero de entrada empacha. Y no es hasta el Forty Days que todo es sencillamente perfecto, el tema lo souleriza precioso Cassandra y ahí estamos, la banda soberbia y Sewell clava una actuación maravillosa con especial mención al solo con slick que borda en otro gran tema del Silver Pony (acompañadísimo del piano de John Cowherd) Saddle Up My Pony de Charlie Patton, un monstruo del Blues sureño de principios del veinte. Arantxa se ha quedado muda de la emoción y ya estoy flanqueado por dos silentes y entregados espectadores, Carlos tampoco es muy dado a las efusiones verbales mientras suena la música.
      Miss Wilson y su banda, lástima de falta de prestaciones de la cámara (un apreciado préstamo pero con sus limitaciones)
      Los viajes del viaje, leit motiv permanente en cada audición musical, siguen gestándose, Cassie nos mece, domeña nuestras dudas con escenarios calientes, se siente viva y expande vida a su son y su presencia, henmos sido trasladados al universo Wilson, donde cada aspecto es sensual y fuerte, cuando se acerca al micro se moja la cara con el sirimiri y eso añade calor a todo lo que nos transmite, viajamos con la intensidad del antiguo lenguaje de seducción que no ha hecho sino pervivir. Cassandra sigue ondulando
      Cassie en plena cadencia, la actitud del tipo de negro a la izquierda del escenario es de estar dispuesto a todo por ella
      y el reloj avanza implacable, es casi la hora del concierto de San Telmo y me temo que tendremos que tomar una determinación drástica, Qué nos perdemos? El final o el principio? O un poco de ambos?, nos deciden, Cassandra se despide y antes del rito del bis nos ponemos en marcha, ha dejado de llover y nos queda un concierto en este viaje de conciertos. Las calles mojadas están algo desiertas para lo que es esta parte de Donosti habitualmente, son las doce y entramos en las dependencias del museo.

      El hombre tranquilo?

      El hombre tranquilo es una película de John Ford con el gran John Wayne y el más grande aún Barry Fitzgerald, es mi película favorita desde hace muchos años, tantos que no recuerdo si hubo una anterior. Realizada en el año 1952, en la última década prodigiosa de Hollywood, narra la historia de un boxeador irlandés que vuelve a su pueblo natal huyendo de la violencia de su profesión. No contaré la película porque quien no la haya visto ya está tardando.
      La cuestión es que después de el maremoto nipón (otro título posible para la entrada anterior), nos dirigimos de nuevo a la Trini para ver a Cassandra Wilson, esa diosa de ébano para decirlo con lenguaje de ¿periodista? deportivo casposo, no teníamos que apurarnos demasiado porque había suficiente tiempo como para llegar a tiempo y suficiente poco como para no elegir buena localidad, llovía (esto es Donosti, leches!!!)pero ya sabíamos que eso no disuadiría a nadie que tuviera la fortuna de contar con una entrada. El camino se hizo al vuelo, o sea flotando, el impacto de Hiromi no había cedido ni un ápice y ambos nos encontrábamos en feliz estado de shock... La mina, joder como ha estado la mina.
      Mi natural optimismo (quién se acuerda de aquella voz interior tan agorera????) me hacía concebir esperanzas de que hubiera un trueque en el orden y en vez de ir Cassandra después de Avishai Cohen (efectivamente es judío, israelí para más señas) fuera al revés, en el Kursaal una amable voz femenina había anunciado por megafonía que con motivo de la lluvia algunos conciertos cambiarían el orden, y la noche anterior eso mismo había sucedido en la Trini. Esa posibilidad nos hubiera permitido asistir a los conciertos íntegros de Cassandra y de Garbárek, pero ...
      Momento en el que anuncian que Avi actuará en breve
      He comentado que llovía? Y qué regalaban chubasqueros? Y que Carlos odia mojarse la cabeza (creo que se quitó la caputxa (toque euskaldun) para la foto pero normalmente lleva triple protección)
      LLegamos al recinto, encontramos un buen par de sillas mojadas y nos hacemos con unas katxis (el único defecto del Kursaal es que es abstemio y antitabaco, y nos disponemos a ver que ofrece el contrabajista israelí, que nadie ose imaginar ningún tipo de antisemitismo musical por mi parte, el hecho de que los pueblos genocidas me caigan tremendamente mal no significa que abomine de sus obras artísticas a priori, mi devoción por Matisyahu y mi simpatía por David Broza anulan cualquier posibilidad de idiotizarme en ese aspecto.
      Y lo de la peli ¿A qué venía?, retomo el hilo, no todo puede salir perfecto y Avi salió en primer lugar, nos lo presentan como una sensación musical, un tipo que ha encontrado un camino propio en la fusión de elementos jazzísticos, mediterráneos (el hdp se permite tocar aires magrebíes o palestinos que viene a ser muy parecido, o sea árabes), españoles y no sé cuantas cosas más, y que está explorando caminos como vocalista y como .... .
      Avi al aparato, caputxas puestas, el peor momento de la Trini
      Pues el tipo aparece y tiene el aspecto de un hombre tranquilo (un físico que recuerda al actor Jason Strathan) y por mi cuenta me encomiendo para que se parezca en lo del volcán interior que tenía el personaje de John Wayne, es un bajo líder de la banda, eso por norma general es mal negocio, el sonido y función del bajo se aleja mucho de los focos y uno tiene que ser muy bueno y sobre todo muy humilde para hacer una cosa así, humilde para hacerse acompañar de os músicos que sean como mínimo tan buenos como uno y dejarles el protagonismo que les toca. En fin, Avi ni lo uno ni lo otro, ni es tan bueno (algún momento con el arco produce cierta vergüenza ajena) y sobre todo no es nada humilde. En sus primeras tres canciones (es tan pop el chaval que prefiero llamarlas canciones) que son normalitas, el sonido no acaba de arrancar, no hay swing, no hay magia, se monta tres solos de bajo, sosos y sobre todo !!!iguales!!!, el tipo tiene un solo y le encanta escucharse interpretarlo. A estas alturas nos miramos Carlos y yo y decidimos que hemos bajado a segunda división, y eso, cuando vienes de ver una final de Champions es muy pobre. A mi derecha se encuentra una pareja, de mediana edad y vamos comentando y eso, Arantxa y Julen (por decir algo). Arantxa me dice que a ella sí que le gusta porque le gusta ¿la música intimista? pero que los solos le aburren, es muy graciosa, uno diría al verlo que tiene la pinta de maruja más maruja  que se pueda imaginar, la veo más frente a la estantería de las bebidas riñendo a Julen por coger demasiadas botellas que asistiendo a un concierto de Jazz, pero no hay que engañarse, esto es el festival de una ciudad que lo vive como suyo y el público es el mismo que te cruzas por la calle, hay de todo, grupos de abertzales combativos que se camuflan con humos prohibidos, parejas jóvenes, abuelas con nietas, universitarios peperos y sobre todo donostiarras enamorados de su ciudad y de su festival (ni decir tiene que guiris hay, esos siempre están en todas partes donde pasa algo, mucho francés lógicamente y de otras partes). En la charleta con Julen y Arantxa me comentan, y no es la primera vez en este viaje, que han estado en Ondarribi (Arantxa no dice Ondarribia¡, le quita la "a" como a Donosti) en el festival de Blues que se celebra un par de semanas antes del Heineken Jazzaldia (nombre oficial del festival de Jazz de Donosti), le digo que por supuesto que intentaremos acudir el año que viene y los que sea, no solo porque sea todo gratuito (ese punto a Arantxa le parece casi erótico) sino porque nos enloquece el Blues y no hay tantas ocasiones para oírlo del bueno. yY seguimos charlando, y dejando que el trío se vaya y esperando que Cassandra no tarde demasiado para no perdernos mucho de nada.
      Y el hombre tranquilo, en las maneras, en los resultados, al final no se parece en nada a el de mi película, sólo es un tipo gris que tiene una excesiva valoración sobre si mismo.

      Una chica con un piano

      A esta distancia estábamos del escenario, aún no sabíamos lo que se avecinaba
      He estado un buen rato manejando diferentes opciones sobre el título de la entrada, ayer al salir lo tenía bastante claro: El dulce sunami. Luego pensé en cosas como Escalas de kamikaze, Muerte súbita, El dolor del silencio posterior... Pero creo que todas ellas son excesivamente parciales para intentar aproximarse a la experiencia que significó el recital del Hiromi Trio Project.
      Minutos antes, Carlos haciendo que no pasa nada, como siempre
      Y la realidad, la pura y desnuda realidad es que una chica armada, de entrada, sólo con un piano mató, embrujó, sedujo, arrastró, aniquiló, engrandeció, deleitó, sorprendió, rugió, jugueteó, bailó, hipnotizó, despertó, arrastró, hizo alucinar, sentenció ... a un, y con un, público que abarrotaba el Kursaal.
      Sería injusto empezar esta crónica sin mencionar también a su portentosa sección rítmica, el Jazz y la música del siglo XX (en general) no son nada sin algunos instrumentos latiendo. Anthony Jackson es, para decirlo clarito, un puto bajista de culto, entre sus logro está el haber inventado el bajo de seis cuerdas y lo toca hace treinta años, como guitarrista de origen se rebeló a que el bajo eléctrico tuviera el cordaje del contrabajo clásico y le añadió dos cuerdas más para ampliar el repertorio sónico que quería alcanzar en su interpretar. es un tipo tranquilo, aposentado en su asiento desde el que desgrana con sus dedos todo lo que se puede pedir y más, a un bajista, sus diálogos con Hiromi fueron fantásticos, complicidad y sapiencia creando música.
      Así quedamos, electrizados
      Lo de Simon Phillips es algo parecido porque la lista de sus apariciones en bandas y discos de grandes de la música es para cansar, ahí están las fuentes habituales para verlo. La característica más obvia en su batería es que tiene doble bombo, eso sería una anécdota porque no importa con qué tocas sino como lo haces y Simon nos ofreció un caudal de ritmo y contrapuntos, un sonido rico, my versátil y manteniendo en todo momento la cadencia necesaria. Algo más que agardecerle a Hiromi, la elección de estos dos músicos para su segunda visita al festival (el año pasado la trajo un tipo del que ya hemos hablado: Stanley Clarke).
      Todo esto está muy bien pero es nimio. Lo importante, lo tremendo, es que el Hiromi Trio es una máquina de hacer música fantástica, con una conjunción entre los músicos muy espectacular y con todos los ingredientes que se necesitan para ofrecer un recital que pone un hito en la vida de muchos, destacando el maravilloso repertorio de temas que nos ofrecieron.
      Vamos a tocar
      Arrancó Hiromi el concierto con un ritmo de medio tiempo, de esos que están envenenados de inocencia y que cuando te quieres dar cuenta ya te tiene cogido por el cuello y no te suelta, su primer tema duró algo más de quince minutos que devinieron torrenciales, apabullantes, el trío deslizándose por la música con velocidades cambiantes y Hiromi moviéndose sin parar, incapaz de permanecer sentada en su butaca, bailando, gesticulando, siendo feliz.
      Incapaz de permanecer sentada, incapaz de no fascinar
      Los temas se sucedieron sin más descanso que los intermedios henchidos de aplausos y un descanso con dos zumos reconstituyentes que la pianista tuvo que ingerir a mitad del concierto para reponerse un poco (mientras Phillips nos deleitaba con su solo, mención especial al par de minutos en el que el mismo se generaba a partir del sonido exclusivo de los dos bombos, fantástico) cual tenista en una final de Grand Slam. En un tema hubo un diálogo delicioso y lleno de complicidad entre Hiromi y Jackson en el que se lanzaban frases musicales a modo de reto, forzando los instrumentos para esperar la respuesta del otro, desde el casio electrónico que tenía Hiromi sobre el de cola hacia, mayoritariamente, las dos cuerdas extreas que tiene el bajo, El veredicto se decantó por el bajista, tal vez por la edad, porque fue el que enriquecía más el diálogo con la apertura de nuevos retos.
      Tal vez se podría opinar una leve carencia en el concierto de Hiromi, como japonesa tiene una querencia algo excesiva por las escalas altas y es en ellas donde vive permanentemente, los que como yo, llevamos cierto tiempo escuchando a pianistas de todos los pelambres, echamos algo en falta el que no buceara más en el territorio donde el piano se hace más profundo y menos colorista, no es un defecto pero sí una característica de su música. No tengo duda de que con toda la carrera por delante que le queda nos llevará por sendas maravillosas a las que la llevará la previsible evolución natural. Su presente, plasmado en ese maravilloso concierto no permite más que gozar y las dimensiones nuevas que aporta en directo son de las cosas más excitantes que nos pasaron en este viaje. Viajes, una vez más una actuación nos transporta, esta vez a un territorio nuevo, desconocido en su complejidad y riqueza, los sones henchidos y capturadores hacen que nos sintamos tan capturados como libres, nos hacen vivir vida.
      Y el concierto se desarrolló hasta el final, con el más que variopinto público capturado sin remedio por la música sublime, fusión, contemporánea, swing, jazz, clásica.... no hay etiquetas sólo música, el drama, una vez más, es cuando se produce el silencio.
      Hasta la próxima Hiromi

      Domingo en la gloria

      Se abre el domingo algo tarde para mí, son las ocho y media. La noche de ayer ha pesado un poco en mis tiempos habituales y cuando abro los ojos Carlos ya está despierto (como se pega esas siestas no es de extrañar ;)). Me comunica de forma oficial que el día está sirimirado y doy fe de ello cuando accedo al balcón central de la suite.

      No se ve pero lo hay

      Casi casi


      La frescura es constante de las microgotas que no cejan y me empeño en sacarles una foto, los intentos son vanos, tan solo se vislumbran las gotas cuando arrecia un poco y llueve, pero la tontería nos activa un poco y mientras Carlos se va a la ducha, yo me pongo a blogear.


      Un poquito sí se ve, no?

      Al final lo que sí sale es...     la lluvia!













      Las horas pasan mientras charlamos, y charlamos, decidimos las fotos que acompañarán las entradas de ayer y prefijamos un poco el calendario del día. Los objetivos son pocos, colmadear algunos artículos que no han sobrevivido a la noche, asegurarnos que el Aralar acepte tarjeta, dar una vuelta, acercarnos a los recintos de los tres conciertos para asegurar horarios (hemos encontrado algún desfase entre la información de la web y los tiempos finales). El agua no cesa, en mayor o menor grado, y finalmente nos ponemos en marcha. Al salir a la calle pescamos a los hombres del alcalde en plena faena intimidatoria recaudatoria, le están levantando el coche a un incauto que piensa que el color azul de líneas que tejen toda la ciudad es una amable decoración de Odón. No chaval, que no!, son para que pagues y pagues sin descanso y ahora, cuando salgas de donde estés y veas el bonito espacio vacío vas a pagar lo que no te imaginas.
      men in action
      Les saco una foto porque quiero que quede constancia de la eficacia de las fuerzas del orden en el aplicativo aparquil.
      El colmado más cerrado que cerrado, es domingo y nosotros unos "grasas" (bonita expresión argentina que nos menudea durante el día), no le damos demasiada importancia porque somos unos tipos satisfechos de la vida y lo que no salga redondo pues ya saldrá otro día. El Aralar nos aceptará plástico y todo está controlado. El plan es muy sencillo, nos atracamos de montaditos (Carlos les llama pinchos que también es muy bonito) de todo tipo, nos cascamos unos txacolís y a sestear en nuestros aposentos, las calles abarrotadas a pesar del incesante goteo (creo que no lo había comentado: Qué esto es Donosti!!!!).
      Donostia, el casco viejo en su salsa
      Me doy cuenta de que no he incluido en la narración las varias llamadas durante los días a nuestras Marías, cada uno a la nuestras y cada uno con su móvil que tampoco hay que mezclar tanto, y quiero tranquilizar a todas las almas sensibles desde aquí, las hemos llamado con regularidad y con imprevisión, y, en algún caso, no hemos hablado más porque no siempre han estado al otro lado de la línea. En mi caso oír la alegre voz de mi María es requisito imprescindible para seguir disfrutando y la he tenido en todas las charlas, su fin de semana no ha sido todo lo exitoso que hubiera sido de desear ya que estar en Bagur con los niños y no poder ir a la playa por el mal tiempo (y sin internet) no deja de poner las cosas difíciles, pero ella ha disfrutado de mi disfrute y los niños se lo pasan bien con mami.
      Aquí se perpetró la comida, en la mirada de Carlos hay deseo!!!
      Ahora todo el mundo en pié, vamos a comentar un poquito lo que significan los montaditos del Aralar, para que todo el mundo se haga una idea, si hubiera un cataclismo mundial, del mundo entero vamos, y se pudiera salvar una sola cocina, una sola. Con dolor porque en Tiburcio le comenté a Carlos que tenía una deuda de razón con Oriol y Xesca (un día discutimos, con toda esa pasión que yo le pongo a las discusiones de cosas que me importan un bledo, sobre si a la gastronomía se le podía aplicar naturaleza de arte, tesis de los xescos, o simplemente constituía una artesanía más o menos afortunada, mi tesis), será la magia de este viaje o será que envejezco demasiado aprisa, pero desde la comida en Casa Paco pienso que tenían razón, pedazo de arte este de cocinar así!!!. dicho queda. Pero sigo que me había perdido, digo con dolor porque en esa hipotética elección, tendría que descartar la "cocina de olla" del norte, ni que decir la nouvelle cuisine y otras jerigonzas por el estilo, caerían también mis queridas cocinas orientales y la mexicana, y , enfín, todas!!!. Un servidor salvaría a la corriente gastronómica que se rige por los principio del montadismo donostiarra. Sí señor, esto es así y no es retractable.
      No es seriedad, es añoranza de no estarlos mirando
      Uno come un montadito, como los del Aralar, y lo come segundos después de haberlo devorado con la vista y elegido con fruición, y es la gloria y el siguiente y el otro... Puedes paladearlos o devorarlos, puedes ser fino o te puede importar una higa los modos, los comensales van a lo suyo que es disfrutar y punto. Puedes hacer como nosotros ese día que es escalar el taburete y zamparte una colección o puedes hacer lo de otras veces, tomas una par de aquí, los que más te llaman (para percibirlo hay que estar atinado y atento, el griterío de los montaditos desparramados por la barra es ensordecedor) y luego ir a otro de los sitios maravillosos que te ofrecen otro desparrame similar pero no igual y txacolí va y viene....
      Mil veces visto pero qué queréis, está gracioso

      Nos los comimos en medio de un silencio cómplice, tan solo roto por elogiosos gruñidos, unos cuantos bocados más tarde ya habíamos comido. El ánimo perfecto y a echarnos una siestiña, tiempo de relax hasta el Kursaal.

      domingo, 24 de julio de 2011

      Garganta de niñez rota

      Llegamos del doble concierto en la trini, eufóricos por tanto vivido, felices de poderlo compartir y charlando relajados, el viaje de vuelta a la pensión no da para mucha charla pero fuimos sin apurarnos (como todo el viaje con la excepción de los interludios inexistentes entre un concierto y otro que sufrimos en un par de ocasiones) y ya en la suite, pertrechados de wolls suficientes seguimos platicando. Abro el portátil para seguir un poco las noticias y tal vez escribir algo en el blog y en la portada del País me golpea un titular: Amy hallada muerta, mis ojos leen varias veces las palabras sin querer creer que digan lo que dicen, como cuando niños que vemos innumerables veces una película o leemos un libro y siempre esperamos que aquel final que no es de nuestro agrado haya trocado a mejor. La grafía de los carácteres no se inmuta y sigue escupiendo la noticia de una muerte absurda pero no por ello imprevisible. Carlos se da cuenta de mi silencio y me pregunta, se lo digo y nos quedamos quedados.
      Así era ella, frágil y poderosa, dadora de felicidad, receptora de tanto dolor..
      Siempre hermosa y a veces esperpéntica.
      No me entretengo en leer los detalles del asunto, la verdad es que me es igual, Qué más da?, la creadora de Frank, ese disco que me golpeó como pocos cuando salió a finales de 2003, está muerta y nunca más creará desde el desgarro ni desde nada. Dejo para los múltiples hagiografos los detalles de su carrera y tribulaciones, esta es la pequeña historia que quiero compartir.
      La joya, sombras en su sonrisa
      Existía en esa época un maravilloso blog, llamado ultimovicio, que yo frecuentaba casi a diario, los integrantes de esa página era un grupo de entusiastas de la música que colgaban los discos que amaban. El estilo del blog no era precisamente ni de Jazz ni de Soul, más bien de música electrónica o trip-hopera, la cuestión es que uno de ellos colgó Frank, lo puso y escribió una apasionada recomendación, como el tipo era un melómano con el que tenía muchas afinidades, no lo dudé y desde la primera audición supe que en algunos momentos Billie Holiday estaba resucitada, desde la desaparición de la autodestruida diosa, no ha existido tanto desgarro en una garganta de mujer. El disco me acompañó un par de años con cierta intimidad, el estallido mundial de Back to Black aún no había llegado y In My Bed era un himno propio en poco compartidas audiciones, You Sent Me Flying / Cherry, (There Is) No Greater Love o Teach Me Tonight están ahí para siempre, la mayoría composiciones propias brotadas del dolor y regadas con descontrol. Su voz las conduce por lugares al alcance de muy pocos y mi piel se resiente cada vez que las escucho.
      En 2006, con su vida siguiendo la misma velocidad hacia el desastre, surge el pelotazo de Rehab, el primer single de Back to Black, esa parte de la historia ya es muy conocida, otro gran disco de Amy, aunque algo más soulero que Frank y por ello no es mi preferido, no obstante You Know I'm Not Good, Back To black o la preciosa Love Is A Losing Game mantienen el nivel de las obras excepcionales.
      Parafraseando a la cantante diré que para Winehouse el amor fue un juego perdido, la vida también.
      Gracias Amy

      Chispas en la Trini

      El último concierto de esa noche no se hizo esperar más allá del tiempo imprescindible para acomodar el escenario a la disposición de los instrumentos, como en todo el festival la profesionalidad de la organización funcionó a la perfección y consiguió que estuviera todo dispuesto con el tiempo mínimo de ir por dos "katchis" (a las piscinas de Heineken se las conoce por ese nombre) y charlar un poco con los asistentes vecinos. Es extraordinaria la extroversión que el ambiente tan cómplice de los conciertos genera, complicidad proveniente de la bonhomía omnipresente en el festival, de lo expertos que son los donostiarras después de tantos años de acudir masivamente a todos los recitales, complicidad de personas gozosas que comparten su dicha.
      Cuando estuvimos diseñando nuestro programa, allá en aquellas ilusionantes jornadas previas, no nos fijamos demasiado en el grupo de esta noche, yo no los conocía y al vídeo apenas le dedicamos un par de minutos, estaban incluídos en la misma entrada que Mac o sea que ya veríamos. Los MMC (Medeski, Martin & Wood) son un grupo con la forma de un trío clásico de jazz, un teclado sostenido por una sección rítmica, pero con la vitola de ser modernos, o sea, soul, funk, fusion ..., a esta banda se unián para la gira de este año, que incluía el Jazzaldia, los Soul Bop, o sea el trompetista Randy Brecker y el saxo Bill Evans. Estos dos últimos constituían, en principio, el foco de interés mayor, el trompeta es un músico enorme con una trayectoria muy variada (BS&T, Springsteen, Jaco, Lou Reed, Zappa, Mingus, etc etc) pero la fama que tiene es más como músico de estudio que otra cosa. Evans es el más jazzero de todos, es un descubrimiento de Davis, como no!!!, y se integró en la formación estable del maestro en los años ochenta brillando de forma notable en el doble en directo We Want Miles y ahora me doy cuenta de que ya lo había visto tocar puesto que asistí al concierto que dio Davis en la gira de aquel año, recuerdo mucho menos a Evans de aquella noche, seguro que estuvo impresionante, pero lo que me marcó entonces fue, aparte del grandioso sonido de la trompeta (obvio), fue la estratosférica actuación de Al Foster a los palos. Bueno, volvamos a la Trini, ahí estábamos sentados ricamente, algunos pertrechados como si fuera a caer el diluvio (Miren seguía con el chubasquero o sea que no iba a llover) y otros disfrutando del fresco del Cantábrico (no hay premio para quien adivine quién es quién). Salen a escena los músicos y lo cierto es que nadie se vuelve loco para recibirlos, aplausos cálidos (coño esto es donostia!!) pero no enfervorizados, puesta en escena muy tranquila, nada de divismos y se ponen a tocar. Y ahí la noche nos sorprendió con un burbujeante y eléctrico regalo, los MMC + Soul Bop es una formación accidental pero con músicos muy expertos y saben lo que se traen entre manos, las estrellas son los metales, algo más vigoroso Randy, no sé porqué esa noche Evans sonó algo apagado en comparación pero estupendo en cualquier caso. El ritmo, muy en onda con los origenes de su música, el jazz funk de los ochenta y noventa, garantizado por Martin y Wood, fue perfecto, vigoroso y amplio, el Hammond de John Medeski perfecto, rico en matices, colorido y excitante.Un muy buen repertorio de temas de todos ellos y una sincronía sonora y anímica perfecta. Carlos y yo nos miramos a mitad de la primera pieza y nuestra sonrisa fue la etiqueta de ese concierto, los pies afiebrados del latir soulero que habita en la formación y viajamos hacia los clubes del sur de los States de la costa Oeste y enchufados por todo lo bueno que nos ofrecieron estos chicos sumamos una velada más impensable. Viaje lúdico y luminoso, viajes sin parar en este viaje.
      Esto es lo mejor que pude sacar, el "rellenito" de negro es Brecker en un solo, a ver si llegan las fotos prometidas ....
      La cámara no tomaba buenas fotos con la sobria iluminación del combo y viendo que Miren llevaba una moderna Nikon muy equipadita le pregunté si tenía bluetooth para pasarme un par de imágenes que mostraran bien la energía festiva que estábamos contemplando, me dijo que no pero me pidió el correo para mandarlas y bajo el aviso de que igual tardaba un poco en enviarlas se lo anotó. Veremos si la chica cumple y si las recibo...
      La noche fue completa y los conciertos fantásticos, la lluvia nos había perdonado y volvimos a la pensión con nuestros chubasqueros enfundaditos en sus bolsas, secos y relucientes.

      Mac en la lluvia

      El tamaño de las letras indica quien es la estrella
      Parte de la carrerita con las calles a reventar, es sábado en Donostia!!
      Fin de la carrera desde el Kursaal (por cierto, qué maravilla de edificio, Moneo es un genio y ahí también lo demuestra, la audición perfecta, el diseño adecuado,accesos lógicos, todo muy bien), llegamos a la Plaza Trinidad (la trini) y la mayoría de asientos ya están ocupados, era previsible. Encontramos un par en un buen sitio, algo alejados pero no importa, quedan algunos minutos para el inicio y por megafonía nos anuncian un cambio en el programa (instante de pánico y una voz interior que me dice: estaba saliendo todo demasiado bien), no pasa nada, sólo es un cambio en el orden de actuación, el recital incluye dos conciertos y John irá en primer lugar en vez de tocar después de los Soul Bop. Perfecto, estamos aquí para oir al inglés y nos lo ponen en primer lugar.
      Los primeros minutos de John McLaughlin hicieron persistir la voz lúgubre que exigía momentos "normales" entre tanto tiempo extraordinario, la banda sonaba flojito, el repertorio del último trabajo de la Fourth Dimension exige mucho pulso en las tablas y no acababa de arrancar, muy bonito y todo eso pero con falta de profundidad.
      La banda se lo va creyendo, el de los focos es John
      El To the One es un homenaje de Mc a John Coltrane y contiene un tema lento, un poco "santanero" Special Beings y con su arranque pasaron dos cosas, una muy buena, la banda se puso las pilas y tras la estela de los punteos de esa guitarra mágica empezaron a sonar como saben y deben, la segunda es que el sirimiri se hizo lluvia. Carlos y yo ni nos inmutamos (bueno él se empeña en que nos resguardemos los dos bajo su "campera" y yo le mando a freir espárragos, hoy mojarse ya no es peligro, contando con el periodo de veinticuatro horas de incubación, dato personal mío que no es necesario contrastar, me puedo poner malo sin perderme ningún concierto), vemos que alguna gente se levanta y una "morocha" de nuestra fila al pasar nos dice que no nos pensemos que se va, que va por el impermeable. Bueno, yo le digo a Carlos que si hay desbandada pillaremos mejor sitio, pero qué dices!! esto es donostia y aquí viven bajo el agua con total naturalidad, en eso que nos enteramos que la organización reparte impermeables de plástico y Carlos va a por un par, la "morocha" vuelve y me regala uno y con los dos que trae Carlos podemos proveer a un tipo que se esta quedando pollito.
      Todos pertrechados y sin inmutarse, al fondo la pantalla de la ladera de la montaña que cierra la plaza con frases de músicos de jazz (claro!)
      La chica comenta (digamos que se llama Miren) que ya ha parado y que mientras ella no se quite el impermeable no vuelve a llover, Miren profeta, mi impermeable aún está en su bolsita sin usar, la noche se sirimira a ratos pero no vuelve a llover. Mientras tanto lo importante sucede, la 4th está en apogeo y de nuevo parece que todo va a salir perfecto, el escenario es precioso, en la trini es donde se han celebrado desde siempre los festivales de jazz de la ciudad, y la música fluye a chorro sobre nosotros, felicidad absoluta. Surge una posibilidad apasionante, han aparecido en un fondo del escenario Chick Corea y Stanley Clarke.... Tocarán???? La perspectiva es alucinante y posible, Clarke ha sido bajista con Mc y Chick compartió banda con el cuando estaban con Davis. Pero no, se limitan a estar allí disfrutando de la música, John les menciona en un momento agradeciéndoles la visita y cuando termina el concierto (a los 60 minutos exactos les tenemoss que pedir el único bis que ofrecerán) queda claro que lo venían a buscar para irse juntos.
      Este es el gran Bill Evans, el pianista del primer quinteto de Davis, nada que ver con el Bill Evans saxo del próximo conccierto

      Este sale en la pantalla y en el escenario

      Creo que Gordon no se refiere al nombre del blog pero se agradece de todas maneras
      El concierto ha finalizado y nos quedamos algo frustrados por la brevedad, toca esperar para ver que ofrecen los Soul Bop.